- ¡O crudo Amor! ¡Quán presto te apoderas
- del libre coraçón de un pecho essento!
- ¡Cómo flechas el arco tan de veras,
- en un punto trocando el pensamiento!
- Bien fuera, cruel rapaz, si tú quisieras
- regirte por razón y entendimiento,
- te olvidaras de Sarpe algunos años,
- antes que conociera tus engaños.
- Dexárasle seguir al bravo Marte,
- exercitar su esfuerço esclarecido,
- mostrando su valor en qualquier parte
- como quien de tal padre era nacido.
- Que después se rindiera a tu estandarte,
- al baxo pretender desvanecido;
- después se armara para empresas nuevas,
- mostrando su valor aun en tus pruevas.
- Mas, no es orden del ciego mal mirado (1)
- seguir razón, aunque ella es madre suya (2),
- sino que el más valiente y esforçado
- quiere que de sus manos no le huya,
- con que está tan sobervio y tan hinchado
- viendo que no ay poder que él no destruya,
- que todo el universo enciende en guerra:
- el cielo, el fuego, el viento, el mar, la tierra.
- Mas, dado que en mil cosas aya sido
- desordenado y sin razón alguna,
- lo que ha usado con Sarpe ha convenido,
- por ser orden precisa de Fortuna,
- la qual, y el ciego Amor, han concurrido,
- en darle esta passión grave, importuna,
- porque de la oprimida se encargasse
- y del mortal peligro la librasse.
- Su vida, fama y honra consistía
- en las manos de Sarpe y su destreza,
- sin cuyo esfuerço heroyco no podía
- librarse de la muerte y su braveza;
- que movido en su daño el mundo vía,
- buscándola sin punto de pereza
- para el fiero castigo (más nombrado
- que a malhechor jamás se huviesse dado).
- Bien os acordaréys que, aviendo muerto
- el uno de los dos aventureros
- y quedando el segundo en el destierro
- casi mortal, y en puntos postrimeros,
- que el phrigio, a más correr y a campo abierto,
- siguió el rastro de aquellos dos guerreros
- que llevavan su dama. Aquí quedamos,
- desde donde es razón que prosigamos.
- En una espesa selva se ha emboscado
- que baña un fresco río caudaloso;
- pero nada le agrada, que el cuydado
- le fuerça a no tomar grato reposo.
- Maldize su ventura, culpa al hado,
- argúyese de floxo y pereçoso,
- pues permitió robassen su alegría,
- y, con boz lastimosa, assí dezía:
- "-¡O débil braço y fuerça limitada!
- ¿Cómo tanto tardé en librar mi diosa?
- ¿Que es possible que fuesse salteada
- en mi presencia su beldad graciosa?
- ¡O, si yo feneciera en la estacada
- sugeto a alguna mano poderosa,
- antes que ver por mi covarde pecho
- puesto el bien de mi vida en tanto estrecho!
- ¿Con qué satisfaré tan gran tardança,
- pues, sin duda, la avrán los impíos muerto?
- ¿Cómo tomar podré dellos vengança,
- quedándome perdido en el desierto?"
- Diziendo esto, furioso se abalança
- con su Corvato, de sí mesmo incierto,
- no guardando camino alguno o senda,
- sino siempre corriendo a suelta rienda.
- Vio de lexos un bosque muy hermoso,
- y endereçó (3) a este sitio su camino,
- aunque un jaral espeso, embaraçoso,
- le causava fatiga y desatino.
- Aportó, en fin, al soto deleytoso
- do avía tanta frescura que imagino
- no poderse oy hallar su semejante,
- del mar del Sur al quicio más distante.
- En torno de una clara y dulce fuente
- estavan varios árboles plantados,
- con un concierto y orden excelente,
- puestos qual muro o cerca por los lados.
- Y, como por aquí no andava gente
- ni llegavan paciendo los ganados,
- siempre estavan de flor y frutos llenos,
- hermosos, frescos, fértiles y amenos.
- Aquí la palma (premio de victoria)
- estava con sus dátiles cargada,
- representando aquella dulce gloria
- de todos los famosos desseada.
- También Lotos estava, por memoria
- de la afligida ninfa desgraciada (4);
- aquí el myrto y el plátano hojoso,
- y el laurel contra el fuego poderoso (5).
- Y, por el fértil suelo derramadas,
- flores de mil libreas (6) y hermosuras:
- amarillas, azules, coloradas,
- rosas, blancas, moradas, verde escuras;
- açucenas y rosas encarnadas,
- yervas varias en frutos y en hechuras,
- que el ingenio mayor se agotaría
- y alcançar sus grandezas no podría.
- No ay aquí ruiseñores ni silgueros (7),
- ni calandrias, pardillos, gafarrones (8),
- sino tygres y lobos carnizeros,
- onças (9), sierpes, y pardos y leones.
- Y, por las peñas o derrumbaderos,
- crían águilas, buytres y alcones,
- búhos, sacres, neblís, grifos horribles (10)
- y otras aves estrañas y terribles.
- Aquí llegó, quedándose admirado
- de ver en tal lugar tanta estrañeza,
- y que, con tal primor, está cercado
- de espesura escabrosa y de maleza.
- Advirtió aquel lugar no ser labrado,
- según su gran concierto y su belleza,
- por orden natural o sacra mano,
- sino por traça del ingenio humano.
- Testifica Lemante que éste era
- uno de los más fértiles del suelo (11),
- donde jamás faltava primavera (12)
- ni contra quien se ayró el benigno cielo.
- Assí, qualquier viviente que le viera
- avía de levantar al cielo el buelo,
- por ser retrato vivo y fiel traslado
- del Elísio (13) a los dioses consagrado.
- Mas no se divirtió (14) ni un solo punto
- el animoso Sarpe de su pena,
- que le trae su congoxa y mal difunto,
- pendiendo su vivir de mano agena.
- Vese del ciego Amor hecho un trasunto (15)
- a quien su dicha sin piedad condena,
- no sólo en ausentarle de su estrella,
- mas aun en que su mal no le sepa ella.
- Assí, dado que el sitio es deleytoso
- y para todo gusto aparejado,
- no es lícito tomar en él reposo
- quien todo se ha rendido a su cuydado;
- que el coraçón leal y generoso,
- en amorosas olas anegado,
- jamás busca el remedio a su tormento
- si no es en quien le mueve el pensamiento.
- Mira por todas partes y en nada halla
- razón de deleytar su vista y ojos.
- Assí, apriessa se aflige, muere y calla,
- por no manifestar su mal y enojos.
- Rindióle con mirar y sin batalla
- la que le llevó el alma por despojos,
- a quien trae en lo secreto de su pecho
- qual soberano dios de su provecho.
- Pues, como en este assiento no la hallasse
- ni rastro de que allí llegado huviesse,
- temiendo, si por dicha se tardasse,
- algún crecido mal no recibiesse
- con que la dulce vida rematasse
- y él también, con la muerte, le siguiesse,
- determinó partirse de aquel prado
- y buscar quien (16) causava su cuydado.
- Mas, quando ya el cavallo rebolvía,
- vio que, de entre los árboles hojosos,
- una dueña de gran beldad salía
- con passos concertados y espaciosos.
- Dos damas trae consigo en compañía,
- de talles y ademanes amorosos,
- las quales en su traça bien mostravan
- que a la gallarda dueña respetavan.
- Atónito quedó el guerrero, quando,
- en jardín tan desierto y tan sin gente,
- vio la alta compañía y cortés vando
- de damas de beldad tan eminente.
- Mas la dueña, al gran Sarpe se llegando,
- le dixo: "-Cavallero: no consiente
- el ameno lugar que dél te alexes
- y, sin tomar descanso, en él le dexes;
- que, aunque lo que tu pecho assí atormenta
- te impida el recebir gusto y contento,
- y el oculto dolor no te consienta
- detener tu jornada aquí un momento,
- con todo has de apearte, que la afrenta
- que recibe tu honroso pensamiento
- viendo tu nueva diosa assí robada,
- aquí será, no dudes, remediada.
- Y no está, créeme a mí, la dama, en parte
- que la puedas hallar tan fácilmente,
- aunque cerques (17) el mundo parte a parte
- con passo presurado (18) y diligente.
- Conviene a tu remedio el apearte,
- que aquí se dará el orden conveniente
- con que puedas librarla de la pena
- a que el vulgo sin causa oy la condena."
- El phrygio agradeció el ofrecimiento
- de la alegre esperança que le dava,
- y, haziendo su devido acatamiento
- por las nuevas mercedes que esperava,
- se apeó dando muestras de contento
- (aunque su oculto mal no sosegava),
- y se fue con la dueña mano a mano
- por el ameno soto y fértil llano.
- Hazia el siniestro lado se han salido
- por una senda angosta y calle estrecha,
- que de naranjos y arrayán florido,
- y de curiosos árboles es hecha,
- la qual en otras dos se ha dividido.
- Mas, tomando la que yva a man (19) derecha,
- salieron a una plaça donde avía
- un bello frontispicio de arquería,
- sobre gruesas columnas levantada
- de cristal más que el vidrio transparente,
- basas y capiteles de apurada (20)
- plata que siempre está resplandeciente.
- Sobre todos los arcos, fabricada
- estava una alta puerta, y eminente,
- por donde ningún hombre entrar podía
- si no quien los secretos entendía.
- Eran los bellos arcos levantados,
- escalera ni passo no se hallava
- si no para varones señalados
- de los que la gran dueña allí ayuntava.
- Mas, luego que los postes son tocados
- con un precioso anillo que llevava,
- las columnas en tierra se sumieron
- y al poderoso anillo obedecieron.
- Baxando, pues, los arcos, la portada
- quedó ygual con la tierra y verde suelo,
- dándoles franco passo y libre entrada,
- sin que huviesse, al pasar, algún recelo.
- En las sobervias puertas, entallada
- estava la gran máquina del cielo:
- Sol, Luna, estrellas, fuego, tierra y vientos,
- y sus proprios y raptos movimientos (21).
- No se detuvo en esto el valeroso,
- que adelante passó con pecho osado,
- aunque siempre el combate lastimoso
- de Amor le va doblando su cuydado.
- En un patio se entraron, anchuroso,
- de hermosos corredores bien cercado,
- que, quando contar quiera su excelencia,
- no me dará lugar mi insuficiencia.
- Mas digo que era tal, que su grandeza,
- su traça, su artificio, su hermosura,
- orden, disposición y su riqueza,
- mostravan ser de dioses tal hechura,
- porque de tantas piedras la fineza,
- puestas con tan vistosa compostura,
- hazían creer que estava allí cifrado
- quanto bueno en el mundo avía criado.
- Deste patio a un vergel bello salieron,
- poblado de quanto ay que dé contento,
- más poco tiempo en él se detuvieron
- por no impedir el curso de su intento.
- Por una ancha escalera se subieron
- hasta venir a dar a un aposento,
- de catorze admirables que allí avía
- para otros cavalleros de valía.
- La dueña le rogó que descansasse
- y que ninguna pena recibiesse,
- pues se daría ocasión en que librasse
- a su dama del mal en que estuviesse.
- Que, entretanto, del hecho descuydasse
- hasta que por su traça allí acudiesse
- cierta esquadra de ilustres cavalleros,
- sus parientes y estrechos (22) compañeros,
- los quales a gran priessa caminavan
- y presto a aquel lugar aportarían,
- que, aunque ellos los sucessos ignoravan,
- a la sobervia casa llegarían;
- que la fortuna y hados la (23) forçavan.
- Los quales a un designo concurrían,
- que era a perpetuar en la ancha tierra
- su fama por rigor de áspera guerra
- Él quedó, del negocio satisfecho,
- do24 estuvo algunos días detenido
- hasta que el feliz hado, en su provecho,
- otros nuevos guerreros ha traýdo.
- Quédese agora Sarpe, que, en el hecho,
- lo que más de importancia ha sucedido,
- a su tiempo y sazón lo contaremos
- quando de cada príncipe tratemos.
- Agora, si os parece, es bien bolvamos
- a la corte de Antero, que he sentido (25)
- que, después que comiendo los dexamos
- (acabado el combate tan reñido
- en el qual a Sergesto aventajamos,
- dexando al tolietrano ya rendido),
- ay cosas admirables y sabrosas,
- y otras ásperas, duras y espantosas.
- Las justas y torneos cada día
- con más valor y esfuerço van delante,
- mostrando cada qual su valentía
- en negocio tan grave e importante.
- Pero quien más las justas encendía
- era un joven bravato (26) y arrogante,
- de nación portugués, dicho Silvero,
- valiente justador y gran guerrero.
- Llevava el dulce premio y la victoria
- de la reñida justa y desafío,
- el qual, con admirable fama y gloria,
- mostrava su español ánimo y brío (27);
- avía necessidad de nueva historia,
- de más rico caudal que el pobre mío,
- pues haze obras bien dignas de las manos
- de los diestros famosos lusitanos.
- Digo, pues, que mantuvo un mes el hecho,
- no aviendo quien su cielo le anublasse
- ni quien su altiva muestra y bravo pecho,
- pecho a pecho en el campo contrastasse.
- Mas, como sin descuento no ay provecho
- ni Fortuna permite que se passe
- felicidad sin mezcla de amargura,
- acarreó a la corte una aventura,
- la qual, con nuevo estilo y grave alteza,
- descrive el famosíssimo Lemante,
- encareciendo el brío y la braveza
- con alta pluma y término pujante.
- Quisiérale dexar, que mi rudeza
- no me dava lugar, mas, aunque cante
- con rústica zampoña, diré en suma
- lo que esplicar pudiere lengua y pluma.
- Fue el caso que, en el tiempo que mostrava
- su diestra valentía el gran Silvero,
- y su patria y nación más se ilustrava
- que con otro estremado cavallero,
- y quando con él nadie se provava
- por ser tan afamado y buen guerrero,
- en el sobervio alcáçar entró un día
- una real y vistosa compañía.
- Doze hombres, de los pies al cuello armados,
- quitadas las celadas solamente,
- dispuestos (28) y de rostros agraciados,
- passo ayroso y gallardo continente (29),
- pusiéronse ante el rey por los dos lados.
- Y luego entró un jayán bravo, insolente,
- y llegando ante el rey dixo:... mas antes
- referiré otras cosas importantes.
- Entraron ocho damas, cuyos gestos
- hizieran desdezir al más templado (30)
- y en los pechos que estavan más bien puestos (31)
- causaran algún daño no pensado.
- Mas, con graves semblantes y modestos,
- los ojos baxos, passo concertado,
- en la sala de dos en dos entraron,
- donde de quatro en quatro se apartaron,
- vestidas de tristeza y de amargura,
- como las negras ropas lo mostravan,
- y en los rostros, también, su pena dura
- y la oculta congoxa declaravan.
- Luego entró una donzella en quien natura
- cifró lo con que muchas se estremavan (32),
- aunque el justo dolor y gran tristeza
- eclipsavan el sol de su belleza.
- Sobre un pequeño niño va afirmada (33),
- trayendo quatro dueñas a su lado.
- Ante el benigno Antero, arrodillada
- estuvo hasta que el rey la ha levantado.
- No pudo ser oýda ni escuchada,
- porque el fiero jayán sobervio, ayrado,
- como empecé a contar, ardiendo en fuego,
- dixo con un bestial dessasossiego:
- "-Nadie avrá tan insano y atrevido
- que quiera aventurar su vida y fama,
- siguiendo el riesgo y desigual partido,
- en defensa de aquesta hermosa dama;
- que el que el seso tuviere tan perdido
- y la vida que goza tan poco ama
- que oponérseme quiera y amparalla,
- yo le daré el castigo en la batalla.
- Mi apellido es Brumoldo el Poderoso (34),
- cúya es Lurca, provincia bastecida (35).
- Fuy siempre de las armas ambicioso
- desde el primer instante de mi vida;
- nunca en mi coraçón se halló reposo
- ni alegría terné jamás cumplida,
- hasta que de Calisto (36) al otro polo
- quanto ay (37) me reconozca por rey solo.
- Y, con este apetito y movimiento,
- busco en toda la tierra novedades,
- causas justas e injustas siempre invento
- para ocupar los reynos y ciudades.
- En la orilla del mar tengo mi assiento
- y rindo las sobervias potestades
- haziendo, con mi flota, en la agua guerra,
- y con copioso exército en la tierra.
- Nadie avrá que se oponga a mi vivienda (38)
- de quantos poderosos tiene el suelo,
- ni avrá quien los agravios me defienda
- teniendo de vengarlos justo zelo;
- aun con los dioses tomaré contienda
- si ellos del cristalino, hermoso cielo,
- baxaren a pedirme (39) lo que hago,
- y les daré su merecido pago.
- Yo soy el solo dios acá en la tierra
- y no avrá quien desmienta lo que digo,
- porque con espantable, dura guerra,
- le forçaré a morir como enemigo.
- Y, si no me creeys, lo que el mar cierra
- y el orbe, aquí os presento por testigo,
- pues cosa no ha podido resistirme;
- no digo resistir, mas ni impedirme.
- No ay dioses vengadores, que es locura,
- ni ay justicia en la tierra ni en el cielo;
- las fuerças y el poder son virtud pura
- que ensalçan con famoso, eterno buelo.
- Con esto, el ancho imperio se assegura,
- no con el abatido, humilde celo;
- estos40 tengo, y serán de parte mía,
- haziéndome en mis obras compañía.
- Y siendo, como soy, tan poderoso,
- me ha podido vencer esta donzella
- con aquel ayre bello y cuerpo hermoso.
- Estando mi remedio en no ofendella,
- he querido, con trato justo, honroso,
- y en vida maridal, casar con ella,
- mas no puedo acabarlo (41), que es tan dura
- quanto veys que es divina su hermosura.
- Ella dirá la causa, pero quiero
- que entendáys de qué suerte estoy prendado,
- que no aviendo en la tierra cavallero
- que me lo aya impedido ni estorvado,
- es tan alto el amor con que aora muero,
- que en ninguna manera me ha dexado
- forçarla a mi querer, aunque pudiera,
- pues nadie, como digo, lo impidiera.
- Ved do llega el amor que la he tenido,
- y a donde su crueldad, desdén, fiereza,
- que en más de siete meses no he podido
- ablandar el rigor de su dureza.
- Al fin, a sus discursos me he rendido,
- que, aunque en algo se ofende mi grandeza,
- lo passo por ser tal la que me fuerça
- a que mi condición domeñe y tuerça.
- Tanto será mayor mi valentía
- quanto ella más se estraña (42) en ser mi esposa,
- pues me juró tomar mi compañía
- si en aquesta ciudad y corte honrosa,
- despreciando la humana cortesía,
- faltasse alguna mano poderosa
- que su justo partido defendiesse
- y mi amor, con matarme, feneciesse.
- Por estar, como estoy, tan confiado
- del don de mi sagrada fortaleza,
- no lo he, en manera alguna, rehusado
- dado que (43) el aceptarlo era vileza;
- que el animoso pecho, y esforçado,
- donde siente que avrá mayor braveza
- se arroja, se aventura y se abalança,
- teniendo en sólo el braço confiança."
- Assí acabó, mirando a todos lados
- el pueblo circunstante y noble gente
- que a ver su gran fiereza eran llegados
- por tener tanta fama de valiente.
- Los héroes valerosos, injuriados,
- quisiéranse oponer al mal presente,
- confiando acabar con bien el hecho:
- mas viéndole quedava elado el pecho.
- Del blasfemo infernal abominavan
- y de su fementido (44) y torpe intento,
- por lo qual, a sí (45) mesmos se animavan
- con un justo y honroso pensamiento.
- Pero, quando de espacio (46) lo miravan,
- les faltava el devido atrevimiento,
- porque el cuerpo del bruto, el ayre, el gesto,
- la cólera abaxava y presupuesto.
- Entretanto, empeçó la hermosa dama
- a dezir ante el rey de aquesta suerte:
- "-Tu pecho justiciero y sacra fama
- me trae (47), dichoso rey, a conocerte.
- Y, aunque es mucho el loor que se derrama,
- dexando aparte el ser, como eres, fuerte,
- con todo es mucho menos del que avía
- de dar el alto cielo a tu valía.
- Mas, porque no parezca que yo quiero
- hablar a tu sabor por mi provecho,
- contaré muy en breve aquí, primero,
- deste bruto alevoso el impío hecho;
- el qual, como onça ayrada y tigre fiero,
- mirando a la maldad y no al derecho,
- hizo el mayor insulto y más provado
- que jamás de hombre alguno ha sido obrado.
- Junto a Lurca, donde éste vive, avía
- un término (48) y región tan deleytosa,
- que el erizado (49) invierno no podía
- hazerla menos fértil o abundosa.
- Aquí mi infeliz padre residía,
- contento con aquella pobre cosa;
- pobre, digo, que aunque era largo el trecho,
- pobre era comparada con su pecho (50).
- Huvo estrecha amistad, ¡o caso duro!,
- entre él y entre este bruto fementido,
- teniéndose mi padre por seguro
- por averse en buen trato convenido.
- Jamás se le cerró ciudad ni muro,
- sino que era de todos tan querido
- como mi ilustre padre, porque vían
- que entrambos llanamente se querían.
- Assí, por más de un año se trataron
- sin entre ellos sentirse diferencia.
- Las diestras amigables se tocaron
- de ampararse en ausencia y en presencia.
- Desta suerte los dos perseveraron
- hasta que la sacrílega insolencia,
- en Brumoldo cruel halló aposento,
- y para sus insultos le dio aliento.
- El primer movedor de su vileza
- (según que él muchas vezes ha contado),
- es esta desdichada gentileza
- de que el injusto cielo me ha dotado,
- la qual soplando el fuego y la torpeza
- del lacivo perverso enamorado,
- de tal suerte a rendirse el impío vino,
- que al centro se arrojó del desatino.
- Por vía de amistad, este enemigo
- me pidió a mi buen padre en casamiento,
- poniendo al sumo Jove por testigo
- de su llano (51), amoroso pensamiento,
- diziendo que el que en todo es fiel amigo,
- a su amigo ha de dar siempre contento,
- con condición que su demanda vaya
- sin que de la razón passe la raya.
- Mi padre, es cosa cierta, lo quería,
- y sin poner achaques lo cumpliera,
- si, con brío dañoso y gran porfía,
- mi madre a lo estorvar no se pusiera,
- diziéndole ser mengua de valía,
- a un hombre de vivienda y nación fiera
- su hija por muger le dar, y esposa,
- siendo su único bien y gloria honrosa.
- '-¿Cómo -dixo mi madre- avéys mirado
- vuestro crédito y nombre esclarecido,
- pues a un fiero cosario (52), infiel, malvado,
- y que es del universo aborrecido,
- le queréys dar vuestra hija? ¡O desdichado
- pensamiento cruel, ciego partido,
- espantosa trayción, mal sin segundo,
- digno de abominarse en todo el mundo!
- ¿No veys que, quando más sin miedo estemos,
- harto ya su lacivo pensamiento,
- al mar entregará los largos remos
- y las plegadas velas dará al viento?
- Dezid, señor, después, ¿qué sentiremos
- quando con sobresalto y movimiento (53)
- nos lleguen a dezir que se ha llevado
- la gloria que haze rico el pobre estado?
- La diosa de mi vida prisionera
- será, y donde quisiere esté llevada,
- en la arenosa playa, en la ribera
- sin alguna piedad desamparada,
- donde el bravo león o tygre fiera
- de hambre y de crueldad estimulada,
- su estómago insaciable, ¡o suerte dura!,
- hará del bello cuerpo sepultura.'
- En fin, fue tan constante la porfía
- de mi amorosa madre, que ha podido
- mudar el parecer del que quería
- rendirme (54) a tan infame y vil marido,
- a quien dio por respuesta que él avía
- mirado en el negocio cometido (55)
- y que, por ciertas causas que él callava,
- no casarme en tal punto le importava,
- pero que el tiempo mostraría camino
- por do se efetuasse el casamiento,
- y el orden del colegio cristalino (56)
- dispornía el devido cumplimiento.
- Brumoldo, con perverso desatino,
- dando rienda al furioso pensamiento,
- concibió una maldad y un hecho estraño,
- aunque dissimuló por más de un año.
- En el qual, como de antes lo avía usado,
- muchas vezes a vernos acudía,
- siendo con el favor siempre hospedado
- que a un fiel y sano amigo se devía.
- Nunca en mi casa y tierra fue vedado
- no tratasse de la arte que él quería,
- estando a su querer todo rendido
- y siendo como rey obedecido.
- Assí que en ygualdad el mesmo mando
- que mi padre, tenía en su distrito,
- en su doblado (57) pecho fabricando
- lo que es digno de un pecho infiel, maldito;
- el qual, con sus guerreros ordenando
- conforme a sus costumbres y apetito,
- para poder mejor hazerlo todo,
- dio traça a su invención de aqueste modo:
- que a tres o quatro fuerças, donde avía
- guarnición de guerreros, caminasse
- una grande y luzida compañía,
- y dellas sin tardar se apoderasse,
- lo qual fácil y llano le sería
- si en ellas de amistad con muestra entrasse,
- y, quando descuydados los sintiesse,
- sin hombre les quedar los concluyesse.
- Como lo imaginó le ha sucedido
- en lo que toca a sugetar la tierra
- (digo las fortalezas). Y él se ha ydo
- a do mi padre estava, no de guerra,
- mas luego que Brumoldo fue venido,
- sin más recato con mi padre cierra,
- diziendo: '-Aquí darás la triste vida',
- dándole muerte el pérfido homicida.
- Y, con tan fiero insulto no contento,
- descurrió (58) por la casa, que él sabía,
- llegando a aquella parte y aposento
- donde mi triste madre residía,
- y con un infernal atrevimiento
- (por ver que era quien más le resistía
- en lo tocante al casamiento triste),
- sin un punto aguardar, con ella enviste,
- y, dándola mortales puñaladas
- por do echó en un punto el alma y vida,
- abierta por entrambas las hijadas
- a la muerte cruel quedó rendida.
- Estas damas y yo, atemorizadas
- de ver una maldad tan desmedida,
- en la más alta torre nos cerramos,
- donde, como podimos, nos guardamos.
- El cruel, aún no estando satisfecho,
- a la gente de casa ha maltratado,
- viendo que su trayción y torpe hecho
- al revés sucedió de lo pensado.
- Púsonos al momento cerco estrecho
- aviéndonos los passos atajado,
- donde, como su furia y saña vimos,
- debaxo de concierto nos rendimos.
- Y fue que a esta tu corte nos truxesse,
- donde tan alta gente aora se encierra,
- y que si alguno tan valiente huviesse
- que la vida le quite en buena guerra,
- que, en premio, por muger me recibiesse,
- y en dote sus estados y mi tierra;
- y si nadie le vence es el partido
- que luego le reciba por marido.
- Advierte, soberano rey Antero,
- si se puede pensar más desventura
- que averme de casar con este fiero
- que a mis padres dio amarga sepultura;
- antes no alumbrará nuestro luzero (59)
- y la rueda del Sol nos será escura,
- que yo pueda (60) creer, ¡o dura suerte!,
- que no aya quien le rinda a infame muerte."
- El rey y los oyentes, condolidos
- de ver tanta miseria en tal belleza,
- estavan contra el bruto embravecidos,
- notando su maldad y gran fiereza.
- Mas témplales la furia los fornidos
- miembros y aquel corpazo y su grandeza,
- el ayre y contoneo (61) en que mostrava
- quánto en la dura guerra se estimava.
- Assí todos suspensos han estado
- hasta que en pie se puso el gran Silvero.
- En la razón que tiene confiado,
- habló de aquesta suerte al traydor fiero:
- "-Di, falso engañador desmesurado,
- ministro de los reynos de Cerbero (62),
- ¿qué confiança tienes de victoria
- siendo tu gran maldad clara y notoria?
- Ya que los sacros dioses no temías,
- por sola tu honra y tu vergüença pura
- huyr desta región y reyno avrías
- donde tu nombre es torpe (63) y fama escura.
- Pero Júpiter, a estas manos mías,
- quiere acabar tu vida, y me assegura
- con muestra cierta y con presagios llanos,
- que la has de fenecer a estas mis manos.
- Y no es possible menos, pues sabemos
- quánto aborrece el cielo al fementido,
- que muchos de tu ingenio infame vemos
- averlos a cruel muerte sometido.
- No ay, no, para qué el tiempo aquí gastemos
- con hombre tan sin ley, tan descreýdo,
- sino que, con la espada en estacado,
- te demos a entender cómo has errado.
- Luego te desafío, porque espero
- privarte de la torpe, aleve vida.
- No es justo que se nombre cavallero
- un traydor fementido y homicida."
- Con un semblante ayrado y rostro fiero,
- Brumoldo respondió: "-Cosa es sabida
- que el que es desvergonçado y atrevido,
- tiene el pecho covarde y abatido (64).
- Pésame que eres solo, mas pues quieres
- provar en campo mi ñudosa lança,
- y a todos estos grandes te prefieres
- por joven de mayor fuerça y pujança,
- acepto la batalla do quisieres,
- donde pienso tomar justa vengança
- de averme con palabras maltratado,
- sin mi valiente braço aver provado."
- La batalla quedó para otro día,
- porque fuesse más larga y espaciosa,
- aunque luego Brumoldo la quería
- por secutar (65) su cólera rabiosa.
- No es razón proceder la pluma mía
- en tan alta ocasión y tan famosa
- sin que la adelgazemos, porque pueda
- dezir en otro canto lo que queda.
NOTAS
(1) El "ciego malmirado" es Amor, representado como es sabido con los ojos vendados y disparando flechas al azar.
(2) Entre las distintas genealogías atribuidas a Eros, una de ellas lo hace hijo de la musa Polimnia, frecuentemente representada meditando. Es la única relación que hemos encontrado entre el Amor y la razón como madre suya.
(3) enderezar: "vale también encaminarse en derechura hacia otro, irle a buscar y a encontrar" (Aut.).
(4) Hace referencia a la leyenda de la ninfa Lotis, perseguida continuamente por Príapo que la requería de amores. Ella, que rechazaba los deseos de aquél, suplicó a los dioses que la transformaran en una planta que recibió el nombre de lotos. Cov. y Aut. asocian el loto al almez, mientras que DRAE lo define como la planta acuática que abunda en las riberas del Nilo. Mantengo aquí la mayúscula empleada en el original ('Lotos') por la alusión mitológica a un nombre propio.
(5) Seguramente se refiera a la creencia popular de que el laurel es resistente a los rayos, tal y como se recoge en Cov.: "entre otros privilegios que dio naturaleza al laurel es uno (según la común opinión) que jamás ha sido tocado del rayo; pero ya se ha visto lo contrario, según cuenta el doctor Laguna..." Más adelante leemos: "la mesma superstición [soñar con hechos reales venideros] tenían echando el laurel en el fuego, y si daba estallidos lo tenían por buen agüero, y si suavemente se quemaba por lo contrario".
(6) librea: usado aquí metafóricamente para aludir a la lujosa vestimenta de las citadas flores.
(7) silguero: 'jilguero'.
(8) pardillo: "páxaro menor que el gorrión y de color pardo como él" (Aut.). Gafarrón: "cierto pájaro muy conocido de los que suelen enjaularle por tener buen canto" (Cov.). En DRAE aparece definido como 'pardillo' y el vocablo se circunscribe a Aragón y Murcia.
(9) onça: "animal fiero conocido, cuya piel está manchada de varios colores. El macho vulgarmente se llama pardo" (Cov.).
(10) sacre: "especie de halcón" (Cov.). Neblí: "especie de halcón de mucha estima. Algunos quieren por esto se haya dicho cuasi nobli, por su nobleza..." (ibídem). Grifo: "es un animal monstruoso fingido, con pico y cabeza de águila, alas de buitre, cuerpo de león y uñas, cola de serpiente" (ibídem). Sobre el grifo, vid. en el estudio preliminar el apartado 8.4.
(11) Hay una elipsis, posiblemente de la palabra 'lugar', citada arriba, en el verso 117.
(12) Recuerda este bosque al vergel de la "Alegría de la Corte", en el Erec y Enid de Chrétien de Troyes, en el que también estaban siempre en flor todos los frutos. Vid. estudio preliminar, capítulo 9.1.2.2. y la propia novela citada.
(13) El paraíso según la mitología clásica.
(14) divertir: "apartar, distraher la atención de alguna persona para que no discurra ni piense en aquellas cosas a que la tenía aplicada o para que no prosiga la obra que trahía entre manos" (Aut.).
(15) trasunto: "copia o traslado que se saca del original" (Aut.).
(16) Sobre el complemento directo de persona sin preposición, vid. nota a I, 415.
(17) cercar: 'rodear', "con cualquier otra cosa que rodeemos [además de ciudades] se llama cercar" (Cov.).
(18) presurado: 'apresurado'. La forma no es recogida por los diccionarios, lo que nos lleva a pensar en un posible error del componedor del texto.
(19) man: "usamos del término man por mano, como manderecha" (Cov., s. v. 'mano').
(20) apurar: "purificar y limpiar de excrementos y de la materia crassa alguna cosa, como la plata, oro y otros metales, acrisolándolos y purgándolos de las heces que tienen, para que queden acendrados" (Aut.).
(21) movimiento rapto: "o violento. Es aquel con que el sol, la luna y demás astros se mueven de levante a poniente, con el qual dan todos ellos cada día una vuelta al cielo. Llámase también movimiento diurno" (Aut., s. v. 'movimiento').
(22) estrecho: "vale también, por alusión, cercano, allegado, amigo, confidente y unido, ya sea por vínculo de sangre, ya sea por intimidad y conformidad de voluntades y afectos" (Aut.).
(23) Así en el original, aunque parece más adecuado 'lo' por el sentido de la frase.
(24) El adverbio con valor relativo parece sustituir al lugar en el que se encuentra Sarpe, donde "quedó". Se produce, al mismo tiempo, una elipsis de 'lugar' tras el verbo, que facilitaría la comprensión de la frase: "él quedó en el lugar (...), do estuvo..." En cuanto al uso de la forma 'do', Aut. afirma que "es voz antigua y ya de poco uso". No figura en Cov.
(25) sentir: "particularmente se toma por oír o percibir con el sentido del oído" (Aut.).
(26) bravato: "lo mismo que guapo y valentón. Es voz peculiar del reino de Aragón" (Aut.).
(27) Nos acaba de decir que Silvero era "de nación portugués" (v. 295), por lo que el hecho de que ahora le llame 'español' sólo se explica por el afán de Martínez de asimilar a España, en este caso, toda la península ibérica.
(28) dispuesto: "determinado, de buen talante, de buena estatura" (Cov., s.v. 'disponer').
(29) continente: "modo de proceder y portarse uno, y lo mismo que compostura, modestia, aire y acciones" (Aut.).
(30) templado: "el bien regido y moderado" (Cov.).
(31) Los pechos más firmes, ya sea en su resistencia al amor o en tener puestas sus miras en otras mujeres. Aquí, incluso, estos pechos podrían caer en el amor de las damas que entraban.
(32) La extraña construcción se debe a que en lugar de emplear un pronombre deíctico (eso, aquello...), Martínez ha insertado un pronombre personal (lo), que produce un marcado efecto hiperbático. Estremarse: "vale también esmerarse en la execución de alguna cosa, poner todo empeño y hacer el último extremo y esfuerzo para conseguir su perfección" (Aut., s. v. 'extremarse'). La última doncella que entra supera en belleza a todas las demás que han llegado antes, gracias a la magnánima intervención de la naturaleza.
(33) afirmar: "assegurar alguna cosa para que esté afianzada y firme" (Aut.).
(34) apellido: "se toma algunas veces por el renombre que se da a uno, por donde es conocido, como don Fernando el Santo..." (Aut.).
(35) En el original, una nota al margen advierte: "En Escocia", pero no hemos podido localizar este lugar en la cartografía antigua ni moderna. Bastecer: "proveer de vituallas con abundancia" (Cov.).
(36) Calisto: 'Calixto', "constelación celeste que vulgarmente llaman Ossa mayor, cuyo nombre trahe de una ficción de la antigüedad, y de esta constelación se llama polo de Calixto el Árctico, por estar cerca de él" (Aut.). Calisto fue una hija de Licaón que fue llevada al cielo por Júpiter, donde formó la Osa Mayor.
(37) Elipsis. Habría que entender la expresión neutra 'quanto ay', como 'cuantas gentes hay en el mundo, entre los dos polos'.
(38) vivienda: "género de vida o modo de vivir" (DRAE). Con este mismo significado lo recoge Carmen Fontecha en un texto de Malón de Chaide.
(39) pedir: "vale también preguntar o informarse de otro de alguna cosa" (Aut.).
(40) Parece sustituir a "las fuerças y el poder", citados arriba, en el verso 403.
(41) acabar: "significa también conseguir, obtener y alcanzar" (Aut.).
(42) estrañar: 'extrañar', "vale assimismo reusar, negarse tácitamente a hacer alguna cosa, buscando modos para no condescender o hacer lo que se le pide" (Aut.).
(43) dado que: aquí con el valor de "en la inteligencia de que", recogido por el DRAE.
(44) fementido: "el que ha quebrado su palabra" (Cov.).
(45) Rectifico el original, donde se lee "assi", lo cual no parece muy coherente en medio de esta frase.
(46) de espacio: Fontecha localiza la forma con el valor de 'despacio' en varios textos, y asi lo atestigua Cov. al decir "ir de espacio o de priessa una cosa" (s. v. 'espacio').
(47) No hay concordancia con los dos sujetos del verso anterior, ya sea por un error ('trae' por 'traen') o por un deseo estilístico de Martínez de establecer una concordancia entre cada uno de los sujetos y el verbo, de forma individual que, aunque forzada, crea un efecto no desagradable.
(48) término: "se toma también por el distrito o espacio de tierra que comprehende una ciudad, villa, etc" (Aut.).
(49) erizado: en sentido figurado, como 'inclemente'. Así lo recoge el DRAE, s. v. 'erizar': "llenar o rodear una cosa de obstáculos, asperezas, inconvenientes, etc."
(50) pecho: "metaphóricamente se toma por valor, esfuerzo, fortaleza y constancia" (Aut.).
(51) llano: "metafóricamente se toma por la cosa que no tiene estropiezo ninguno, sino llaneza y verdad" (Cov.).
(52) cosario: "el que anda a robar por la mar; pirata" (Cov.). Aquí, en sentido figurado, como hombre malvado.
(53) movimiento: "se toma por alteración, inquietud o commoción" (Aut.).
(54) rendir: "vale también entregar alguna cosa, sujetarla a ajeno dominio" (Aut.).
(55) cometer: "vale también emprender y acometer alguna operación, como una hazaña, una guerra, un combate. En este sentido está ya antiquado" (Aut.).
(56) Con esta expresión parece referirse a los dioses como grupo, habitantes del cielo que, metafóricamente, puede tener esa cualidad de 'cristalino'.
(57) doblado: "vale también fingido, dissimulado y que oculta con el silencio la doblez que esconde en el corazón" (Aut.).
(58) descurrir: 'discurrir', "andar, caminar, correr por diversas partes o parages" (Aut.).
(59) luzero: 'lucero', "la estrella que comúnmente se llama de Venus, precursora del día quando antecede al sol" (Aut.).
(60) El original lee 'puedo', pero el contexto de la frase admite mejor 'pueda', tal y como lo transcribimos.
(61) contoneo: "el movimiento afectado y modo de andar, con gravedad y tesura, poco a poco y con desenfado" (Aut.).
(62) Los reinos de la muerte. Cerbero era un perro monstruoso, con tres cabezas, que guardaba las puertas del Hades. Fue hijo de Tifón y Equidna.
(63) torpe: "vale también ignominioso, indecoroso e infame" (Aut.).
(64) abatido: "el menospreciado y tenido en poco" (Cov.).
(65) secutar: "lo mismo que executar. Es voz antiquada que se usa en algunas provincias" (Aut.).