C A N T O XXVI

  Sale a la defensa de Oroncia Sarpe, desafiando a Arcendo, su contrario, a batalla sobre el caso; vese en gran peligro con unos leones. Solino, prosiguiendo su camino, se le ofrece una aventura en que mató a un tyrano y libró una dama, descercando después a (1) Labrisa, con quien se vio en la fortaleza.

   

¡EN qué trabajos vemos cada día
la sagrada inocencia y fiel justicia!
¡Quán sugeto está el bueno a la osadía
de la cruel y pérfida malicia!
No ay seguro lugar de tyranía
ni parte do no reyne la injusticia,
y assí, vemos los justos oprimidos
y honrados los perversos y atrevidos.
 
¿Quién se podrá escapar de los traydores
que en sólo mal hazer gastan la vida,
haziendo cruda guerra a los mejores
con el disfraze (2) de la paz fingida?
Vemos entre las bellas, frescas flores,
la ponçoñosa vívora escondida,
y debaxo del rostro más sereno,
la furia brava del mortal veneno.
 
Pudiera hazer una bastante historia 
de los que en tales obras se ocuparon,
los quales, con maldad clara y notoria,
muchos a duros trances entregaron.
Mas de tales no es justo aya memoria,
pues tan mal sus discursos emplearon;
bástenos la experiencia que tenemos
los que en tal tempestad visto nos hemos.
 
El cuento desta hermosa y bella dama
ayudará a dar crédito bastante,
la qual veys derribada de la fama
que es para la virtud tan importante.
El vulgaço parlero la disfama,
y su padre, teniéndola delante,
levantando la mano y boz severa,
la començó a dezir de esta manera:
 
"-Ninguno, entiendo, avrá de los presentes,
que quiera atribuyrme a desatino
los actos de justicia tan decentes
guiados por tal orden y camino:
en las exorbitancias (3) insolentes
se ha de obrar el castigo peregrino,
y a nadie ha de dar pena ver al malo
puesto por sus delitos en un palo (4).
 
¡Qué sospecha ha de aver de tyranía,
viéndome que soy padre desdichado
de esta furia infernal (aunque hija mía),
en mal punto nacida, y triste hado!
Su loco atrevimiento y osadía
nos ha puesto a los dos en tal estado,
que yo he de esecutar el sacrificio
y ella avrá de pagar su maleficio.
 
Mas tiene fuerça tanta y tanta alteza
la sagrada justicia y el derecho,
que aun hasta lo que amamos con terneza
nos haze, en su defensa, sea deshecho.
No ay magestad, no ay reyno, no ay grandeza,
que no venga a acabarse en poco trecho,
faltando lo que el ancho mundo aumenta
y en sus divinos ombros le sustenta.
 
Si era justo que amase yo y quisiesse
esta infame, traydora y homicida,
y que con gran razón la antepusiesse
a mi contento proprio y propria vida,
nadie lo dudará si no tuviesse
la razón estragada (5) y corrompida,
pues es claro de ver que ésta sola era
de mi espacioso estado la heredera.
 
Mas, ¡o dioses sagrados y benditos!,
¡cómo ordenáys las cosas de tal suerte,
permitiendo que hijos tan malditos
intenten a sus padres dar la muerte!
¡O estragados discursos y apetitos
del pecho mugeril, que nada advierte,
pecho de mil insultos siempre lleno,
enemigo mortal de lo que es bueno!
 
Público es, y notorio, lo que digo,
y lo que dezir puedo bien se sabe;
cómo ésta, con intento de enemigo,
cometió el homicidio atroz y grave,
y cómo ella, adunada con su amigo
(el qual se me ha escapado en una nave),
acabarme con tósigo (6) quisieron
y por obra en efeto lo pusieron.
 
 Pensar que puede aver mentira en esto
es imaginación y es gran locura,
porque fue todo el caso manifiesto
sabido por gran dicha y gran ventura:
ella cogida a manos en el puesto
y convencida en la maldad tan dura,
de suerte que el delito y el pecado
está bastantemente comprovado.
 
¡Qué se puede esperar en esta vida
pues nuestros proprios hijos tal intentan!
Deslustran la nobleza esclarecida
y a sus antepassados los afrentan:
no ay que esperar de edad tan corrompida,
donde tantas maldades se acrecientan,
en la qual las mugeres delicadas
son en cosas tan graves tan osadas.
 
Dime, ¿qué te movió al insulto infame?
¿Por ventura porque eras maltratada?
¿O porque tiernamente yo no te ame?
¿O queriendo con tiempo ser casada?
No sé con qué razón hija te llame,
pues no mereces ser assí llamada
ni te puedo negar que no lo eres,
aunque vil en tan viles pareceres.
 
Pero tengo creýdo (y no me engaño),
que los sagrados dioses te me dieron
porque, con un sucesso tan estraño,
vengarse de mí en esto pretendieron.
Mas un tan grave mal (7) y tanto daño
hasta la fin llevarlo no quisieron,
sino sólo dar muestra y avisarme
para que yo pudiesse mejorarme (8).
 
Y pues tú para mal fuyste nacida,
y no por mi heredera al mundo dada,
conviértase mi mal contra tu vida
y en ti mi adversidad quede acabada.
Por lo qual, como infame y homicida,
te damos desde aquí por condenada,
y que luego te entreguen a las fieras,
porque con crueldad, ¡o cruel!, mueras."
 
Estava en esto Oroncia derramando
aljofarados ríos y corrientes
de sus hermosos ojos, que ablandando
yvan la crueldad de los presentes,
con graves juramentos afirmando
estar libre de tales accidentes,
sino que era invención de Arcendo el fiero,
por ser en los estados heredero.
 
Pero ninguna escusa es amitida (9),
sino que sea entregada a muerte dura.
Assí, fue sin tardar luego metida
al enrejado y funeral clausura (10).
Sarpe, con yra y cólera encendida,
viendo la miserable coyuntura,
salta de su cavallo y sube luego
al cadahalso del injusto juego.
 
A bozes dize ser maldad (11) probada
y que era testimonio (12) conocido,
porque nunca la dama intentó nada
ni cosa de las hechas ha sabido,
y que él defenderá con justa espada 
la justicia de Oroncia y su partido;
donde no, que jamás consintiría
tan grande traÿción y alevosía.
 
Suspenso todo el pueblo se ha quedado,
y da bozes que se oyga de justicia,
y que Arcendo combata en estacado
contra la que arguýa de injusticia.
Entre tanto que andava alborotado,
hizo señas Arcendo, con malicia,
que a Oroncia al lugar dicho la metiessen
y puerta franca a los leones diessen.
 
Pusiéronlo por obra los sayones (13),
porque al pérfido moço obedecían:
abrieron la ancha puerta a los leones,
que tres días avía que no comían.
Oroncia está ligada con prisiones (14)
que poder guarecerse la impedían;
Sarpe estava ocupado y divertido (15),
y assí, la dama andava en mal partido.
 
Pero socorrió Dios (16) a la inocente
quando el favor humano más faltava,
y fue que alçó gran grita y boz la gente
viendo que el un león ya se asomava.
Al ruÿdo bolvió Sarpe, valiente,
y, advirtiendo el negocio que passava,
arremetió con ira no pensada
y la reja rompió, aunque barreada.
 
Entre el león se puso y la donzella (17),
la espada en mano y la rodela al pecho,
y començó con brío a defendella,
queriendo que se viesse su derecho.
Mas no tan presto salta la centella
ni la encendida polvora en lo estrecho,
como el fiero animal, con presto salto,
a Sarpe arremetió por lo más alto,
 
y con los duros dientes aferrando,
el encantado yelmo deshazía,
y con las fuertes garras se ayudando,
en el duro metal las imprimía.
Luego el otro león se alborotando,
hizo a estotro amigable compañía,
y fue dicha que entrambos se ocupassen,
porque libre a la dama ambos dexassen.
 
La gente socorrerle procurava,
pesándoles de verle de tal suerte,
pero el infame Arcendo lo estorvava,
amenazando a todos con la muerte.
Mas el gallardo Sarpe bien mostrava
su osado coraçón y pecho fuerte,
y, pues tan bien lo haze, aquí se quede,
que Solino aguardar no me concede.
 
El qual va pensativo y cuydadoso
no sabiendo el designio de la maga,
aunque siente aumentarse el amoroso
pensamiento, y crecer la dulce llaga.
Mas no puede entender que halla reposo
en su pecho, no aviendo justa paga
de parte de Labrisa, por quien muere,
y sabe que ella a su Risambo quiere.
 
 Metido en el dudoso pensamiento
caminava el galán al tercer día,
desseando topar algún asiento
do repare el cansancio que tenía.
Mas a deshora parte como el viento,
por medio de una fresca pradería,
el ligero cavallo, sin que viesse
el de Tracia a qué fin esto se hiziesse.
 
Pero, dexando de yr por su camino
con aquel movimiento començado,
a dar con él después de una hora vino
en un bosque de hayas bien poblado,
por entre el qual, el príncipe Solino
vio atravesar un esquadrón armado,
que de cincuenta el número passava,
y en medio, presa una muger llevava,
 
la qual, como al traciano aventurero
vio venir por enmedio (18) la espessura,
"-socórreme -le dixo-, cavallero,
y líbrame de aquesta desventura."
Llegando cerca el singular guerrero
a la infame canalla y gente dura,
"-dexad la presa -dixo-, o dadme cuenta
por qué a tan bella dama hazéys afrenta."
 
Uno (que el mayor de ellos parecía),
le respondió: "-A buen tiempo eres llegado
para que satisfaga a la sed mía,
haziendo un sacrificio desseado.
A Palas ofrecer ésta quería,
y a Marte tú serás sacrificado,
porque me ayuden en la justa guerra
que traygo por el mando de esta tierra."
 
 Solino, sin hablar, baxa la lança,
arrima a su cavallo fino azero,
el qual, con ligereza se abalança
contra el injusto y pérfido guerrero.
De la otra vanda sale a la vengança
la mayor parte del esquadrón fiero,
las lanças en el ristre (19) y con gran saña,
estremecer haziendo la campaña.
 
Ocho, y más, en el peto deshizieron
los nudosos troncones y bien fornidos (20),
mas no más mella en el de Tracia hizieron
que en peñascos los vientos más crecidos.
Pero dos que primero se opusieron
quedaron a la muerte sometidos,
en testimonio y evidente muestra
de su animoso pecho y fuerte diestra.
 
Los otros le cercaron, codiciando
vengar la muerte de los dos guerreros;
assí, por todas partes le apretando,
descargan con gran fuerça los azeros:
do salen unos, otros van llegando,
pretendiendo el lugar de los primeros,
y cada qual, con ánimo invencible,
haze en esta contienda aun lo impossible.
 
Qual avispas coléricas, ayradas,
suelen acometer con son horrendo
al que, incauto, deshizo sus moradas,
el descuydado pie en ellas puniendo;
o como las abejas alteradas,
sus sabrosas casillas defendiendo,
cercan en gran montón al que procura
robarles sus trabajos y dulçura;
 
no de otra suerte agora al tracio avino
con la enemiga esquadra que he contado,
la qual, con increýble desatino,
le dan prisa por uno y otro lado (21);
y, con el combatir duro y contino,
descargan su furor tan desusado,
siendo bien menester su fortaleza
y dar muestras famosas de grandeza.
 
Pero como es él uno de la esquadra
que al mundo ha de poner terror y espanto,
lo que al presente haze muy bien quadra
con el don de destreza sacrosanto.
Rompe, bruma, deshaze y mil taladra,
embiándolos al reyno del quebranto (22),
donde las nuevas cuenten por entero
del esforçado y diestro cavallero.
 
Mas, con todo, es tan grande la apretura
en que la diestra gente le tenía,
que, si no lo estorvara la armadura,
sin duda fuera aquel el postrer día.
Pero ordenólo el hado y la ventura,
porque tanta destreza y valentía
en semejante trance no acabasse,
sino que en altas obras se empleasse.
 
Assí, quanto más va, gana más tierra,
exercitando el braço esclarecido
y la heroyca virtud que en él se encierra,
que le haze de los impíos ser temido.
Dos horas avía ya la dura guerra
con ánimo admirable sustenido,
quando quiso la suerte y feliz hado  
que quedasse señor del estacado.
 
Y fue que el capitán que allí venía
se adelantó con su esquadrón y gente;
fiado en su destreza y valentía,
se opuso a nuestro príncipe valiente.
Pero Fortuna, ya que no quería
ser tutora del bárbaro insolente,
ordenó que Solino le acertasse
donde el cuerpo del alma desatasse (23).
 
Abrióse franca puerta y ancha entrada
a la enemiga parca y muerte dura,
y con la rigurosa y fuerte espada
se rompió el vital laço y atadura.
La travaçón del cuerpo relaxada
y buelta en amarilla la hermosura,
dio el capitán en tierra un golpe horrendo,
con súbito ruÿdo y grande estruendo.
 
Qual vemos alto roble, y arraygado,
a quien el leñador, con golpe espeso,
hiere por el siniestro y diestro lado
con la dura segur y agudo peso,
aviendo al coraçón ya penetrado,
él se cae con su mesmo grave peso
y baxa por el monte bueltas dando,
quanto delante encuentra destroçando;
 
assí el joven valiente al suelo vino,
con su roxo liquor (24) se humedeciendo;
mas los suyos, con loco desatino,
luego a todo correr parten huyendo.
Por breve espacio, el ínclyto Solino
los fue entre la espesura persiguiendo,
mas presto, codicioso, dio la buelta 
al sangriento lugar de la rebuelta.
 
Antes que allá llegasse, vio venía
la donzella que, presa y maniatada,
llevava la alevosa compañía
quando fue de el de Tracia salteada.
Ella, con mucha gracia y cortesía,
le agradeció la libertad tornada,
ofreciéndole en todo su servicio
en pago de tan alto beneficio,
 
y rogóle, también, con ella fuesse
para empeçar a le servir el hecho
y porque a su señora conociesse,
de quien él quedaría satisfecho.
Solino respondió que se hiziesse,
pues todo redundava en su provecho;
assí, partieron juntos por la vía
haziéndose agradable compañía.
 
Después de aver entrambos platicado
sobre diversas cosas de floreo (25),
el de Tracia a la dama ha suplicado
dexasse satisfecho su desseo,
contando, en el camino començado,
por qué orden de Fortuna o qué rodeo
la avía prendido aquella compañía,
y quién era la reyna a quien servía.
 
La dama començó su historia y cuento
diziendo: "-Asme obligado de tal suerte,
que, a trueco de te dar gusto y contento,
de todo en todo avré de obedecerte.
La reyna que govierna este ancho asiento,
estoy cierta holgará de complazerte;
ella te dará cuenta de su historia,
que yo sé es harto digna de memoria.
 
Lo que a mí toca, ¡o príncipe estremado!,
es que, aviendo la reyna, mi señora,
por medio de dos hombres alcançado
el mando de la gente que aquí mora,
un hijo del que de él (26) fue despojado,
por su condición áspera y traydora,
quiso cobrar por fuerça y mortal guerra
el perdido castillo y fértil tierra.
 
Luego cercó la fuerça estrechamente,
poniendo a mi señora en tanto estrecho,
que, sin valerle su animosa gente,
llevava el impío joven el provecho.
Assí, me despachó secretamente,
para que cuenta diesse yo del hecho
a un fuerte cavallero que vivía
en un lugar de la señora mía.
 
Mas, yendo descuydada en mi camino,
de llegar a donde yva desseosa,
el capitán que viste sobrevino
con su canalla y gente belicosa.
Yo, con gran turbación y desatino,
me entré por esta selva tenebrosa,
pero, como eran tantos, me alcançaron
y con bravo furor me maltrataron.
 
Mil géneros de ensayos han urdido
para saber quién era o adónde yva,
mas nunca la ocasión (27) de mí han sabido
ni la sabrán en tanto que yo viva.
Entre todos, en fin, han concluydo
que me llevassen sin piedad cautiva,
haziéndome poner con manos duras
las ásperas prisiones y ataduras.
 
Y ya me avían a muerte condenado
para ofrecerme en duro sacrificio,
por tener el sucesso desseado (28)
en esta guerra y bélico exercicio,
quando os truxo, señor, mi feliz hado,
para hazerme tan alto beneficio
como fue libertarme y dar la muerte
al capitán que vistes ser tan fuerte."
 
Yendo en aquestas cosas embevidos,
al assomar de un áspero reqüesto (29)
descubrieron los llanos estendidos
donde el fuerte castillo (30) estava puesto.
Los esquadrones vieron repartidos,
haziendo el cerco grave y tan molesto,
que en más de mes y medio nunca día
dexó de darse asalto y batería.
 
Pero la gente ya, del impío vando,
se vio en esta sazón andar turbada,
sabiendo el caso atroz y miserando (31)
de su caudillo y gente destrozada;
que algunos, como dixe, se escapando,
llevaron a los suyos la embaxada,
engrandeciendo el ánimo divino
y la destreza del sin par Solino.
 
Aquí quatro, allí diez, acullá treynta
estavan en corrillos y en montones,
con atención oyendo y con gran cuenta
las tristes y llorosas narraciones. 
A este tiempo, el guerrero se presenta,
rompiendo el hilo en sus lamentaciones,
que no quedó persona a quien el miedo
no robase la fuerça y el denuedo.
 
Y, qual vanda de cisnes que en la orilla
de Caystro o Meandro (32) caudalosos,
por la menuda yerva en gran quadrilla
se apacientan, de nada recelosos,
si el águila caudal viene a envestilla (33)
todos salen confusos y medrosos,
y rebolando al uno y otro lado,
huyen de aquel peligro no pensado;
 
assí se vio la gente en este día,
que, luego que al guerrero descubrieron,
sin aguardar (34) amigo o compañía
todo su bien en el huyr pusieron,
y, sin más se acordar de valentía,
al infame temor se sometieron,
y, en los ligeros pies sólo fiando,
fueron el gran castillo descercando.
 
Solino, como vio lo que passava,
arrimando al cavallo el fino azero
al usado exercicio le incitava,
el qual, sin más tardar, salió ligero,
y, llegando al lugar que desseava,
el animoso príncipe guerrero
se metió por el campo y pavellones,
desamparados ya de los varones.
  
Pero adelante passa el animoso
siguiendo el duro alcance (35), de tal suerte
que el pecho liberal y generoso,
en cruel y sangriento le convierte;
no reservó del punto lastimoso
persona a quien no diesse cruda muerte,
perseverando en ello hasta que el día
su limitado curso fenecía.
 
Entonces, de cansado ya y molido,
frenó el furor y cólera alterada,
y, por donde el alcance avía seguido,
tornó a seguir la senda ensangrentada.
Entre tanto que aquesto ha sucedido,
la dama que por él fue libertada
al castillo llegó, donde ha contado
quanto con el guerrero avía passado.
 
La reyna (que es Labrisa), oyendo aquesto,
sintió dentro de sí cierto acidente,
que le quitó la flor del bello gesto
y qual yelo dexó la sangre ardiente.
Un no sé qué le da dolor molesto
y una gran turbación dentro en sí siente,
sin saber por qué causa aquello fuesse
ni quién a tales cosas la moviesse.
 
Pero, disimulando lo que avía (36),
mandó que, sin tardar, saliesse luego
su belicosa gente y compañía,
y en el campo se diesse el saco ciego.
Con la codicia que a esto les movía,
ardiendo en el celoso y dulce fuego,
salieron sin tardar al campo bello,
no aviendo en él quien pueda defendello.
 
Repártense a la yzquierda y la derecha
con repentino y presto movimiento,
más velozes que el dardo y mortal flecha
y más que el presto rayo, y más que el viento.
De la ocasión cada uno se aprovecha
sin guardar amistad o miramiento,
pues aviendo provecho y pretensiones
no ay mirar a respetos ni razones.
 
Fuera (37) de plata, de oro y pedrería,
de mueble rico y cosas de entre casa (38),
huvo damas de rara gallardía,
cuya vista los ánimos abrasa.
Cada qual a su gusto allí escogía,
sin que se les pusiesse medio y tassa,
porque ellas eran tantas y tan bellas,
que un reyno merecía la menor de ellas.
 
Pero mandó Labrisa que llevassen
todas las que allí avía a su presencia,
y que ninguna de ellas ocultassen
sopena de la muerte sin clemencia;
mas, porque los soldados se allanassen,
les dio a todos después franca licencia
para llevar cada uno dos mugeres
con que cumplir su gusto y menesteres (39).
 
Sobró un número grande de prisiones,
mugeres, niños, moços y soldados,
que dentro del cercado y pavellones
quedaron encubiertos y ocultados;
a todos, con blandíssimas razones,
consoló de los casos disgustados,
y los destribuyó por sus lugares 
haziéndolos mercedes singulares.
 
Mas ya que el gran planeta recogía
el freno a sus cavallos, y baxava
a donde la gran diosa residía
que su venida y vista desseava,
Labrisa (que en el ánima sentía
un blando no sé qué que la inquietava),
viendo que se tardava ya Solino,
embió quien le guiasse en su camino.
 
Salieron diez guerreros señalados,
pláticos en la tierra grandemente,
los quales, unos de otros apartados,
hizieron la jornada conveniente.
Mas, antes de estar mucho desviados,
entre unas peñas, junto de una fuente,
al animoso príncipe encontraron
y la cortés demanda le intimaron (40).
 
Con semblante gracioso ha recebido
el provechoso y grato ofrecimiento,
y, sin tardar, con ellos se ha partido,
embuelto en su amoroso pensamiento.
De los cuerdos guerreros ha inquirido
el nombre de la reyna del asiento:
Labrisa, le dixeron se llamava,
que poco tiempo avía que reynava.
 
Alteróse Solino el nombre oyendo,
y preguntó de dónde la reyna era.
El uno, a la pregunta respondiendo,
dixo ser cierta dama aventurera
que, en busca de un galán suyo viniendo,
de prisión fue librada, y muerte fiera,
por dos altos guerreros que allí, un día,
los sacaron de injusta tyranía.
 
La historia de Paýndro le contaron,
enemigo mortal de las mugeres
porque siempre en amor le maltrataron,
siguiendo sus altivos pareceres.
"-Con lo qual, de tal suerte le enfadaron,
que era su contento y sus plazeres
atormentarlas todas, sin que alguna
se pudiesse escapar de su fortuna.
 
A la qual sinrazón yva rendida
Labrisa quando fue, en sazón dichosa,
de aquellos cavalleros socorrida
y puesta en libertad dulce y sabrosa.
Al tyrano privaron de la vida
y también de la tierra deleytosa,
la qual a nuestra reyna se la dieron
por el mucho valor que en ella vieron."
 
Desta suerte los dos le yvan contando
varias cosas tocantes a la dama,
en sus blandas entrañas avivando
el dulce foguezuelo y viva llama;
cada punto se le yva acrecentando
el amor que en su pecho se derrama,
aunque más le atormenta y desespera
el ver que era Labrisa tan austera.
 
Con estos alborotos y acidentes,
al cerrar de la noche concluyeron
el camino, y llegaron diligentes
al lugar do la tarde antes salieron.
Con hachas como el Sol resplandecientes,
las escuras tinieblas deshizieron
saliendo los criados a la puerta,
la qual de par en par le estava abierta.
 
La reyna no sabía qué guerrero
tan valeroso fuesse, y esforçado,
si no es de donde estava el rey Antero 
alguno huviesse por allí aportado (41).
Assí, le quiso ver ella primero
desde un lugar secreto y apartado,
mandando que su yelmo le quitassen
antes que a lo más alto le llevassen.
 
Entró en la fortaleza el buen Solino;
haziéndole un sobervio acogimiento,
y con la cortesía que convino,
cumplieron de la reyna el mandamiento.
Desenlaçóse el yelmo peregrino
sin por ello mostrar desabrimiento (42),
porque, como era firme enamorado,
de nada se mostrava disgustado.
 
Labrisa conoció luego al traciano,
siendo quien más la amava y la servía.
En este punto, el ciego dios tyrano
puso una dura flecha en puntería (43),
y, traspassando el pecho soberano,
la estampa en el borrón (44) que antes avía,
porque estava Risambo ya empleado
en quien la vida y alma le ha llevado.
 
Tiembla su bello cuerpo de repente
y un elado sudor le va cubriendo,
latir el coraçón y el pecho siente
e ýrsele las entrañas derritiendo.
Assí, llamó una dama diligente  
para que, al ancho patio decendiendo,
de su parte a Solino saludasse
y luego a su aposento le llevasse.
 
Solino se turbó con la embaxada (45)
que de parte de aquélla le venía
que con afanes su alma trabaxada,
y con desassossiegos mil tenía.
Con el nuevo sucesso, alborotada
la imaginación lleva y fantasía (46),
y apenas a dar passo (47) acierta agora,
temiendo el gran rigor de su señora.
 
Mas Amor le ayudó en aqueste punto
y le dio nuevo esfuerço en la subida,
porque, si no lo hiziera, yo barrunto
que el de Tracia acabara con su vida.
Pero luego echó el resto todo junto
la Fortuna (hasta entonces desabrida),
y la rueda bolvió (48), favoreciendo
al que anduvo continuo persiguiendo.
 
Al resplandor de antorchas y lumbreras
que al valeroso moço acompañavan,
y de otras que por patios y escaleras
la temerosa noche ahüyentavan,
Labrisa sale, amando ya de veras
al que tantas grandezas ilustravan,
por no ser disfamada ni tenida
 por dama zahareña y sacudida (49).
 
En una rica sala, y espaciosa,
vinieron los amantes a encontrarse,
creciendo más la herida venenosa
quanto más se entretienen en mirarse.
La ya rendida dama no reposa
ni Solino ya puede reportase,
ni yo tengo más ánimo ni aliento
para llegar al cabo el dulce cuento.
 
CANTO XXVII

 

NOTAS:

 

(1) El cuadernillo signado Nn presenta dos estados que, en este caso, plantean una lectura correcta y otra errónea, pues en los ejemplares que no coinciden con el nuestro se lee 'desques a'. Contienen este error los ejemplares BPT2, BNM2, BNM6, BNM7, RAE, Zabálburu y Boston.

 

(2) disfraze: "disfraz". La misma forma se recoge en La Araucana, canto XXX, estrofa 49: "el disfrace y la máscara quitada" (ed. cit., p. 818).

 

(3) exorbitancia: "una cosa extraordinaria, que va fuera de camino, hecha con arrogancia, soberbia y singularidad" (Cov.).

 

(4) poner en un palo: "phrase que vale lo mismo que ahorcar o castigar con otra pena de muerte, o poner a la vergüenza en la argolla" (Aut., s. v. 'palo').

 

(5) estragada: "cosa estragada, cosa perdida" (Cov., s. v. 'estragar').

 

(6) tósigo: "el veneno" (Cov.).

 

(7) En el original, 'mas un tan grave'. Corrijo la errata siguiendo los preliminares.

 

(8) mejorarse: "ponerse en lugar o grado ventajoso al que antes se tenía" (Aut.). Quiere decir que con los avisos que le dieron, él podría ocupar una mejor posición, menos peligrosa.

 

(9) amitida: "admitida".

 

(10) Si nadie lo remedia, la jaula con los leones será la sepultura de la desgraciada joven.

 

(11) Rectifico aquí el original, que lee 'mal', siguiendo las correciones de los preliminares.

 

(12) testimonio: "vale también impostura o falsa atribución de alguna culpa. Dícese regularmente falso testimonio" (Aut.).

 

(13) sayón: "vale verdugo. Éstos eran unos ministros viles del ejército, que andaban vestidos de sayal" (Cov.). No es del agrado de Valdés esta palabra: "sayón, por verdugo, se usa mucho, pero es mejor vocablo verdugo" (Valdés, p. 130).

 

(14) prisiones: "los grillos y cadenas que echan al que está preso" (Cov.).

 

(15) divertido: 'distraído'. Vid. nota a VII, 129. Cfr.: "...y aunque parezca que me divierto algo de la materia que tratamos..." (Antonio de Torquemada, Jardín de flores curiosas, ed. cit., p. 114).

 

(16) Martínez olvida que sus personajes son paganos y adoran a los dioses de la antigüedad. No es muy normal que se produzcan estos lapsos en el narrador, que siempre tiene muy en cuenta el tono religioso del poema.

 

(17) Ya hemos hablado en otra ocasión de la importancia que tienen los combates entre leones y caballeros en toda la literatura caballeresca. Vid. estudio preliminar.

 

(18) En el texto se lee 'por medio'. La errata, recogida por Murcia de la Llana, aparece en el documento firmado por éste como situada en el folio 274, cuando en realidad se encuentra en el 284.

 

(19) ristre: "es un hierro que el hombre de armas injiere en el peto, a la parte derecha, donde encaja el cabo de la manija de la lanza, para afirmar en él" (Cov.).

 

(20) Muy probablemente sobre la conjunción copulativa que convierte el verso en dodecasílabo.

 

(21) 'la qual (...) le dan prisa...', hay una extraña concordancia en estos dos versos, que podría producirse entre 'esquadra' (v. 266), antecedente de 'la qual', y el verbo 'dan', atendiendo al carácter colectivo del sustantivo, que sugiere por sí solo la pluralidad.

 

(22) A la muerte.

 

(23) desatar: "metaphóricamente vale desunir y soltar, aun las cosas que no son materiales" (Aut.).

 

(24) liquor: "el cuerpo líquido y fluido, como el agua, vino, leche, etc." (Aut.).

 

(25) floreo: "conversación vana y de pasatiempo" (DRAE).

 

(26) Este pronombre parece referirse al reino o al territorio, implícito en la expresión 'la gente que aquí mora', del verso 364.

 

(27) ocasión: "vale también causa o motivo por que se hace alguna cosa (Aut.).

 

(28) Los ejemplares que leen siguiendo el segundo estado del cuadernillo Nn recogen aquí, 'el sucesso desso desseado'. Vid. nota 1 del presente canto.

 

(29) reqüesto: 'recuesto', "lo que tiene un poco de cuesta" (Cov., s. v. 'recuesta').

 

(30) Una nueva variante se produce a causa de los dos estados que presenta este cuadernillo, ofreciendo la lectura 'donde el el fuerte castillo', los ejemplares que difieren del nuestro. Vid. nota 1 de este canto.

 

(31) miserando: "digno de miseración" (DRAE).

 

(32) Caystro (Caistro) es un río de la antigüedad, ubicado en Lidia (Asia Menor), que desemboca en el mar Egeo, cerca de Éfeso. En la actualidad se llama Kuchuk-Meinder. Meandro es un río del Asia Menor, célebre por lo tortuoso de su recorrido. Ambos son citados en la Ilíada (canto II, v. 463 y v. 868, respectivamente).

 

(33) Los ejemplares que se ajustan al segundo estado de este cuadernillo leen 'viene ha envestilla'. Vid. nota 1 de este canto.

 

(34) En el original, 'sin aguar'. La errata está recogida en los preliminares.

 

(35) seguir el alcance: "es perseguir los vencedores a los vencidos, o a los enemigos que huyen o se retiran, para acabarlos de deshacer y extinguir" (Aut., s. v. 'alcance').

 

(36) Disimulando lo que tenía.

 

(37) fuera: "significa también además. En esta acepción siempre se junta con la preposición de" (Aut.).

 

(38) Parece referirse a todo tipo de enseres domésticos, de los que suele haber dentro de una casa.

 

(39) menesteres: "se llaman también las necessidades corporales, precisas a la naturaleza" (Aut.). Aquí, concretamente parece claro que se trata de necesidades sexuales.

 

(40) intimar: "publicar o hacer notoria alguna cosa" (Aut.).

 

(41) Estos dos últimos versos parecen contener algún tipo de error o elisión. Tal vez tendría que decir: 'si no es que de donde estava el rey Antero...', pero esta construcción convertiría el verso en dodecasílabo.

 

(42) desabrimiento: "disgusto" (Cov., s. v. 'desabrido').

 

(43) poner en puntería: DRAE recoge 'poner puntería', "apuntar con un arma arrojadiza o de fuego" (s. v. 'puntería').

 

(44) Hay que entender en sentido metafórico este 'borrón', que alude a la mancha que en el corazón de Labrisa había dejado su amor no correspondido por Risambo.

 

(45) Se inician aquí las variantes que corresponden a los dos estados del cuadernillo Oo, sin duda el que más diferencias presenta. Salvo los ejemplares BNM1 (que manejamos para esta edición), Palacio y UCM, el resto de los colacionados se ciñen al segundo estado y leen 'la estampa en el borrò'.

 

(46) En el original, 'la embaxa'. Se trata de otra variante de este cuadernillo, que hemos sustituido por la forma correcta, presente en los ejemplares que se ajustan al segundo estado. Vid. la nota anterior.

 

(47) fantasía: "vale lo mesmo que imaginación" (Cov.).

 

(48) Nueva variante que volvemos a corregir con los ejemplares del segundo estado. En nuestro ejemplar se lee 'y apenas ha dar passo". Vid. supra nota 44.

 

(49) Se registra aquí otra variante. En nuestro ejemplar 'bolvió' está escrito con la i invertida. Corregimos con los ejemplares del segundo estado. Vid. nota 44 de esta canto.

 

(50) sacudido: "el despegado" (Cov., s. v. 'sacudir').