C A N T O IV
 
 
Concluye Sacridea la historia suya y muerte de su padre, Andayro, y Selisarda, su madre. Sale Sergesto a la defensa de la princesa, contra Lucino, primo della. Sale Sarpe de la corte. Clarimante fue llevado por Menala, maga, a la Selva Encantada.
 
 
 
¡Pérfidas hembras, falsas, perniciosas,
abominables, impías, atrevidas,
obstinadas, perversas, engañosas,
infernales, rebeldes, homicidas,
desleales, crueles, desdeñosas,
detestables, injustas, desmedidas!
Estadme un poco atentas, entretanto
que tan torpe maldad dize mi canto,
 
y mirad dónde llega el pensamiento
de una falsa muger endemoniada,
la perniciosa furia, el desatiento (1),
el ímpetu y braveza desmandadas.
Y perdonadme que, pues mucho siento,
no es mucho que mi pluma enamorada
no pueda proceder con tanta rienda (2),
que alguna vez no os toque y os ofenda.
 
No quiero yo enojar, ni Dios lo quiera,
a las de honesta vida ni a las buenas, 
sino a las que, con pecho de una fiera,
imitan las pestíferas hÿenas,
qual vemos a Medarda, cruel ramera
digna de padecer eternas penas,
dissimulando el doble, falso pecho,
por a su salvo hazer mejor su hecho (3).
 
Que, como a Andayro vio tan de su mano
y para darla gusto ya dispuesto,
descubrió el coraçón más inhumano
que jamás en muger se vio estar puesto.
Mas, porque el caso a todos sea más llano
y a nadie el ignorarle sea molesto,
proseguiré la historia, pues la cuenta
Sacridea, princesa de gran cuenta:
 
"Como al rey ella vio que (4) enternecido
y reclinado en su regazo estava,
haziéndole mil salvas (5) le ha pedido
un don qual de tal hembra se esperava:
'-Pues tanto -dize-, mi alma, me has querido,
ver una sola muestra me faltava
para dexar mi coraçón y pecho
del quilate amoroso satisfecho.
 
El ñudo con que amor se afierra y ase
son los dulces hijuelos, y querría
que sospecha o recelo no quedasse
que en contra fuesse de la afición mía, 
y aunque tu coraçón más se traspasse (6),
por darme entero gusto y alegría
manda que aquesa niña muera luego,
pues tanto y tanto importa a mi sossiego.
 
Porque, viéndola siempre, no es posible
que no la adores y ames como a tuya,
y amándola, también es convenible
que ames su madre y que mi amor concluya.
Ya ves qué daño aqueste tan terrible;
antes la dura parca me destruya
que con mis tristes ojos vivas vea
a la reyna y su hija Sacridea.'
 
Forçoso fue, quedasse lastimado
Andayro de una cosa tan nefanda,
mas aviéndole Amor enhechizado (7),
que muera sin tardança su hija manda,
pero que esto se hiziesse en despoblado,
donde no se entendiesse la demanda,
encargando el negocio, como digo,
a los viejos que veys traygo comigo.
 
Sintiendo ellos mi injusta desventura
en tan tierna niñez y pocos años,
dando por mala la sentencia dura
procuraron (8) salvarme con engaños,
y, yendo a una montaña y selva obscura,
buscaron dos pastores muy estraños,
que son los que aquí veys, do me dexaron
en su poder y casa, y se tornaron
 
diziendo que mi tierna y corta vida
era ya rematada, sin que huviesse 
memoria de que fuy jamás nacida
ni el lastimoso caso se entendiesse (9).
Medarda, viendo que era obedecida,
para que la maldad su fin tuviesse
tornó a fingir lo que antes avía hecho,
por mover de mi padre el ciego pecho.
 
En medio sus halagos cautelosos,
al rey pidió que Selisarda muera,
pues sus gustos y tratos amorosos
no se podrán gozar de otra manera.
Andayro, con los humos vaporosos
de Amor toda piedad lançando fuera,
la dixo que a su gusto lo hiziesse,
mas de suerte que nadie lo entendiesse.
 
La pérfida ramera escrivió luego
una carta, con tal veneno dentro,
que, en viéndola mi madre, en el sossiego
eterno la dexó al primer encuentro.
No contenta Medarda deste juego,
que la maldad no estava aún en su centro (10),
ordenó de matar mi ciego padre,
como a la mal lograda de mi madre.
 
Dio parte dello y todo lo encomienda
a un hermano atrevido que tenía,
prometiéndole bienes y hazienda,
y, si era menester, la monarchía.
Él, que en la vil maldad no tenía rienda,
determinó emprender la alevosía.
En fin, tuvo en sus traças tal govierno,
que le entregó al amargo sueño eterno.
 
Medarda bozes dio (ved, la malvada),  
demandando justicia de lo hecho,
con lo qual la ciudad fue alborotada
llevándolo con rabia y gran despecho.
Y siendo la perversa preguntada
de (11) quién tan gran trayción huviesse hecho,
respondió que su hermano, y solamente,
por de un reyno gozar tan eminente.
 
Luego el impío homicida fue cogido,
que todo el vil contrato ha confessado,
diziendo que Medarda le ha induzido
a cometer el hecho desmandado (12).
Ella jamás, hasta oy, ha parecido (13),
él fue con gran crueldad atormentado,
feneciendo la aleve, injusta vida,
como es razón la acabe un homicida.
 
El reyno se alteró, ya sin cabeza,
y en vandos repartido se divide,
y con orgullo grande y altiveza,
que se jure por rey, el vulgo pide,
este mi primo, cuya fortaleza
con la de más valor se yguala y mide,
sin que ninguno en tal sazón supiesse
que yo, que era heredera, viva fuesse.
 
Estos viejos el pueblo convocaron,
de mi bien y provecho desseosos,
y el avisado (14) enredo les contaron,
de que alegres quedaron y gozosos.
Mandan venir los dos que me criaron,
los quales me truxeron, temerosos 
de que por dicha me viniesse daño,
por fraude de enemigo y doble (15) engaño.
 
El pueblo se vio luego dividido,
porque los más por reyna me pidieron.
Doze años y algo más avía corrido
desde que en aquel monte me pusieron.
Fue mi primo, también, favorecido.
Assí, el común (16), sus votos dividieron:
que unos por su señora me querían,
y a mi primo los otros elegían.
 
Lucino, que mi primo assí se llama,
ganoso de atajar comunidades (17)
y de aplacar la ya encendida llama
que andava en las discordes voluntades,
por estender su nombre y clara fama,
los príncipes juntó de las ciudades,
donde fue por los más determinado
que esto se definiesse en estacado,
 
y que, de día en día, un año entero
me lleve por los reynos más nombrados,
y como valeroso y gran guerrero
las armas prueve y pechos señalados (18).
Y si jayán no huviere o cavallero
que impida el buelo alegre de sus hados,
quede por rey; y si él fuere vencido,
el reyno me sea a mí restituýdo.
 
Seys meses se han gastado en la jornada (19)
sin aver diestra mano que le empezca (20).
Assí, vengo a tu corte confiada
que ha de aver quien mis partes favorezca,
que pues la causa está justificada,
no es mucho que algún príncipe se ofrezca
a amparar mi derecho y gran justicia,
contrastando del hado la malicia.
 
Los sagrados oráculos y el cielo
no nos dexan casar, que esto pudiera
a nuestras inquietudes dar consuelo,
gozando en paz del Tajo la ribera.
Aunque estoy, sin sospecha y sin recelo
de mi bien, entre gente tan guerrera
de cuyas altas obras yo confío
terná fin venturoso el pleyto mío."
 
Aquí dio fin la celestial donzella,
dexando a los oyentes lastimados
de ver lo que Fortuna ha obrado en ella
con sucessos tan graves, no pensados.
También la gran belleza, que es centella
que dexa a los más fieros humanados,
les movió a que mirassen bien el hecho
y pusiessen a la obra osado pecho.
 
De quinze a diez y seys años tenía
(porque más de tres años anduvieron
en el pleyto los dos, hasta que un día
los conciertos ya dichos se hizieron),
una gracia, un donayre y gallardía,
que los dichosos ojos que la vieron,
aunque en otra estuviessen ocupados,
quedaron desta estrella deslumbrados.
 
 El rey la prometió su ayuda y resto (21)
procurándo la dar todo consuelo.
Mas en pie levantándose Sergesto
movido de un honroso y justo zelo (22),
y con ayrado rostro y grave gesto
mostrando de la dama tener duelo (23),
dixo que él se oponía a la defensa
de agravio tan notorio y tal ofensa (24).
 
"-Y no me cansaré, graciosa dama,
hasta perder la vida en la contienda
por os poner en vuestra silla y fama,
y que vuestra inocencia assí se entienda.
Sossegarse ha la gente que os infama
sin que aya quien la causa vuestra ofenda (25).
Sólo os pido me deys favor y aliento
para acabar con honra lo que intento,
 
que si vos levantáys los bellos ojos
para favorecer vuestro guerrero
(cuya alma avéys llevado por despojos (26)),
salir con la victoria honrosa espero.
Vos me podéys dar gloria y darme enojos,
y hazerme vencedor o prisionero;
assí, que en vuestras manos me encomiendo,
cuya justicia y cuyo honor defiendo."
 
 Sacridea encendió el color rosado
oyendo al cavallero sus amores,
y respondió que estava aparejado
su pecho a todas suertes de favores.
Sin duda está Sergesto enamorado,
rendido a los divinos resplandores
del español luzero, el qual excede
a quanto codiciar su vista puede.
 
Ya la noche a gran priessa caminava,
teniendo embuelto el mundo en niebla escura,
y el Cruzero (27) en el Sur se trastornava
a refrescar en la agua su hermosura,
quando el rey a dormir se retirava
y la dama también, cuya aventura
los famosos guerreros concertaron,
y para el día siguiente la aplaçaron.
 
No bien la roxa Aurora descubría
en el balcón de Oriente su cabeça,
de quien la noche lóbrega huýa,
restituyendo al mundo su belleza,
y los pardos nublados revestía
de admirables colores y fineza,
quando estava el palenque ya impedido
con la gente que al juego avía acudido.
 
El rey, con la quadrilla generosa (28)
en su rico palacio aposentada,
a la plaça ha venido lastimosa (29)
con tan ilustre sangre ya regada.
Rosania y Sacridea, bella hermosa,
acudieron también, do está cifrada
la más alta hermosura, y excelente, 
que se vio desde Libia al claro Oriente.
 
Veys aquí al gran Sergesto, acompañado
de los más señalados del torneo,
con dobles blancas armas adornado
en señal de su intento y buen desseo.
Lleva un fuerte cavallo remendado (30),
escudo a prueva (31), y tal, que apenas creo
aver otro mejor ni más hermoso
a la plaça salido y ancho coso (32).
 
Lucino entró también, por la otra parte,
cubierto de armas ricas y labradas
con primor tan estraño, y de tal arte,
que parecen a trechos escacadas (33).
Lleva azerado escudo el fiero Marte,
con águilas, en campo (34) azul, doradas,
en cavallo ligero, que traýdo
fue del Elisio campo conocido.
 
Puestos están a punto y aguardando
la señal que al combate los provoca,
sintiendo se les vaya dilatando
y apretando los dientes en la boca.
Dexémoslos aquí, porque esperando
nos están otras cosas. Y, a quien toca
yr de todos hablandon (35), me da prisa, 
y que acuda a otras partes ya me avisa.
 
Quanto hasta aqueste punto os he contado,
y lo que más diré de aquí adelante,
lo dexó en lengua syria eternizado
el famoso y gran mágico Lemante (36).
Y, porque atentamente sea escuchado
y le tenga respeto el ignorante,
procuré dar con él a mi obra estima,
por ser elegantíssima su rima.
 
Seguiré sus pisadas sin dexarle,
traduziendo su historia en toda parte
y siempre procurando de imitarle,
aunque no pueda yo tener tanta arte.
Mas, quien se determina de tacharle (37),
no le lea, que es tal de parte a parte,
que parece increýble y fabuloso,
aunque es de claro ingenio milagroso.
 
Dize, pues, que al gallardo Clarimante
y a Sarpe del palenque los sacaron
(porque, si os acordáys, a un mesmo instante,
entrambos sin acuerdo se quedaron,
quando la dama y joven arrogante
en la anchurosa plaça al rey hablaron),
y pusieron los dos guerreros luego
donde se les buscasse algún sossiego.
 
Aparte los dexaron, en dos lechos,
de su acuerdo privados, y memoria,
cuyos gallardos y animosos pechos 
aspiravan continuo (38) a la victoria.
Sarpe, lleno de angustias y despechos,
y como si perdido huviesse gloria,
despierto ya se aflige y se entristece,
y la vida desprecia y aborrece,
 
diziendo: "-Di, traydor, y tus passados (39),
¿qué lustre adquirirán con tus proezas?
Allá en los campos de arrayán poblados,
¿qué fama les darán de tus baxezas?
¡O flaco coraçón, miembros usados
a sólo los regalos (40) y ternezas!
¡De phrygias damas cómo days la muestra
de pecho acobardado y débil diestra!
 
¿No deciendo yo de Héctor valeroso
y de la heroyca Harpálice afamada,
el uno en sus hazañas milagroso
contra la griega gente maltratada?
Y mi madre, con ímpetu animoso
no de mortal, sino de diosa ayrada,
¿al rebelde esquadrón no perseguía?
Pues, ¿cómo se halla en mí tal cobardía,
 
que me aya Clarimante deshonrado?
¡O sucesso cruel! ¡O suerte dura!
¡Quién se huviera en el hondo mar quedado
antes que padecer tal desventura!
¡Bien pudiera gozar de mi ancho estado (41)
en seguro descanso y paz segura,
sin llegar al estremo en que me veo,
lexos del pundonor de mi desseo!"
 
Tomó luego sus armas el famoso,
haziendo voto y juramento estrecho (42)
de no aceptar descanso ni reposo
hasta dexar su honor bien satisfecho.
De la ciudad se sale presuroso
con triste coraçón y ansiado (43) pecho,
del cielo blasfemando y de la tierra,
por averle faltado en dicha guerra.
 
Y tanto caminó, que al cabo vino
a emboscarse en un monte y selva espessa,
mas, con la furia honrosa y desatino (44),
de maldezir sus hados nunca cessa.
Dexa a la diestra mano el buen camino
y entra por el obscuro bosque apriessa,
viniendo a dar a un deleytoso prado
por orden de natura hermoseado,
 
tan largo que la vista no alcançava
a divisar el fin abiertamente,
y el ancho en ygualdad se desviava
con proporción devida y conveniente.
Por todas quatro partes se regava
de una dulce, abundosa (45) y clara fuente,
que en lo alto deste prado tiene assiento,
dando a las verdes plantas su sustento.
 
Por los lados, mil árboles hermosos,
hasta las pardas nuves levantados,
que de flores y frutos olorosos
el más tiempo del año están cargados, 
de mansos ventezillos amorosos
siendo a una y a otra parte meneados,
están sus tiernos ramos ondeando
con mil visos (46) los ojos deleytando.
 
Entre ellos, las calandrias, ruyseñores
y otros pájaros tienen sus moradas,
donde juntos celebran sus amores
con canciones y lenguas delicadas.
Juegan entre las frutas y las flores,
andan de árbol en árbol a manadas
esta diversidad de pajarillos,
trepando por las hojas y ramillos.
 
De menudica yerva está poblado
y de flores süaves y olorosas
el suelo deste bello y fresco prado,
lugar para quimeras (47) amorosas.
Aquí el lirio y clavel se ve mezclado
con la blanca azucena y tiernas rosas,
llora el jacinto su temprana muerte (48)
y el disponer de su enemiga suerte.
 
Aquí la solitaria tortolilla
con triste lamentar mezcla sus quexas,
sigue la Philomena (49) a la abubilla,
para en ella vengar passiones viejas,
andan entre las flores en quadrilla,
con un ronco zumbido, las avejas, 
robando de las flores y frescura
la provechosa cera y la miel pura.
 
Aquí corços, gamuzas y venados,
leones, onças, pardos, tygres, ossos,
de su sangriento trato ya olvidados,
domésticos se muestran y amorosos (50);
de todo mal sucesso descuydados,
gozan sotos y bosques deleytosos,
donde pierden la furia y estrañeza (51)
que les comunicó naturaleza.
 
Aquí llegó el valiente cavallero
del triste acaecimiento congoxado,
y temiendo el ardiente resistero,
del ligero Corvato se ha apeado.
El yelmo desenlaza el gran guerrero
y, junto a la ancha fuente recostado,
estuvo lamentando su destino.
Contaremos después lo que le avino.
 
Bolvamos al famoso Clarimante,
que del triste palenque y estacada
(mostrando su dolor en el semblante),
le ha llevado su gente lastimada.
Menala, al puesto acude al mesmo instante
y, como en tal empressa exercitada,
puso en obra el estremo (52) de su ciencia,
por hazer a los hados resistencia.
 
Que, quando en la contienda más no pudo,
en su favor hazer ha procurado
que en tanto que el dolor le tenía mudo, 
de la corte del rey fuesse sacado.
Assí, con el rigor de encanto agudo (53),
las diosas infernales ha invocado,
que sin que él lo sintiesse le cogieron
y en la Encantada Selva le pusieron.
 
En medio desta selva, una gran cueva
(digo cueva, que serlo parecía);
en ella, un edificio de gran prueva
y de rara belleza dentro avía.
No le era a Clarimante cosa nueva,
que sus ocultos senos bien sabía,
aunque jamás pisó lo de más dentro
ni a tentar se atrevió su obscuro centro.
 
Aquí fue puesto el animoso Marte
mientras privado estava de sentido,
donde, con diligencia y mágica arte,
del cansancio y dolor fue socorrido.
En su acuerdo tornó y, a qualquier parte
que buelve el pensamiento embravecido,
halla pena, congoxa, descontento,
disgusto, ansia, tristeza y corrimiento (54).
 
Acuérdasele bien de averse armado
y salido a la plaça al desafío,
sin de ella se acordar aver tornado
con el acostumbrado aplauso y brío;
mas, por sus conjeturas, ha hallado
que sin fama, y del alto honor vazío,
del palenque los suyos le sacaron
y al lugar donde estava le llevaron.
 
Acuérdasele más; que Sarpe vino
con él al bravo riesgo de batalla,
el qual a su deshonra abrió camino, 
y que él perdió, por sus discursos halla.
Mudo quedó de rabia y desatino,
y por un tiempo largo, absorto calla,
hasta que dio licencia la ansia fría
para que desfogasse su agonía.
 
"-¡O baxo -dize-, infame cavallero,
indigno del honor que has usurpado
ni del nombre famoso de guerrero,
sino de más que vil y acobardado!
No ay para qué vivir, la muerte quiero,
pues vale más morir, que deshonrado
andar siempre en las bocas de la gente,
que a cada paso con razón me afrente.
 
¿Dó está el antiguo esfuerço y valentía,
aquella estimación de fortaleza
con que llevar (55) la infanta pretendía
y gozar de sus reynos y belleza?
No es razón que sustente el alma mía
un cuerpo do se encierra la baxeza,
sino acabar con honra y golpe honesto (56)
el rabioso dolor y el mal molesto."
 
De la cama se arroja presuroso,
y las armas buscó furiosamente,
determinado ya del pecho ansioso
el alma desatar violentamente.
Rebuelve el aposento tenebroso,
mas ni topa sus armas ni oye gente
y, atónito de ver silencio tanto,
una ventana abrió lleno de espanto.
 
Sobre el vergel más bello que ay criado
sale el rico balcón del aposento, 
donde soplava, manso y sossegado,
por entre rama y rama, el fresco viento,
aviendo de las flores levantado
un olor que consuela el blando aliento (57),
por los rostros y olfatos lo llevando,
el agradable don comunicando.
 
Cosa alguna no avía que no hiziesse
labor y concordancia y hermosura,
ni se vio que una flor de otra saliesse (58)
o que turbasse aquella compostura,
ni que un árbol del otro desdixesse (59),
sino que, descubriendo su verdura,
en todos ay tal orden y concierto
qual no se vio jamás en selva o huerto.
 
Por aquí van cruzando claras fuentes
qual sierpes de cristal, que a yerva y flores
dan vida con sus censos (60) y corrientes:
proprio lugar para tratar de amores.
Aquí mil pajarillos diferentes
como ciertos y firmes amadores,
con harpadoras (61) lenguas resonavan
y sus ocultos males publicavan.
 
Clarimante quedó como asombrado
de se ver en el puesto que se vía,
tan fuera de ciudad y de poblado 
y de la singular (62) cavallería;
no alcança adónde está, y assí alterado,
sin sossiego entre sí se deshazía
mirando a todas partes por si viesse
quien el lugar do estava le dixesse.
 
Era el vergel, mirado en su largura,
bien de seyscientos passos estendidos (63);
otros tantos o más tiene en la anchura,
por donde árboles van entretexidos.
Causan no poco ornato y hermosura
ver las calles con mirtos mil floridos,
con cypreses, con plátanos, laureles,
madreselvas, naranjos, miraveles (64).
 
Por una estrecha puerta vio que entrava
una vieja arrugada y carcomida (65),
y que entre aquellas flores se assentava
haziendo una guirnalda bien texida,
con la qual la vejez se coronava
quedando muy más (66) fea y consumida;
que lo hermoso la gala lo hermosea
y con ella lo feo más se afea.
 
No bien esto la vieja huvo acabado,
quando acudió a una fuente cristalina, 
y en ella el torpe (67) rostro deslustrado
(sirviéndola de claro espejo), inclina.
Después que un breve espacio allí avía estado,
dixo: "-No tienes poco de divina.
Huélgate (68) pues que alcança tu figura
tanta gracia, donayre y hermosura.
 
¿Quién no se moverá viendo tu gesto
con tan vistosa, amable gentileza,
donde su ardiente flecha Amor ha puesto
para quien contemplare tal belleza?
Echó Naturaleza en mí su resto,
pintándome con toda su destreza;
assí, sacó un dibuxo tan subido (69),
en que ha todas las gracias recogido."
 
No pudo retener la risa en tanto,
el galán, viendo el término (70) de aquélla,
y assí, dixo: "-Señora, yo me espanto (71)
que siendo vos, qual veys, tan clara estrella,
estéys cubierta al mundo y hombres tanto;
cuya luz (72) admirable y muestra bella
hará, a despecho nuestro, que os queramos
quantos deste vital ayre gozamos.
 
Dezidme, bella diosa, si os agrada,
qué tierra es ésta, qué lugar, qué assiento,
y cómo de los hombres soys llamada,
que es justo os tenga el mundo miramiento."
La vieja se mostró qual sierpe ayrada 
y assí, con ciega saña y sentimiento,
le respondió: "-¿No veys, el mal criado,
qué gusto mis desgayres (73) le han causado?
 
Pues vos padeceréys por mis amores
antes que de mi casa yo os despida."
Él la dixo: "-Bien mío, essos favores
bastan a darme entero gusto y vida."
Ella le replicó: "-Soys habladores
y de necia altivez descomedida,
los que entre los guerreros y otras gentes
procuráys los renombres de valientes.
 
¿Qué avéys vos visto en mí que no sea bueno?"
Él dixo: "-Toda vos soys una rosa
si lo compráys del parecer ageno
de alguna esclarecida por hermosa.
Para sacar de vos mortal veneno,
propria soys, a mi ver, más que graciosa;
y porque vays (74) de aquí con mayor queja,
os prometo que soys gran puta vieja."
 
Qual áspide (75) colérica indignada,
que del incauto caminante ha sido,
por descuydo, entre el heno o mies pisada,
el qual afuera salta amortecido,
ella, la boca abierta, apostemada (76),
sale con vivo silvo y cuello erguido,
moviendo a todas partes con presteza  
la aguda lengua y la mortal cabeça;
 
assí se le mostró la vieja luego
al joven animoso, y tan sañuda,
que echando por los ojos vivo fuego,
un poco, con la rabia, estuvo muda.
Después, con infernal dessasossiego,
començó a menear la lengua aguda,
tratándole con tanta furia y brío
que se enturbió la fuente y paró el río (77).
 
"-¿No veys al atrevido deslenguado,
con qué se viene -dixo- a despreciarme?
Pues yo espero de veros tan penado,
que humilmente (78) vengáys a suplicarme.
En mi mano está el suelo y mar salado,
y de ser reyna dél puedo preciarme,
supuesto que a mi gusto quanto ay hago
y en todo a mis discursos satisfago.
 
Yo enfreno las corrientes de los ríos
y cubro de tiniebla el claro cielo,
y, con la potestad de encantos míos,
hago temblar hasta su centro el suelo.
Doy victorias y amparo en desafíos,
las aves mato en medio de su buelo,
derribo las estrellas fácilmente
y al Sol hago no ser resplandeciente.
 
Yo sugeto (79) las damas generosas
y las más engreýdas y ufanadas,
rindiendo a las passiones amorosas
sus duras voluntades obstinadas. 
Hago, en medio el invierno, broten rosas
las carrascas y robles, y a manadas
fuerço venir los tiernos pajarillos
saltando por los troncos y ramillos.
 
Pues mira a quién desdeñas, Clarimante,
con atrevida lengua y baxo (80) pecho,
que desde el Ocidente hasta levante
nadie seguro está de mi pertrecho."
Atónito quedó en el mismo instante
y, pesándole mucho de lo hecho,
la suplicó humilmente le dixesse
quién era y en qué tierras estuviesse.
 
Ella se fue allegando a la ventana
mitigando la saña que tenía,
y con sossiego y muestra más humana
a todas sus preguntas atendía.
Viéndola en su favor estar más llana
y que a darle contento se ofrecía,
la suplicó dixesse dónde estava,
que era lo que más su alma codiciava.
 
"-Yo -dixo Clarimante- estoy corrido
y de la injusta diosa (81) maltratado,
mi antiguo, ilustre nombre esclarecido,
en vil infamia y deshonor trocado.
Fuérame muy mejor no aver nacido
que verme tan rendido al cielo ayrado,
por quien el claro (82) nombre y fama mía
dexó de ser lo que antes ser solía.
 
No sé quién fue mi padre o de dó vino;
sólo sé que Martelio se llamava 
y que, por de un esfuerço peregrino,
la pregonera fama le nombrava.
Nunca a mi madre vi ni sé camino
por donde yr a quien tanto desseava,
que en un áspero bosque me criaron
los que por hijo suyo me nombraron.
 
Supe (83), en fin, que era falso y mentiroso
quanto entonces contavan de mi vida,
que yo a Martelio conocí, famoso,
pero nunca a mi madre vi, querida.
Acepté un desafío peligroso
en que perdí mi fama esclarecida;
agora véome solo en tierra agena,
sin quien sienta congoxa de mi pena.
 
Ved si tengo razón de deshazerme (84)
y de mostrarme, ¡ay triste!, congoxado,
por en tan riguroso trance verme
como estar de mi heroyco honor privado.
Podéys vos fácilmente socorrerme,
aunque he sido atrevido y mal mirado,
descubriendo la horrible niebla escura
de mis queridos padres y ventura,
 
que puesto (85) no merezca yo se me haga
tanto bien, por mi término atrevido,
ni pueda dar descuento (86) y justa paga
que yguale a beneficio tan subido,
y dado que al ygual no satisfaga,
por tener el poder corto y medido,
sin duda quedaré siempre obligado 
a rendir mi valor a tu mandado."
 
Ella dixo, con boz algo amorosa:
"Oy sabrás, Clarimante, a qué veniste
a esta lóbrega estancia cavernosa,
a tus ojos alegre y a otros triste;
que sin mi voluntad no se haze cosa
de las en quien mi gusto y bien consiste,
ni ay obra que perturbe en este suelo
el dulce disponer de mi consuelo.
 
Trúxete a este lugar y rico assiento,
y fuyste del combate cruel librado,
porque los altos humos de tu intento
al fin lleguen al término esperado.
Y pues sólo pretendo tu contento,
te diré lo que tanto has desseado."
Pero será razón, pues dicho he tanto,
dilatar este cuento al otro canto.
CANTO V
 
 
 

NOTAS

 
 
 
(1) desatiento: "turbación, enajenación del sentido y el tiento" (Aut.).
 
 

(2) rienda: "metaphóricamente se toma por sujeción, moderación o enfreno en acciones o palabras" (Aut.). La pluma 'enamorada', porque siente mucho (vv. 13 y 14), es decir, se duele de los desmanes de la pérfida Medarda, tal vez desatada pueda ofender a las mujeres.

 
 
(3) La hiena era considerada un animal monstruoso en los bestiarios medievales, y simbolizaba todo lo sucio, en el plano del comportamiento y en el plano sexual. El Bestiario de Cambridge dice "que está acostumbrado a vivir en los sepulcros y a devorar los cadáveres. Su naturaleza es tal, que a ratos es masculina y a otros femenina; de ahí que sea una bestia repugnante (...). Es capaz de hacer imitaciones de la voz humana" (citado en Bestiario medieval, op. cit., p. 178). Covarrubias añade que la hiena "finge la voz del hombre imitándola, y deprende los nombres de los pastores en el monte, y llamándoles a lo escondido los hace pedazos y se los come" (s. v. 'hiena'). En este último aspecto Medarda se asemeja a la hiena, "dissimulando el doble, falso pecho, / por a su salvo hazer mejor su hecho" (vv. 23 y 24).
 

(4) Se produce aquí una variante en algunos ejemplares que se configura como otro estado del cuadernillo en el que se inserta. Así, BPT2 y Zabálburu leen: 'como al rey (ella) vio que'.

 

(5) hacer la salva: "pedir la venia, permisso y licencia para hablar, contradecir o representar alguna cosa" (Aut.).

 

(6) traspassar: "significa metaphóricamente causar lástima, compasión u dolor alguna cosa, penetrar agudamente la aflicción o tormento" (Aut.).

 

(7) enhechizar: "lo mismo que hechizar" (Aut.).

 

(8) En la edición princeps, 'procuraran'. Esta errata sí está corregida en el testimonio de los preliminares.

 

(9) entender: "vale también reparar, advertir, conocer" (Aut.).

 

(10) centro: "translaticiamente significa todo aquello que se dessea y apetece; el blanco u fin a que se aspira, sin cuyo logro no hai gusto, quietud ni descanso" (Aut.).

 

(11) de: "otras veces vale tanto como por" (Cov.).

 

(12) desmandado: "el que excede de lo justo y procede con soltura y libertad" (Cov.).
 
 
(13) parecer: "aparecer u dexarse ver alguna cosa" (Aut.).
 
 
(14) avisado: "vale también advertido, discreto, sabio y capaz" (Aut.). El adjetivo no parece propio para 'enredo', ya que siempre aparece asociado a personas, pero aquí podría ser entendido como "el sabio enredo", en clara alusión a la salvación de la vida de Sacridea llevada a cabo por los viejos, según se contó arriba, vv. 59-76.

 

(15) doble: "simulado, artificioso, nada sincero" (DRAE).

 

(16) común: "usado como sustantivo se llama assí al pueblo todo de qualquier provincia, ciudad, villa y lugar" (Aut .). Dividieron, es un caso de concordancia ad sensum, por el significado colectivo de 'común'.

 

(17) comunidades: "se llaman también los levantamientos y sublevaciones de los pueblos contra su soberano" (Aut.).
 
 
(18) Se refiere a las fuerzas de otros caballeros, de quienes Lucino tiene que probar el valor de sus armas y la valentía de sus pechos, de sus corazones.

 

(19) jornada: "se toma también por todo el camino o viage que se hace o se debe hacer" (Aut.).
 
 
(20) empecer: "dañar, perjudicar, hacer mal" (Cov.).
 
 
(21) resto: parece estar en relación con 'echar el resto', "poner hombre toda su diligencia y fuerzas para hacer algún negocio" (Cov.).
 
 
(22) zelo: se toma también por el afectuoso y vigilante cuidado de la gloria de Dios u del bien de las almas, y se extiende al del aumento y bien de otras cosas y personas" (Aut.).
 

(23) duelo: "vale también dolor, lástima, aflicción o sentimiento" (Aut.).

 
 
(24) Sergesto se enfrentará a Lucino, que defiende un derecho a todas luces contrario a la justicia, pues Sacridea es la legítima heredera del reino tolietrano.
 
 
(25) Es decir, no quedará nadie que ofenda la causa de Sacridea.
 
 
(26) despojo: "lo que se trae tomado del enemigo, por otro nombre presa" (Cov., s. v. 'despojar'). Sergesto se considera derrotado por la belleza de Sacridea.
 
 
(27) Se llama 'Crucero' a una constelación austral, también conocida como "Cruz del Sur". Se encuentra cercana al círculo polar antártico y se compone de varias estrellas que forman una cruz.
 
 
(28) Se refiere a los grandes caballeros que se habían congregado en la corte.
 
 
(29) La plaza es 'lastimosa' porque en ella se desarrollan los sangrientos combates entre los caballeros.
 
 
(30) remendado: "se aplica también al animal que tiene la piel manchada" (Aut.).
 
 
(31) a prueva: "modo adverbial con que se expressa estar hecha alguna cosa a satisfacción o a ley, conforme al fin para que se executa" (Aut.).
 
 
(32) coso: la plaza, sitio o lugar cerrado donde se corren y lidian los toros, y se executan otras fiestas públicas" (Aut.).
 
 
(33) escacada: "toda labor que va repartida en cuadretes, llamamos escacada" (Cov., s. v. 'escaque')
 
 
(34) campo: "se llama en los escudos de armas el espacio colorido de ellos, sobre los quales se pintan las armas de la familia, la ciudad o el lugar" (Aut.).

 

(35) Alude aquí al supuesto autor real de la historia, el mago Lemante, al que se refiere más abajo, en el verso 275.
 
 
(36) Junto a estos versos, al margen, una nota aclara: "Lemante Syrio". Este Lemante es una invención de Martínez para atribuir su obra a un sabio y mago de lejanas tierras y épocas, como fue práctica común en los libros de caballerías. Vid. a este respecto el estudio preliminar en su apartado 4.3.1 y en el capítulo dedicado al narrador.
 
 
(37) tachar: "poner en alguna cosa falta o tacha" (Aut.). Conmina al lector a no pasar adelante si no va a ser capaz de entender lo maravilloso e 'increýble' del relato "escrito" por Lemante.
 
 
(38) continuo: con valor adverbial, "lo mismo que siempre o continuamente" (Aut.).
 
 
(39) passados: "vale también lo mismo que ascendientes o antepassados" (Aut.).
 
 
(40) regalo: "significa también gusto o complacencia que se recibe en qualquier línea" (Aut.).
 
 
(41) Se refiere al mar, aludido en el verso 323. Sarpe prefiere haber muerto en un naufragio y ser señor de ese estado, antes que el deshonor actual.
 
 
(42) estrecho: "se toma assimismo por rígido, penitente, reformado, austero, fuerte y apretado" (Aut.).
 
 
(43) ansiado: dominado por el ansia.
 
 
(44) honroso: "significa también puntoso y que mira por su honra y reputación" (Aut.). Como aquí la furia, producida por esa preocupación que Sarpe tiene por su honra. Desatino: "vale también locura, disparate, despropósito u error" (Aut.).
 
 
(45) abundoso: "lo mismo que copioso y abundante. Es voz antigua y de poco uso" (Aut.).
 
 
(46) viso: "se llama también la superficie de las cosas lisas o tersas, que mueven particularmente la vista con algún especial color o reflexión de la luz" (Aut.).
 
 
(47) quimera: "metaphóricamente se toma por pendencia, riña o contienda" (Aut.).
 
 
(48) Es posible que aluda a la fábula mitológica de Hiacinto, joven hijo de Amiclas, rey de Esparta, muerto a temprana edad mientras jugaba con Apolo, a causa del golpe que le dio en la frente el disco con el que se entretenían. Apolo, incapaz de devolver la vida al joven, hizo que de su sangre naciera una flor roja con forma de lirio, cuyos pétalos llevaban escritas las letras AI AI, como el lamento del dios por la desgracia ocurrida. La flor se llamó jacinto en honor al desventurado Hiacinto. Martínez parece asimilar la brevedad del mancebo con la de la flor.
 
 
(49) Philomena: "lo mismo que ruiseñor" (Aut.). Las aves aquí citadas son características del paisaje idealizado del Renacimiento.
 
 
(50) Resulta llamativa la presencia de estos animales fieros en un locus amoenus, sólo razonable desde la perspectiva aventurera de los libros de caballerías que aquí se imitan. El paisaje les hace volverse dóciles.
 
 
(51) estrañeza: 'extrañeza', "la singularidad o despegamiento" (Cov., s. v. 'extraño').
 
 
(52) estremo: 'extremo', "vale también excesso y esmero sumo en la execución de las operaciones del ánimo y voluntad" (Aut.).
 
 
(53) La invocación se produce por medio de un encantamiento al que Martínez califica de 'agudo'.
 
 
(54) corrimiento: "vergüenza, empacho, rubor que se tiene de haver hecho u dicho alguna cosa mala" (Aut.).
 
 
(55) llevar: "se toma también por ganar, ocupar o adquirir" (Aut.).
 
 
(56) honesto: "en materia de precio vale lo razonable, lo justo" (Cov.). Aquí parece querer decir Martínez que el golpe con que Clarimante quiere acabar con su vida es justo porque es un buen pago a sus deficientes hazañas.
 
 
(57) consolar: "vale también confortar, animar y dar aliento, y assí del vino, del buen olor y de otras cosas semejantes se dice que consuelan" (Aut.). Aliento: "también vale lo mismo que vigor del ánimo, esfuerzo y valor" (Aut.). El olor de aquel paraje anima a quien esté bajo de ánimos, a quien esté dominado por un aliento 'blando', débil.
 
 
(58) salir: "se toma assimismo por sobresalir o exceder en su línea" (Aut.).
 
 
(59) desdecir: "vale también no convenir ni conformar una cosa con otra" (Aut.).
 
 
(60) censo: podría estar empleado en sentido figurado, por asimilación a los tributos anuales con que "algunas iglesias contribuían a su prelado" (Aut.).
 
 
(61) harpadora: su significado es asimilable al de 'harpado' (arpado), "dícese de los pájaros de canto grato y armonioso" (DRAE).
 
 
(62) singular: "la cosa que consideramos por sí, sin ayuntarla a otra, y así decimos singular ejemplo del que no tiene otro a quien le comparemos, y también singular bellaco" (Cov.). Es decir, la caballería entendida como algo único.
 
 
(63) estendido: "vale también dilatado, espacioso, vasto, mui grande y tendido" (Aut.). Los pasos eran, pues, muy largos.
 
 
(64) miravel: 'mirabel', "planta que produce un tallo alto como de una vara, mui derecho y cercado de ramitos que van subiendo en diminución, poblados de unas hojitas largas y angostas de un color verde mui agradable, formando la figura de un cyprés. Pónense regularmente en los jardines a las orillas de los quadros, para adorno de ellos y para defender, con su sombra y frescura, las plantas menores de los ardores del sol" (Aut).
 
 
(65) carcomida: Aut., s. v. 'carcomer', "consumir poco a poco la carne, gastarla y comerla insensiblemente, como hacen el cáncer y algunos polvos sumamente acres y fuertes".
 
 
(66) muy más: "mucho más". Cfr.: "y dejaré a vosotros la sentencia / y el juzgar si mi mal es muy más fuerte" (Cervantes, La Galatea, ed. cit., p. 191).
 
 
(67) torpe: "feo, tosco, falto de ornato" (DRAE).
 
 
(68) holgarse: "holgarse de una cosa, tomar placer della" (Cov.).
 
 
(69) subido: "se toma por lo último, más fino y acendrado en su especie" (Aut.).
 
 
(70) término: "vale también forma o modo de portarse u hablar en el trato común" (Aut.).
 
 
(71) espantar: 'espantarse', "maravillarse" (Cov.).
 
 
(72) El antecedente es 'tan clara estrella' (v. 540).
 
 
(73) desgayre: "vale descuido y poco brío" (Cov.).
 
 
(74) Durante los Siglos de Oro coexistían las formas 'vayamos' y 'vayáis' con 'vamos' y 'vais' en el presente de subjuntivo del verbo 'ir' (vid. Lapesa, p. 395).
 
 
(75) áspide: "una especie de víbora cuyo veneno es tan eficaz y tan pronto que si no es cortado al momento el miembro que ha mordido, para que no pase al corazón, no tiene remedio. Andan el macho y la hembra casi siempre juntos, y al que mata el uno dellos sigue el compañero hasta vengarse, si no huye velozmente o procura pasar algún río, que sola el agua le hace parar" (Cov.).
 
 
(76) apostemado: "dañado por causa de la apostema". Apostema: "es un humor acre que se encierra en alguna parte del cuerpo y, poco a poco, se va condensando entre dos telas o membranas, y después se va extendiendo y cría copia de materias" (Aut.).
 
 
(77) Las artes mágicas de la vieja producen estos efectos a causa de su enfado.
 
 
(78) humilmente: "humildemente" (Fontecha). El adjetivo del que deriva este adverbio, 'humil' no está mal visto por Valdés para la poesía: "Humil, por humilde, se dize bien en verso, pero parecería muy mal en prosa" (Valdés, pp. 123-124).
 
 
(79) sugetar: 'sujetar', "someter alguna cosa a su dominio, señorío, obediencia u disposición" (Aut.).
 
 
(80) baxo: "también se toma por cosa vil, despreciable, mui ordinaria y vulgar, y de poca o casi ninguna estimación" (Aut.).
 
 
(81) Fortuna.
 
 
(82) claro: "vale también ilustre, respetable, insigne, famoso y digno de ser estimado y honrado" (Aut.).
 
 
(83) En el original, 'supo'. Corrijo, en este caso, siguiendo el testimonio de erratas de los preliminares.
 
 
(84) deshacerse: "afligirse, desconsolarse, congojarse, consumirse, estar sumamente impaciente e inquieto" (Aut.).
 
 
(85) puesto: "se usa algunas veces como adverbio y equivale a lo mismo que supuesto" (Aut.).
 
 
(86) descuento: "baxa, parte de satisfacción u compensación de la deuda" (Aut.).