C A N T O XXX

 Sucédele a Roanisa un caso grave con Anolino, que quiso forçarla y lo puso por obra. Fue socorrida por Felisandro dichosamente, el qual mató a Anolino y a una vieja hechizera que allí avía. Parten juntos Felisandro y Roanisa.

 

 

 
¡O bestial apetito, monstruo fiero,
llama infernal, veneno peligroso,
torpeza infame, vil despeñadero,
hediondo zenagal, vicio asqueroso!
¿Quién ay que se defienda de tu fuero
por más que esté en alerta y cuydadoso?
¿A quién no han chamuscado tus (1) centellas
y ofendido el vapor que sale dellas?
 
¡Qué de príncipes vemos que han caýdo
en este estercolero miserable!
Artaxerxes, Aruncio, Mirra, Dido (2),
Tyestes, Hypermestra (3) memorable;
Valeria, que a su padre adormecido 
hizo dar en un vicio abominable (4);
los Ptholomeos, Tucia y Agripina (5),
Alcibíades, Clodio y Messalina (6).
 
Guerras, enemistades, disensiones,
insultos mil, ensayos esquisitos,
muertes, odios, y vandos, y trayciones,
con enrredos y embustes infinitos.
Asoladas provincias y naciones
por no frenar los baxos apetitos:
mira en Troya vengança tan estraña (7),
y destruýda la felice España (8).
 
Y a cada passo vemos tantas cosas
que espantan, pero no nos ponen freno;
porque nuestras pasiones licenciosas
hallan franca vivienda en nuestro seno,
y las negras mugeres peligrosas
dan fuerças y fomentan el veneno
con las galas, desgayres y ternura,
y con su natural trato y blandura.
 
¿Qué pecho de metal podrá librarse 
del resplandor de aquellos dos luzeros,
a quien vemos rendirse y humillarse
las bravas onças y los tygres fieros?
¿Qué pureza, ¡ay de mí!, podrá escaparsse
de los blandos alagos lisongeros,
que con un no sé qué nos enhechizan
y a mil y mil locuras nos atizan?
 
Escusado estará de oy más comigo
y con quien llanamente lo mirare,
el que por esta puerta y vil postigo
robado (9) y descompuesto se hallare,
porque es diestro y valiente el enemigo
y no ay fuerça ni maña que le pare,
sino que, donde siente resistencia,
muestra más el rigor de su potencia.
 
Assí, yo de Anolino no me espanto
ni de qualquiera cosa que pretenda,
porque el ansia que tiene y el quebranto,
no es mucho que le mueva y que le encienda;
y, aunque le ha de costar eterno llanto
sin que llegue a gozar la hermosa prenda,
mejor es pretendiendo amarga muerte
que dulce vida andando de otra suerte.
 
Ya dixe cómo el joven namorado
llevó un medicamento a la princesa
porque el dolor del braço mal llagado
ni un punto ni un instante solo cesa.
Las damas el jubón (10) la han desnudado,
pero, aunque mucho en ella se interesa,
a la vida del moço le importara
que en su presencia no se le quitara.
 
Mas, ni las que lo han hecho advierten esto
 ni la princesa mira lo que se haze;
que la congoxa del dolor molesto
qualquier inconveniente allí deshaze.
Anolino, al amor impío dispuesto,
con los ojos al alma satisfaze,
fomentando la llama peligrosa
que en lo mejor de su ánima reposa.
 
Fuera estava de seso y de sentido,
mirando la más célebre belleza
que en humano sujeto avía cabido
desde que començó Naturaleza.
Parte de aquel tesoro esclarecido,
del blanco pecho y rara gentileza,
a vezes sin pensar se descubría,
con que Anolino más se deshazía.
 
Pues ver el bello rostro matizado
de un subido color qual fina grana,
más hermoso, más claro y agraciado
que la diosa se muestra a la mañana,
¿a quién, por más que fuera recatado,
no infundiera un furor y rabia insana,
y más con la ocasión que se ofrecía,
pues dentro de sus puertas la tenía?
 
A la llaga aplicó el medicamento
deteniéndose en ello quanto pudo,
por gozar más de espacio del contento
que en aquella sazón le tenía mudo.
La vista ceva en ver el bello asiento
donde toma reposo el niño crudo (11),
por el cendal las perlas divisando
que le van algún tanto levantando (12).
 
Pero el yrse de allí le fue forçoso
por aver acabado a lo que vino.
Assí, con un furor impetuoso,
se despidió de todas Anolino;
y, qual vemos el perro espumagoso (13)
por todas partes yr con desatino,
no de otra suerte el pobre amante andava,
que en un lugar ni en otro reposava (14).
 
El ayre con suspiros encendía
según salen ardientes de su pecho,
el duro suelo y tierra humedecía,
corriendo los arroyos largo trecho (15).
Y con ningún remedio que ponía
siente alivio ni halla algún provecho;
sólo descansa imaginando aquélla
que da muerte y da vida el sólo vella.
 
Luego de todo aquesto fue avisada
una vieja que al joven ha criado,
la qual, yendo a buscarle apresurada,
llorando en su aposento le ha hallado.
Con blando y tierno amor dél abraçada,
haziéndole gran fuerça, le ha rogado
la causa de su pena declarasse,
y que de su remedio descuydasse.
 
Anolino encubrir quiso primero
la vergonçosa causa de su llanto,
mas no le fue possible ni azedero
por alcançar la vieja en todo tanto. 
Al cabo, le ha contado por entero
el discurso del mal, y todo quanto
con la bella princesa ha sucedido
desque a su presencia avía venido.
 
"-Agora veysme aquí -dixo el amante-,
cercano a muerte y lexos del remedio,
porque yo he visto bien en su semblante,
con ella, en este caso, no avrá medio.
Avré yo de vivir de aquí adelante
amando sin consuelo en el comedio,
aunque será impossible (16) tener vida
si no es por esta dama socorrida.
 
Que no es muger, según que he visto en ella,
que plata, el oro, perlas ni otra cosa
basten de su propósito a movella
para remedio de mi vasca ansiosa.
Los ruegos no podrán cosa con ella
y la fuerça, en tal caso, es afrentosa,
pues quiero antes morir (17) desesperado
que de tal villanía ser notado.
 
Mis agüelos y padres, que vivieron
en este ancho distrito y fortaleza,
con las ilustres obras que hizieron
al cielo levantaron su nobleza;
pues, ¿cómo que lo que ellos emprendieron
y acabaron con tanto honor y alteza,
he yo de deslustrarlo haziendo cosa
que sea a todo el mundo escandalosa?
 
Nunca Júpiter quiera ni permita
que rinda a tal baxeza mi alma y pecho, 
ni con lo que el infame vicio incita
dexe el torpe apetito satisfecho;
antes el coraçón se me derrita
y mi cuerpo en mil partes sea deshecho,
que con el detrimento de mi fama
dé remedio a la ardiente y viva llama."
 
Sonrióse la vieja oyendo aquesto
y dixo: "-Poco alcanças, Anolino,
pues el fin del presente presupuesto
le llamas desconcierto y desatino;
en su principio, Amor siempre es molesto,
llevando por un áspero camino,
mas luego con el uso es más tratable
y a la fin se nos muestra deleytable.
 
El que quiere ser próspero y dichoso
en la amorosa guerra, ha de mostrarse
en qualquiera sucesso valeroso,
y por ninguna cosa retirarse;
a lo vedado y más dificultoso,
con más osado pecho abalançarse;
que si del primer lançe no alcançare,
no se le negará si porfiare,
 
porque en aquesta feria, el atrevido
lleva la mejor parte, y es locura
pensar que el amador, siendo encogido (18),
ha de tener bonança ni ventura.
El temor a las damas es devido,
mas el usar de tiempo y coyuntura
a los perfetamente enamorados,
que a fe no sean por ello desechados.
 
No quiero yo, Anolino, aconsejarte
que en la ocasión presente te abalançes,
porque esto antes sería despeñarte 
que alcançar el remedio de tus trançes;
sino que, pues dexaste cautivarte
y no ay lugar de usar de varios lançes,
usemos de cautela conveniente
según la calidad del mal presente.
 
Y pues nos falta (19) el tiempo (el qual pudiera
poco a poco ablandar la hermosa dama,
si, como va de paso, aquí estuviera
y alcançara a entender tu amor y llama),
hase de remediar de otra manera
sin que pierdas ni un punto de tu fama
ni venga ella a entender quién ha gozado
lo que viere después que le ha faltado.
 
Lo qual se ha de ordenar de aquesta suerte:
en la cena unos polvos la echaremos
con que un sueño que iguale con la muerte,
con gran facilidad la acarrearemos;
y, por si del tal sueño se despierte,
de los pies y las manos la ataremos
a las cuatro colunas de la cama,
donde goze tu pecho de lo que ama.
 
Después podrás negar, si se quexare
de que entre sueños tal la ha sucedido;
mas si antes del efeto despertare
y fueres llanamente conocido,
no ayas miedo que a tal tiempo repare
en te aceptar por su único marido,
y, ora te acepte o no, sigue la empresa,
pues tanto en proseguirla se interesa;
 
que, aunque se muestre entonces enojada,
y, al parecer, a la obra contradiga,
en lo interior entiende que la agrada 
y que gusta tu intento se prosiga,
pero, con todo, quiere ser forçada;
que la vergüença natural la obliga
a no dar muestra clara y evidente
de todo lo que dentro el pecho siente."
 
Fácilmente el rendido de Anolino,
por gozar lo que tanto desseava
en el concierto de la vieja vino
y el efeto del caso (20) apressurava.
Con todo el aparato que convino,
la cena a la princesa se llevava,
aviendo ya la vieja en ella echado
el soñoliento çumo destemplado (21).
 
La princesa, del caso descuydada,
cenó con gran contento y alegría,
y la embaydora vieja amaestrada (22),
a que comiesse más la persuadía.
La peligrosa cena fue acabada,
y, quando ya el efeto se sentía,
la dexaron a solas, porque huviesse
lugar que la maldad se concluyesse.
 
Passada un hora, el moço enamorado
recogió a cada qual en su aposento,
y, aviendo a su castillo buelta dado,
determinó dar fin a su tormento
y de sola la vieja acompañado,
con passos de ladrón y mucho tiento,
llevando una lanterna (23), al lugar vino
donde lo necessario se previno.
 
Lo primero, las armas apartaron
y en un lugar oculto las pusieron;
por de dentro las puertas atrancaron,
que no estar bien seguros entendieron.
Las blancas manos y los pies la ataron,
según la traça y orden que antes dieron,
con fuertes laços bien aposta hechos,
porque no fuessen rotos y deshechos.
 
Apartaron la ropa hazia el un lado,
descubriendo la más sin par belleza
que hasta aquella sazón avía criado
en la ancha tierra y mar Naturaleza:
el alabastro y mármol más nombrado
pierden su blanco lustre y su pureza,
puestos junto a esta fuente de hermosura,
remate, abismo y centro de blancura.
 
El dorado cabello suelto estava
como madexas de oro amarañadas,
que con el blanco cuello se abraçava
haziendo mil enrredos y laçadas;
la lisa frente más se hermoseava,
y las bellas mexillas encarnadas,
con el sossiego grande y el reposo
que acrecentava el lustre milagroso.
 
Y con descuydo estava el blanco pecho
sin el sutil cendal que le cubría,
que más de leche o blanca nieve hecho
que de otra humana cosa parecía (24)
los dos secretos y el camino estrecho
que los deshermanava y dividía.
El blanco cuello, liso, alabastrino,
todo parece un cielo cristalino.
 
 Lo restante, que es resto en que se suma
quanto puede alcançar humano buelo
(quedando atrás la más gallarda pluma,
aunque la corte el gran señor de Delo (25)),
tenía la perfeción y alteza suma
que en un cuerpo mortal ver puede el cielo;
la proporción, el lustre y todo quanto
bastava a dar, al más discreto, espanto.
 
Pasmó en viéndolo el joven Anolino
y, absorto, escudriñava tal belleza,
contemplando aquel bulto cristalino,
retrato de divina gentileza.
"-¿Qué locura es aquesta, y desatino?
-la vieja dixo-. Expele la pereza,
¡o floxo y tibio!, abrevia, porque es tarde
y no quiere esta empresa hombre covarde."
 
El desdichado moço, apercebido,
quiso poner por obra el loco intento,
mas no sé yo quál dios, enternecido
de la princesa y su merecimiento,
de los hermosos miembros ha espelido
el vapor de las yervas soñoliento,
dexando las potencias sin el vicio (26)
que estorvava no hiziessen su exercicio.
 
Con sobresalto despertó Roanisa
sintiéndose tocar de agena mano,
y para se cubrir da mucha prisa;
mas todo quanto intenta sale en vano,
que apenas sobre sí tiene aun camisa (27)
lo más está patente al ciego insano,
y de suerte ella atada, que es locura
pensar romper por fuerça la atadura.
 
No sabré yo dezir enteramente
lo que sintió la triste en este trance,
donde la vasca de Anolino siente
ha de seguir el amoroso alcance.
Para se defender se ve impotente,
huyr no puede el afrentoso lance;
determinó frenar la rabia fiera,
y al mancebo ablandar desta manera:
 
"-Anolino: mal término has usado
para gozar del bien que desseavas,
que, como tú me huvieras avisado,
vieras quánto mejor lo negociavas,
porque Amor, y el deleyte desseado,
no dexa a las mugeres ser tan bravas
que no nos sugetemos y rindamos
a sufrir lo que tanto codiciamos.
 
Mas averme assí puesto, no lo has hecho
con devida criança y cortesía,
que de qualquiera suerte, en tu provecho
redundara el amor que te movía.
Y, pues eres de aquesto satisfecho,
y gozar quieres la belleza mía,
hágasse con la justa reverencia,
que no hazer, te prometo, resistencia.
 
Soltadme, vida mía, y libremente
nos gozemos los dos con amor puro;
que, si vos me tenéys amor ardiente,
no ser menor el mío os asseguro.
Tenerme maniatada no es decente;
soltadme que, por Júpiter, os juro
de no huÿr de vuestra compañía,
si comigo tratáys con cortesía."
 
Estuvo a la soltar determinado,
mas resistió la vieja empedernida,
incitando al amante desdichado
a gozar de la joya esclarecida.
Resuelto, en fin, el joven namorado
a salir con la empresa o sin la vida,
a la princesa dixo perdonasse
y que del amor sólo se quexasse.
 
Viendo pues la princesa el daño al ojo (28)
y que evitar la fuerça no podía,
y que el divino y desigual despojo
sin ser más en su mano (29) se perdía,
abrió francas las puertas al enojo,
que encubierto hasta allí la triste avía,
y, forcejando al uno y otro lado,
a dezir desta suerte ha començado:
 
"-¡Traydor, perverso, infame, abominable!
¿Qué te ha movido a usar tan gran baxeza
que, por un passatiempo deleznable,
quieras comigo usar tanta vileza?
¡O dioses, ampará (30) esta miserable
o quitadme la vida con presteza;
que por mejor terné temprana muerte
que verme deshonrada desta suerte!"
 
Anolino, entre tanto, no dormía,
mas, aunque la princesa estava atada,
en alguna manera resistía
a la furia del joven endiablada.
Mas evitarlo todo no podía,
que ya andava la mísera cansada,
y tanto estava el moço más osado
 quanto le era su intento más vedado.
 
Acuérdase Roanisa en aquel punto
mil vezes de Venancio, su profeta,
que le anunció su daño todo junto
si ella fuera más cuerda y más discreta.
Invoca en su favor el ya difunto,
mas justo es que a tal caso se someta
quien olvida el consejo del amigo
y se quiere fiar de su enemigo.
 
Apuradas las fuerças de la dama,
y ya llegada al punto postrimero
en que el valor y alteza de su fama
yva a dar en un vil despeñadero,
a Felisandro a boz en grito llama,
diziendo: "-¡O mi descanso verdadero!
¡Quién pudiera avisarte lo que pasa
y cómo te saquean oy tu casa!
 
¡El despojo que tanto has desseado
oy le lleva tu pérfido enemigo!
¡Socórreme, bien mío, que es forçado
perder la vida y no me ver contigo!
Estarás, Felisandro, descuydado
de lo que este traydor usa comigo.
¡O cielo! ¡O diosas sacras, ayudadme
o en el profundo infierno despeñadme!
 
No quiso de Roanisa la ventura
que tan grande baxeza y villanía
llegasse a la infelice coyuntura
en que su vida o muerte consistía;
antes, al postrer punto y apretura,
el socorro le embió que convenía,
despertando al del Fénix, que a su lado
estava, a la sazón, aposentado,
 que ya os acordaréys que avía venido,
 
al tramontar del sol, a aquella parte,
después que concluyó al descomedido
que se preciava más que el fiero Marte.
Anolino en la fuerça le ha metido,
y puso en le curar su industria y arte,
dándole un aposento acomodado
donde pudiesse estar más regalado.
 
Un tabique delgado dividía
los aposentos suyo y de Roanisa;
a la sazón, con gran quietud dormía
quando ella le llamava a toda prisa.
Entre sueños soñava que la oýa,
y assí, saltó ligero y en camisa,
y de dos golpes derribó un pedaço
por donde pudo entrar sin embaraço.
 
Visto aquel espectáculo increýble
y a su diosa en el punto que he contado,
con ira y con enojo no increýble
arrebató del impío namorado,
y, aunque Anolino en fuerça era terrible,
entre los duros braços le ha apretado
de suerte que, en un punto, la impía vida
quedó a la dura parca sometida.
 
La vieja, como vio lo que passava,
con presteza salió del aposento
por no esperimentar la furia brava
del vengador del fementido intento.
Viendo el Fénix que no se meneava
el desdichado, falto ya de haliento,
a su Roanisa buelve que, llorando,
lo que passava estava contemplando.
 
"-¿Qué es esto -dixo-, vida de mi vida,
descanso de este espíritu amoroso?
¿Qué diosa injusta avrá tan ofendida
que un castigo ordenasse tan furioso? 
Paraýso do mi ánima afligida
tiene su gloria puesta y su reposo;
¿qué coraçón tan duro pudo ataros,
pues cosa era más justa el adoraros?"
 
La afligida señora no responde,
que la congoxa y llanto se lo veda;
antes, quanto ella puede el rostro esconde,
que de honesta ninguna ay que la exceda.
Felisandro a su gusto corresponde
cubriendo aquel tesoro que allí queda
y desatando los perversos laços
de los nevados pies y tiernos braços.
 
Tanto se han los cordeles apretado
con la fuerza también que allí hazía,
que la marmórea carne avían cortado,
y la sangre por partes mil corría.
El coraçón al Fénix ha rasgado
el ver tan mal tratada su alegría,
y con ardientes lágrimas bañava
el lugar del cordel que desatava.
 
Jura de no dejar persona viva
ni piedra en la malvada fortaleza,
y assí, con una cólera excessiva,
sus armas se ha vestido con presteza;
que de sentido la maldad le priva,
y, quanto más repara en la baxeza,
más causas y motivos se le ofrecen
que más le encolerizan y embravecen.
 
Roanisa, en aquel punto no olvidada
de la justa piedad y real clemencia
que le fue por Venancio encomendada
quando profetizó estotra insolencia,
a la saña se opuso arrebatada
de Felisandro, dándole advertencia
de que a sola la vieja castigasse 
y a la restante gente no tocasse.
 
Levantóse con esto de su lecho
y, ayudándola el Fénix, se ha vestido,
de verla en su poder bien satisfecho,
aunque del bravo caso encruelezido.
Mas, quando ya el vestir estuvo hecho,
las armas sin igual no han parecido,
dado que (31) las buscaron bien de intento
no dexando rincón del aposento.
 
Con aquella lanterna se salieron
los dos por la espaciosa fortaleza;
alboroto o ruÿdo no sintieron
en toda aquella máquina y grandeza.
A dar, después de un rato, entrambos fueron
en una soterránea (32), oculta pieza,
donde un lamento mísero se oýa,
que con algún temor se reprimía.
 
Felisandro rompió la cerradura
y dentro de la sala ambos entraron,
y, en un retrete estrecho y parte escura,
más de veynte mugeres encontraron,
las quales, con gran muestra de amargura,
las dolorosas bozes levantaron
luego que entrar los dos amantes vieron
al lugar do medrosas se escondieron.
 
Avían muerto las luzes (33) en sonando
el romper de las puertas y el ruÿdo,
evitar desta suerte procurando
el rigor de aquel braço esclarecido. 
Mas su postrera suerte ya mirando,
entendiendo su fin aver venido,
las unas con las otras abraçadas
davan bozes al cielo levantadas.
 
Mas Roanisa, tomando allí la mano
(como a quien más el llanto enternecía),
con rostro afable y con semblante humano
que dexen de llorar las persuadía:
"-Sólo -dixo- aquel moço (más liviano
de lo que mi grandeza permitía),
mereció dura muerte, y esta maga
llevará la decente y justa paga."
 
La vieja, que se vio ser conocida,
temerosa, llorando arrodillada,
pide que se le dé en merced la vida,
pues ya quedó en el moço bien vengada.
Roanisa la mandó que, resumida,
contasse la maldad jamás pensada,
porque nadie del mundo presumiesse (34)
aver muerto el traydor sin que ofendiesse.
 
Luego lo relató como passava,
y que ella le incitó a la alevosía;
porque vio que el vivir se le acabava
y valerse de otra arte no podía.
Una hermana del joven, que allí estava
(dama de gran belleza y gallardía),
dixo que con razón llevó el castigo,
pues de lo justo fue tan enemigo,
 
y que ella merecía la mesma pena
por averle movido y ayudado
con mezclar los venenos en la cena
y en todo el caso averle acompañado.
"-Pues esta dama hermosa te condena 
-dixo el Fénix-, vivir es escusado."
Assí, a cozes la embió al Estigio lago (35),
donde llevasse el merecido pago.
 
A las demás mugeres consolaron,
y a la hermana del príncipe Anolino,
las quales los castigos aprovaron
en vengança del impío desatino.
A todos los de casa despertaron,
quando la blanca diosa en el divino
y celebrado Oriente se assomava
y la lóbrega noche ahüyentava.
 
Diósseles del sucesso entera cuenta,
diziendo Felisandro de esta suerte:
"-Ninguno ay, cavalleros, que no sienta
ver sepultado el moço en dura muerte,
pero jamás faltó pena y afrenta
al hombre que no mira y que no advierte
lo que puede seguirsse (36) de lo que haze
quando a su infame gusto satisfaze.
 
Creedme que, si no me detuviera
la que me puede dar la muerte o vida,
que antes que el claro sol su luz nos diera
quedara aquesta fuerça destruyda,
y persona viviente no pudiera
apaziguar mi cólera encendida,
sino que todos quantos oy topara,
al tenebroso infierno los embiara.
 
Pero el sagrado Jove omnipotente
a mi diosa mandó que me avisasse
que, en esta coyuntura y mal presente, 
el ímpetu furioso refrenasse,
y que la fortaleza, con su gente,
sin dañarlos en cosa los dexasse,
castigando al que sólo fuesse hallado
en semejante caso estar culpado.
 
Ya pagaron los impíos malhechores
y yo he quedado, en parte, satisfecho;
sólo resta avisaros seays mejores,
escarmentando en lo que aquí se ha hecho:
que los eternos dioses vengadores,
amigos de justicia y de derecho,
no permiten que cosa semejante,
sin castigo exemplar passe adelante.
 
Aquí os queda Mergelia por señora
-que assí la hermosa dama era llamada-,
de quanto en esta tierra vive y mora,
y quiero por princesa sea jurada.
Y, aunque de aquí me véys que parto agora,
presto daré la buelta en la jornada,
y quien la huviere en algo deservido (37)
veréys a qué castigo es sometido."
 
Todos, sin resistirle, confirmaron
lo que el bello donzel avía propuesto;
el castigo del príncipe aprovaron
como de hombre traydor y deshonesto.
A Mergelia, también, todos juraron
con prompta voluntad y alegre gesto,
quedando cada qual bien satisfecho
de la razón con que era todo hecho.
 
Roanisa y el Fénix los rogaron
que buscassen las armas que faltavan,
y unos y otros, cuydosos, las buscaron,
porque servir a entrambos desseavan. 
Después de largo rato las hallaron,
a los dos las trayendo que aguardavan,
y, armada la princesa, se partieron
aquellos dos que iguales no se vieron.
 
Roanisa va cuydosa y pensativa,
rabiosa de su olvido en lo importante,
y más su gran dolor y pena aviva
la que muestra llevar su fino amante.
Yendo los dos por una sierra arriba
vieron un cavallero viandante,
con buen donayre y cuerpo bien tallado (38),
de unas armas finíssimas armado.
 
Bolvió a mirar los célebres guerreros
que, alçadas las viseras, caminavan
y, con passos cuydosos y ligeros,
al través por el monte se emboscavan.
Mas, por provar su fuerça y sus azeros
y por saber también adónde estavan,
calando las viseras buelta dieron
y al passo (39) al cavallero se pusieron.
 
Pero, quando el guerrero cerca vino,
conoció Felisandro su cavallo;
assí, determinarse le convino,
por mal o bien, tratar de recobrallo.
Llegando el cavallero peregrino,
el Fénix començó a desengañallo,
pidiendo su cavallo le tornasse
o que sobre tal cosa perdonasse (40).
 
"-Quisiera -respondió- tener licencia
 para os poder servir graciosamente (41),
sin venir a las armas y violencia
por defender el animal presente;
mas Amor me ha rendido a la obediencia
de una dama divina, aunque inclemente."
De lo qual trataré en estotro canto,
que no puedo dezir de una vez tanto.

 

CANTO XXXI

 

NOTAS:

 

(1) Rectifico la errata del original, que lee 'sus', siguiendo el testimonio de Murcia de la Llana.

 

(2) Con el nombre de Aruncio hemos hallado a un historiador latino del tiempo de Augusto que imitaba a Salustio, pero no hay constancia de que llevara una vida depravada. Mirra es un personaje mitológico: fue hija de Cíniras, rey de Pafos, y, según otros, de Tías, rey de Asiria. Se unió carnalmente a su padre y concibió a Adonis. También se la conoce como Esmirna. Dido fue la amada de Eneas, que tras la partida de éste se arrojó a una pira ante el horror de no volver a verle y gozar de su amor. Para lo referente a Artajerjes, vid. nota a XXV, v. 31.

 

(3) Tieste es un personaje mitológico, hijo de Pélope e Hipodamia. Al parecer tuvo relaciones ilícitas con su cuñada Aeropea, con quien estaba conjurado para arrebatar el poder a su hermano Atreo. Hipermestra es una de las Danaides y la única que, ante el amor que siente hacia su marido Linceo, no le mató en la noche de bodas, como había previsto su padre, Dánao.

 

(4) Valeria es un personaje mitológico. Fue hija de Valerio, con quien mantuvo relaciones íntimas de las que nació Egipán.

 

(5) Algunos de los Tolomeos (reyes de Egipto en los cuatro siglos anteriores al nacimiento de Cristo) observaron una conducta sexual poco edificante, como Tolomeo VIII, que se casó con su sobrina y, en segundas nupcias, hizo lo propio con la hija de aquélla, o como Tolomeo XIV y su hermano Tolomeo XV, casados ambos con su hermana, la célebre Cleopatra. Tucia o Tuccia fue una vestal que, acusada de haber violado su voto de virginidad, probó su inocencia llevando agua en una criba desde el Tíber al templo de Vesta, según la leyenda. Agripina es Julia Agripina, hija de Germánico y Agripina y esposa del emperador Claudio. Se caracterizó por su ambición y su conducta disoluta.

 

(6) Alcibíades, político y militar ateniense (450-404 a. C.). Era sobrino de Pericles y discípulo de Sócrates. Destacó como guerrero. Publio Clodio Pulcro fue un político romano. De él se cuenta que logró entrar disfrazado de mujer en una fiesta prohibida a los hombres, con la ayuda de su amante Pompeya, la esposa de Julio César. Valeria Mesalina (15-48) fue la tercera mujer del emperador Claudio y se caracterizó por llevar una vida dedicada al sexo y a todos los vicios con él relacionados.

 

(7) Como es sabido, la guerra de Troya se origina por una mujer, Helena, la esposa de Menelao raptada por Paris.

 

(8) Ya nos hemos referido en otra ocasión a la pérdida de España, provocada por los amores ilícitos del rey don Rodrigo, el último godo, y Florinda la Cava, hija del conde don Julián quien, enfadado por lo que considera una traición del rey, deja entrar en la península a los árabes. Vid. nota a III, 512.

 

(9) robar: "metaphóricamente vale atraher, con eficacia y como violentamente, el afecto u ánimo" (Aut.).

 

(10 jubón: "vestido justo y ceñido que se pone sobre la camisa y se ataca con las calzas" (Cov.).

11 Se refiere a los pechos de la doncella, que se entreven a través del cendal que apenas los cubre, como se dice en los versos siguientes. El 'niño crudo' es el recién nacido, que aún no está maduro y que, además, se alimenta y 'toma reposo' en los pechos de la madre.

12 Metafóricamente alude a los pezones, que realzan la silueta de la doncella.

13 espumagoso: 'espumajoso', "lleno de espuma" (Aut.). Alude a la imagen del perro rabioso, que echa espuma por la boca, como símil de la actitud de Anolino, cuyos instintos han templado su apetito sexual ante la visión delas lindezas de Roanisa. Ya arriba se refirió el narrador a la rabia como una característica de este caballero (v. 86).

14 Hay una variante que obedece a la existencia de dos estados en este cuadernillo. Nuestro texto lee 'ni en otro repoasva' (lo mismo que los ejemplares BPT1, BNM4, BNM5, RAE, Palacio, UCM y Lisboa). Corregimos con el resto de los ejemplares que, siguiendo el otro estado, leen correctamente.

15 Hipérbole muy común en toda la literatura clásica, por medio de la cual se pondera el dolor de alguien, capaz de hacer brotar lágrimas en forma de arroyos.

16 El verso, en el original, lee 'será cosa impossible'. La errata (que produce un verso de trece sílabas) es recogida por Murcia de la Llana, pero con una referencia equivocada, ya que lo sitúa en el segundo verso del folio, cuando, en realidad, se halla en el vigésimo tercero.

17 El original repite, tras 'morir', el adverbio 'antes', que suprimo siguiendo la fe de erratas de los preliminares.

18 encogido: "algunas veces vale ser corto y no osar decir ni hacer lo que querría" (Cov.).

19 Corrijo el original siguiendo el testimonio de las erratas, y transcribo 'pues nos falta' en lugar de 'pues no falta', como figura en el texto.

20 caso: "algunas veces significa lance, ocasión y coyuntura" (Aut.).

21 destemplar: "destemplar la bebida, ponerla al fuego para que pierda su rigor" (Cov.). La vieja hechicera ha preparado un bebedizo a Roanisa que le ha de producir un profundo sueño.

22 amaestrado: "enseñado y adestrado en alguna arte, ciencia o habilidad" (Aut.).

23 lanterna: "la torrecilla de hojas de cuerno o de láminas de vidrio o hoja de lata, adonde llevamos encendida luz y encerrada, porque el aire no nos la mate" (Cov.).

24 Extraña concordancia no por eso menos usual en el poema. Aunque cabría la posibilidad de una errata (no muy clara, pues rompería la rima consonante), me inclino a creer que Martínez ha considerado como una unidad plural 'los dos secretos', por referirse metafóricamente al 'blanco pecho' (v. 273).

25 El 'señor de Delo' es el dios Apolo quien, entre otros atributos, fue adorado como dios de la poesía, la música y las artes. De ahí que la pluma que ha de describir, inútilmente, la belleza de Roanisa pudiera ser cortada por este dios

26 potencias: "por antonomasia se llaman las tres facultades del alma de conocer, querer y acordarse, que son entendimiento, voluntad y memoria" (Aut.). Vicio: "se toma también por el hábito malo, como opuesto a la virtud" (ibídem). Este último vocablo ha de entenderse en sentido figurado.

27 camisa: "la vestidura de lienzo que el hombre trae debajo de la demás ropa, a raíz de las carnes" (Cov.).

28 al ojo: "cercanamente" (Aut.).

29 sin ser en su mano: lo mismo que 'no ser en su mano', "ser imposible" (Fontecha).

30 ampará: "amparad".

31 dado que: 'dar', "conceder, suponer, sentar, convenir en una proposición" (Aut.). Entendemos aquí que se da por supuesto que buscaron las armas con intención de encontrarlas ('de intento').

32 soterráneo: "lugar debajo de tierra" (Cov.).

33 avían muerto las luzes: 'habían matado las luces'; 'matar', "por apagar el fuego o la luz, como matar las velas" (Cov.).

34 presumir: "sospechar alguna cosa" (Cov.).

35 La laguna Estigia, a las puertas del infierno, según la mitología clásica. Vid. nota a XXV, 219.

36 seguirsse: 'seguirse', "se toma también por originarse o causarse una cosa de otra" (Aut.). La forma con doble s en el pronombre enclítico es a todas luces errónea, pues no corresponde a un tipo de pronunciación que afectara al fonema en esta posición.

37 deservir: "contrario de servir; cuando en lugar de dar contento, se da enojo" (Cov.).

38 bien tallado: "se dice de la persona que tiene airoso y bien compuesto el cuerpo y talle" (Aut.).

39 al passo: "vale también al encuentro" (Aut.).

40 perdonar: "se usa también para pedir cortesanamente licencia de decir o hacer alguna cosa en que pudiera haber reparo sin ella, o para excusarse de hacerla" (Aut.). La licencia pedida en este caso es la de combatir con el caballero.

41 graciosamente: "vale también sin premio ni interés alguno, phýsico o moral" (Aut.).