- CANTO de Marte ayrado las bravezas,
- la furia, ira, rencor, el ciego espanto;
- sangre, muertes, horror, saña, asperezas,
- crueldades, disensión, destrozo y llanto.
- La suavidad, blandura, las ternezas
- del bello amor a las parejas canto;
- la inquietud agradable y dulces llamas (2),
- sus graciosos embustes, suaves tramas.
- Temple el bélico ardor Amor süave
- y la paz afrentosa Marte fiero:
- con sus redes Amor los pechos trave
- y en ellos Marte infunda amor guerrero.
- El uno en bien gustoso el mal acabe,
- el otro el bien remita al duro azero;
- con valor éste, aquél con tierno modo,
- juntos pongan honroso punto (3) en todo.
- Ambos darán materia al hado (4) mío
- que aspira a celebrar tan alta historia;
- los hechos de animoso, heroyco brío,
- el justo celo, la virtud notoria,
- en cuyas soberanas obras fío
- que celebrando yo su alteza y gloria,
- gloria y alteza illustre haré que suene
- en quanto el mar entre sus braços tiene.
- Haré que en la espaciosa fértil vega
- de la Imperial Ciudad se oyga la fama,
- quitando el ciego error y niebla ciega
- que de su antigüedad oy se derrama (5);
- haré que donde el sol con su luz llega,
- llegue su resplandor e immortal llama
- tocando con la próspera fortuna
- el cóncavo espacioso de la Luna (6).
- Trataré de raýz la historia y cuento
- que mil cuentos y historias dulces tiene,
- con el bélico ardor fiero, sangriento,
- mezclando lo que halaga y entretiene.
- Sólo pido advertencia (7) y pecho atento,
- que pues hablar de muchos me conviene,
- varios cuentos, por fuerça, yré tocando,
- de ocultos senos (8) la verdad sacando.
- En la antigua Bretaña o Inglaterra,
- poblada de española y griega gente (9),
- huvo un famoso rey que, en paz y en guerra,
- no menos fue animoso que prudente:
- conquistó lo que el reyno isleño encierra,
- aportando (10) a la costa felizmente,
- cuyas (11) guerras magnánimas no cuento
- por no importar al pretendido intento (12).
- Gozando possesión quïeta y llana (13)
- de la fértil comarca elada y fría,
- con término amoroso y traça humana
- el príncipe discreto los regía (14);
- con gran fidelidad y prompta gana (15)
- le amava el pueblo inglés y obedecía:
- pues no ay quien más humane la fiereza
- que el pecho afable y trato con llaneza.
- En el reyno a este tiempo se hallavan
- valerosos y fuertes cavalleros,
- que su florida edad y años gastavan
- en dar renombre honroso a sus azeros.
- Este intento con hechos confirmavan
- en comarcanos reynos y estrangeros,
- saliéndose a provar por todas partes,
- los valerosos y sangrientos Martes (16).
- Vino tanto a estenderse el nombre de ellos
- por los anchos confines de la tierra,
- que no avía quién osase acometellos
- en singular contienda o campal guerra (17).
- Uno se aventajó entre todos ellos,
- señor de la Encantada Fértil Sierra,
- llamado el valeroso Clarimante,
- de singular esfuerço, aunque arrogante,
- el qual dizen ser hijo del famoso
- Martelio, que en las guerras hizo tanto (18)
- que con sólo su nombre poderoso
- a las remotas gentes puso espanto.
- Éste (19), andando en un bosque verde umbroso,
- quando el sol dista del Oriente quanto
- del obscuro Occidente está apartado (20),
- le aconteció un sucesso no pensado (21).
- Y fue que, de entre riscos y breñales (22),
- una sierpe (23) salió, con tal fiereza,
- que a los más atrevidos animales
- espanto les pusiera su braveza;
- acometió con furia y silvos tales
- a Martelio, y con tanta ligereza,
- que el joven animoso apenas pudo
- valerse del amparo de su escudo.
- Hirióle el primer golpe en descubierto
- y dio con él en tierra sin sentido,
- aunque con brevedad quedó despierto,
- a su antiguo vigor restituýdo.
- Mas, viendo el gran peligro y daño cierto,
- qual valeroso Marte se ha ofrecido
- a la más brava y espantable guerra
- que se ha visto jamás sobre la tierra.
- Acomete por uno y otro lado,
- entra y sale a ofender (24) osadamente;
- mas pensar penetrarla era escusado,
- que el escamoso cuero no consiente.
- Gran tiempo la contienda avía durado
- sin que huviesse flaqueza en la serpiente,
- la qual, con el estremo de fiereza,
- bate del joven fuerte la cabeça.
- Sin acuerdo (25), el valiente a tierra vino,
- y, quando en sí bolvió del sueño odioso,
- sin alcançar (26) el orden y camino
- se halló en un aposento tenebroso.
- Movido de un furioso desatino
- anduvo a todas partes cuydadoso,
- viéndose en una cama y desarmado,
- y en lugar de sus pies jamás hollado.
- Acertó a una ventana que allí avía
- y, abierta, halló que el puesto donde estava
- era de tanta costa (27) y bizarría,
- que cualquiera valor sobrepujava.
- Atrás queda la luz del mediodía
- si con el resplandor se comparava
- que a[r]rojavan de sí piedras y perlas,
- causando admiración y espanto (28) el verlas.
- Atónito del súbito acidente (29)
- sintió abrirse una puerta con ruÿdo,
- por donde entró una dama y, juntamente,
- el poderoso Amor obedecido:
- que luego el gran Martelio el pecho siente
- a la nueva passión de amor rendido,
- preso de la sin par soberanía
- de la mortal que a Venus excedía.
- Quién fuesse aquesta dama, y otras cosas
- que ay que tratar más largo (30) en este cuento
- (enredos, aventuras peligrosas
- hechas por arte y mago encantamento),
- descubriré diziendo las famosas
- empressas (31) que ha de aver en este assiento (32),
- donde declararé más a lo largo
- lo que dezir por orden oy me encargo.
- Agora sólo digo que ocupada (33)
- de Martelio quedó la dama hermosa,
- al trance de Lucina (34) ya obligada,
- efeto de la llama impetuosa.
- Después dio aquella fruta señalada
- que fue a tantas naciones tan costosa;
- digo el diestro y gallardo Clarimante,
- memorable de Oriente al mar de Atlante (35).
- Pues, como el nuevo Marte floreciesse
- (del valor de su padre no olvidado),
- y su célebre nombre se estendiesse (36)
- en quanto abarca y ciñe el mar salado,
- y a su gallardo braço se rindiesse
- del ancho reyno el más aventajado;
- determinó de hazer una grandeza
- que fuesse indicio de su fortaleza.
- Y fue que en las provincias comarcanas,
- en los reynos que al suyo eran vezinos,
- hasta las gentes griegas y africanas
- en todos los imperios peregrinos (37),
- dio su salvoconduto y cartas llanas (38)
- assegurando el passo (39) y los caminos,
- fixando los carteles (40) donde quiera,
- llevando su tenor desta manera:
- "Clarimante, señor en la Bretaña
- de la Encantada Sierra, desafía
- a qualquiera guerrero que, en campaña (41),
- quiera provar su esfuerço y valentía.
- Aquél que le venciere en fuerça o maña
- quede por señor suyo el mesmo día,
- gozando de su estado; y si él venciere,
- la gloria sola y fama en precio (42) quiere."
- De diferentes partes acudieron
- cavalleros famosos y esforçados,
- pero todos al cabo se rindieron
- al disponer contrario de sus hados.
- Assí, forçosamente concedieron
- que entre los más valientes y nombrados,
- era el mejor guerrero Clarimante,
- sin nadie a sugetarle ser bastante.
- Estuvo en esta fama el cavallero
- no aviendo quien osasse alçar la espada;
- porque qualquier tyrano desafuero
- o alteración, por él era vengada.
- Mas Fortuna, que nunca un siglo entero
- dexó gozar la próspera jornada (43),
- puso al gallardo Marte en los estremos
- que en la presente narración veremos.
- El rey britano, a esta sazón, tenía
- una hija por única heredera
- de quanto él con valor ganado avía,
- a quien puesta en estado (44) ver quisiera.
- Las bodas dilatava de día en día,
- buscando algún buen orden (45) y manera
- como poderla dar un tal marido,
- que mereciesse el reyno esclarecido.
- Dello tratava en su prudente pecho
- no hallando quien del todo le quadrasse;
- porque de quien estava satisfecho
- dudava que el gran reyno le aprovasse.
- Teme, si Clarimante entiende el hecho,
- que el sossegado imperio le alterasse,
- y por este camino, fácilmente,
- se siguiesse el temido inconveniente.
- El animoso rey se dezía Antero,
- Rosania la princesa se llamava.
- Él, en tiempos de atrás tan gran guerrero
- que a no rendidos cuellos yugo echava (46),
- hijo fue de Lyrsania y de Lidero
- de quien tanto la fama publicava,
- porque Lidero fue señor de adonde
- su clara luz el sol hermoso esconde (47).
- Rosania, viendo al rey tan cuydadoso (48)
- sin la causa alcançar de tanta pena,
- con pecho triste y coraçón ansioso
- buscava algún buen medio (49) o traça buena.
- A un vergel entró, acaso (50), deleytoso,
- y hallando al rey, con rostro y boz serena,
- no pudiendo encubrir más su cuydado,
- desta suerte su intento ha declarado:
- "-Si en tus ojos merece alguna cosa
- el entrañable amor que te he tenido,
- el pecho tierno y voluntad honrosa
- que, al presente, a hablarte me ha movido,
- te suplico, señor, no sea enojosa
- la justa petición que humilde pido;
- que es que de tu dolor me des la parte
- que baste a me aliviar y a ti aliviarte.
- Que si el amor es tanto como muestras,
- no me puedes negar lo que aquí digo,
- y más viendo que en cosas que ay siniestras
- buscar se suele el pecho del amigo.
- No quedan las potencias, no, tan diestras,
- quando la ciega infiel (51) y hado enemigo
- a la felicidad nuestra haze guerra,
- que no vengan a dar consigo en tierra.
- Negar no se me puede el desconsuelo
- que ofende tu real pecho cuydadoso,
- que el afligido rostro es buen señuelo (52)
- del dolor que te tiene en passo (53) ansioso:
- los ojos fixos en el duro suelo,
- pensativo, inquïeto y sin reposo;
- cosa que ya me tiene en punto puesta,
- que el trago del morir sólo me resta.
- En amigable paz tus reynos veo,
- las gentes comarcanas te engrandecen,
- y en señal de obediencia y por trofeo (54)
- parias a tu imperial corona ofrecen;
- corre la ciega diosa a tu desseo,
- las rentas y tesoros tuyos crecen,
- por do entender no puedo mirando esto
- qué te pueda afligir y ser molesto.
- Assí, he determinado suplicarte
- (en tu piedad y ser tu hija fiada),
- de tus graves secretos me des parte;
- pues no es razón yo viva triste, ansiada.
- Podrá ser que me ofrezca el cielo la arte (55)
- con que dexe tu angustia en bien trocada.
- Y quando (56) no atinare a dar remedio,
- siquiera llevaré del mal el medio (57)."
- Diziendo estas razones derramava
- lágrimas que de aljófar (58) parecían,
- y pena tal y tal dolor mostrava,
- que al lastimado padre enternecían.
- Las bellas perlas que llorando embiava,
- quando a la seca tierra decendían
- brotavan (59) azucenas, rosas, flores
- que arrojavan de sí gratos olores.
- No pudo el grave rey, aunque quería,
- resistir (60) a sus ojos no llorassen,
- y que de la ansia immensa que sentía
- la parte principal fuera mostrassen.
- Los suspiros con fuerça reprimía,
- forçándolos que dentro se quedassen;
- mas andava el buen rey en esto errado,
- pues el fuego encubierto es más cendrado (61).
- A Rosania abraçó amorosamente,
- del tierno paternal amor vencido,
- y con un suspirar triste y ardiente
- su boz desta arte (62) encomendó al oýdo:
- "-Lo mucho en que te estimo no consiente
- que mi oculto dolor te sea escondido,
- mas, ¡ay, bien de mis ojos!, que si muero
- es por el grande amor con que te quiero;
- que si él fuera de menos tomo y suerte (63),
- sin forçarme a mirar mil niñerías,
- ni en mi pecho reinara un mal tan fuerte
- ni tuvieran lugar las ansias mías.
- Mas hallo avecinárseme la muerte
- (que es fin forçoso de mis largos días),
- sin poder emprender lo que emprendiera
- si mi ardor juvenil permaneciera.
- En paz gozo mis reynos, no lo niego,
- mas tenerlos en paz, ¿qué me aprovecha
- si a la primer sazón se enciende un fuego
- con que aquesta unidad quede deshecha?
- Tiéneme, amada hija, sin sossiego,
- dándome pena grave y vida estrecha,
- el ver que es tiempo ya de darte estado
- y no hallarte el marido acomodado (64).
- Que, aunque mil valerosos lo procuran
- con medios eficaces nunca oýdos
- y el codiciado fin dulce apresuran
- en sus tiernos discursos sostenidos,
- no tanto por lo justo se aventuran
- (haziéndome magnánimos partidos (65)),
- quanto por verse en tan sublime alteza
- como es gozar mi reyno y tu belleza.
- Estoy determinado no hazer cosa
- hasta que la fatal precissa muerte
- ponga fin a mi vida congoxosa
- con golpe horrible de su braço fuerte.
- Después podrás, pues eres ingeniosa,
- buscar príncipe alguno de tal suerte
- que puedas, a sabor (66) tuyo y contento,
- hazer un provechoso casamiento.
- Ves los grandes guerreros desta tierra,
- los animosos príncipes valientes
- (pues aquesta estrecha isla (67) tiene y cierra (68)
- los que causan temor a tantas gentes;
- discretos en la paz, fuertes en guerra:
- para qualquier empressa suficientes),
- y assí, cada uno dellos, si se ofrece,
- dirá que por sus prendas te merece.
- Por donde nadie avrá que no se afrente
- de que le excluya de la honrosa empressa,
- pues no ay mirar a amigo ni a pariente
- donde interés tan grande se atraviessa.
- Y no es este el mayor inconveniente
- ni lo que más en este caso pesa;
- sólo me da fatiga no pensada
- de Clarimante la ira arrebatada.
- No dexará hombre humano con la vida
- si privado se ve del casamiento.
- Por respeto de quien trae corregida (69)
- su altiva presunción y fiero (70) intento,
- quedarás a mil guerras sometida
- con que en riesgo pornán (71) tu real assiento,
- y mis fieles amigos y allegados
- serán a dura muerte condenados.
- Sabes bien que Martelio fue vencido
- por esta ayrada diestra, mano a mano (72),
- saliendo del combate tan herido,
- que no huvo a darle vida medio humano.
- Viéndose al postrer trance ya venido
- y que el vivir le niega el hado insano (73),
- descubrió a su querido Clarimante
- sucessos memorables de adelante,
- tomándole solenne juramento
- que su temprana muerte en mí vengasse
- si con justo, apazible casamiento,
- conmigo su valor no se juntasse.
- Assí, advierte, no ha hecho movimiento
- hasta ver si contigo yo le case,
- atalayando (74) siempre, y a la mira (75),
- a dónde mi sagaz consejo tira (76).
- Tengo, por otra parte, mil respuestas
- de prodigiosas cuevas encantadas,
- que con remotas gentes y traspuestas (77)
- declaran sean tus bodas celebradas.
- Mira, en trances y en cosas tan opuestas
- (aviendo tanto mal si van erradas),
- si es razón que recele los sucessos
- que en tu daño, parece veo espressos."
- Rosania, que prudente y discreta era,
- de ingenio agudo y parecer fundado (78),
- con alegre semblante y boz entera
- desta suerte su voto (79) al padre ha dado:
- "-Ofrecerte el remedio yo quisiera
- importante a tu pena y real cuydado,
- pero, pues no le alcanço suficiente,
- mi parecer escucha atentamente:
- los dioses, que disponen tales cosas,
- no queriendo me case de otra suerte,
- con sus divinas ciencias mysteriosas
- espero ordenarán de complazerte.
- Publica algunas fiestas sumptuosas
- en que por premio pongas, al más fuerte,
- mi persona, tu imperio y real hazienda,
- si un año mantuviere la contienda (80).
- En este breve tiempo, ten por cierto,
- no faltará algún pecho señalado
- que vença a Clarimante, o dexe muerto,
- en paz quedando tu imperial estado.
- Y siendo ya espressado en el concierto
- que me ha de ser en matrimonio dado
- el más esclarecido y más valiente,
- se evita qualquier daño y mal urgente (81).
- Y quando los del cielo, en fin, ordenen
- prevalezca el furioso Clarimante,
- avrá causas que al bien común convienen,
- y a tu real magestad será importante.
- Tus cuydados, de oy más (82), rey, se cercenen,
- sin penarte sucessos de adelante;
- que en espacio de un año no es possible
- falte medio, a tu intento convenible."
- El rey quedó algún tanto satisfecho
- y hizo publicar por mil regiones
- que al más gallardo y alentado pecho
- su hija entregará, y sus possessiones,
- con que un curso del sol (83) sustente el hecho
- contra cualesquier ínclitos varones,
- manteniendo la tela (84) en campo armado
- a cavallo y a pie, como esforçado.
- Buela la presta Fama licenciosa
- aumentando las gracias de la dama,
- el tesoro y riqueza caudalosa
- que por la isleña tierra se derrama.
- Fue en su publicación tan presurosa (85),
- que no huvo en gran distrito hombre de fama,
- tenido por de esfuerço suficiente,
- que luego no acudiesse diligente.
- La más parte del reyno (86) se inclinava
- al joven Clarimante aventajado,
- de cuyo gran valor se platicava
- en la tierra y lugar más apartado.
- Y bien, en el semblante, él lo mostrava,
- como si ya por rey fuera jurado;
- que Antero saludava como yerno (87),
- metiéndose en las cosas del govierno.
- Gentes de todas partes acudían
- para ver y provar su fortaleza,
- al señalado término atendían (88)
- en que mostrar pudiessen su destreza,
- en nuevo esfuerço y brío se encendían
- notando de Rosania la belleza;
- estando cada qual con esperança
- de salir de la empressa con bonança (89).
- Recebíalos el rey alegremente
- según la calidad de sus estados,
- y con pródiga mano, en competente (90)
- lugar eran servidos y hospedados.
- Con admirable traça (91), el rey prudente
- hizo hazer miradores y tablados (92)
- donde la gente y vulgo (93) estar pudiesse
- sin que a los justadores impidiesse (94).
- Avía más de quinientos cavalleros
- el señalado tiempo (95) codiciando;
- de todas las provincias los primeros,
- venidos a provarse en aquel vando:
- bravos, fuertes, altivos y guerreros,
- de sus personas grandes muestras dando.
- Assí que en la ciudad aora se encierra
- la gente más granada de la tierra.
- Llegada la sazón (96) del plazo dado
- (que era quando el Sol entra presuroso
- en aquél cúyo fue el vellón dorado
- del cólquico edificio misterioso (97)),
- apenas en Oriente se ha mostrado
- el resplandor febeo (98) y rayo hermoso,
- quando ya la ancha plaça se cubría
- de la luzida gente que acudía.
- Cada uno lo mejor que tiene lleva
- adornado de la índica (99) riqueza,
- con divisa, invención, con traça nueva (100),
- dando lustre y donayre a su braveza.
- Esperan venir todos a la prueva
- donde puedan mostrar su fortaleza,
- cada qual estrivando (101) en la esperança
- de llevar a su parte la balança.
- En cavallos briosos y ligeros,
- con el oro de Arabia hermoseados,
- salen los famosíssimos guerreros,
- más de braveza que de azero armados;
- codician unos y otros ser primeros
- por tocar los quilates (102) de sus hados
- en pretensión tan alta (103) y tal empressa
- donde magestad tanta se interessa (104).
- Yvan en sus quadrillas repartidos;
- de diez en diez, de doze, quinze y veynte,
- de manera que todos van unidos
- llevando por caudillo a el (105) más potente.
- Ocho de Lusitania eran venidos
- acompañando un joven floreciente (106);
- Bendalio se llamava este guerrero,
- de los lusinos (107) reynos heredero.
- Los otros ocho son: Numerïano,
- Larida, Isenio, Othón, Maresio, Aldeña,
- Silverio y el gallardo Brandïano,
- que al mejor justador la justa enseña.
- Eran todos del reyno lusitano.
- Un dorado avestruz llevan por seña,
- para ser de los suyos conocidos
- en todos los encuentros y partidos.
- De la Tracia, el gran príncipe Solino
- su esquadra de guerreros fuertes lleva:
- Selisario, Rugiel, Teutro, Gelino,
- mancebo de valor y de alta prueva (108),
- Ripando y Alingur, también Melino,
- señor de la Tartárea torre y cueva,
- Calipo, cavallero de gran fama,
- y Ficelio, que el Ínclito se llama.
- Doze príncipes ay de otras naciones,
- que goviernan esfuerços (109) florecientes;
- todos de esclarecidos (110) coraçones,
- de raros (111) pechos, ánimos valientes.
- De los doze diré, claros varones,
- por ser a nuestra historia convenientes,
- callando otros millares que allí estavan,
- porque a los que he contado no ygualavan.
- Sergesto, Trulo, Cario y Palmireno,
- Andronio, Corimboto y Carbopía,
- Brinaldo, Sarpe, Cauro y Macrideno,
- y Risambo, de rara valentía.
- Los más dellos habitan el Tyrreno
- y todos eran diestros a porfía (112).
- La gente que los sigue es algo nueva,
- aunque de grande aliento y rara prueva. (113)
- Otra esquadra nos queda, valerosa,
- de la qual trataremos adelante,
- quando diere lugar la embaraçosa (114)
- gente, que para aplauso es importante: (115)
- pues vemos que en el mundo ya no ay cosa
- que tenga su valor justo y bastante,
- si no ay quien la quilate (116) y favorezca,
- y con devido estruendo (117) la engrandezca.
- De toda la comarca han concurrido
- hombres, mugeres, niños, viejos, damas
- que en sus rostros mostravan a Cupido
- estar en ellas las ardientes llamas:
- el nuevo ardor y esfuerço han encendido
- en aquellos guerreros de altas famas,
- mirando allí encerrada la belleza (118)
- que en el orbe esparzió Naturaleza.
- Allí las galas, trages, bizarría,
- las telas, los recamos (119) e invenciones,
- los adereços (120), cortes, gallardía
- de diferentes gentes y naciones,
- admiración y espanto los (121) ponía,
- y abivava en su pecho las passiones
- que amor en lo más íntimo alimenta
- sin de estado o persona tener cuenta.
- Ocupan los andamios (122) y tablados
- no quedando lugar vacío de gente;
- las ventanas, paredes, los tejados,
- sin poder caber más, estrechamente.
- Quedaron los paseos desocupados
- para el justar, como era conveniente.
- Lo demás, aun apenas sustenía (123)
- la multitud de gente que allí avía.
- Pero hase de entender que se avia hecho
- fuera de la ciudad, en una vega,
- a manera de muro y de pertrecho (124),
- este alto mirador que al cielo llega,
- con seys altos (125) y más, y luego el techo,
- de do se ve la mar y quien navega;
- de suerte que era gusto o ver la gente
- o el estendido mar que está defrente (126).
- No podían abaxar a la ancha plaça,
- por no aver puerta alguna o escalera;
- porque un orden se dio, una nueva traça,
- para que nadie allí los impidiera.
- Ningún hombre, al justar, los embaraça (127),
- que el mirar y el subir es por defuera;
- y assí, en el grande círculo (128) no avía
- más de la militar cavallería.
- Ya que estava la gente acomodada
- (digo la forastera), y los guerreros
- la señal aguardavan desseada,
- para mostrar su esfuerço y sus azeros (129),
- y la rosada Aurora, avergonçada,
- la escuridad aparta, y los luzeros
- cubren su resplandor en la presencia
- de aquella que les vence en excelencia,
- el rey vino, y la reyna, a quien seguía,
- de ilustres cavalleros cortesanos,
- una vanda y luzida compañía (130)
- que en su tiempo jugaron (131) bien las manos.
- Matronas (132) de admirable gallardía,
- con semblantes y rostros soberanos;
- éstas van con la reyna que, galana,
- desprecia y vence a la natura humana.
- Después salió Rosania, en cuyo gesto (133),
- semblante, contoneo y hermosura,
- muestra aver empleado todo el resto (134)
- la artificiosa y pródiga Natura:
- un ayre que enamora, andar modesto,
- un blanco do el christal y nieve pura
- pierden su resplandor, si es comparado
- con la que es de belleza un fiel traslado (135).
- Vestida va de una telilla parda (136),
- hecha con nueva industria y labor nueva (137),
- con que en todo parece más gallarda
- junto con el donayre que en sí lleva.
- Con mesurado passo y muestra (138) tarda
- llegó do estavan puestos a la prueva
- los más bizarros hombres, y más bellos,
- que el mundo conoció ni podrá vellos.
- Lleva gallardas damas a su lado,
- que en la hermosura y gracia par no tienen;
- entre ellas juega Amor, el arco armado;
- ellas burlan con él y se entretienen;
- desde ellas exercita el braço osado
- por quien torneos (139) y justas se mantienen,
- más valientes haziendo a los valientes
- con sus tácitos fuegos y acidentes.
- Los que avían de justar se consolavan
- con que, ya que perdiessen la alta empresa,
- otras esclarecidas les quedavan
- de beldad no menor que la princesa.
- Y tanto con aquesto se animavan,
- y davan para el hecho tanta priessa,
- que tienen ya por obra no sufrible (140)
- no se ver en el punto convenible (141).
- Puesto el rey en los anchos corredores
- con vistosos tapizes entoldados,
- duques, príncipes, grandes y señores
- en el mismo lugar están sentados.
- Luego, en otros hermosos miradores,
- con no menos riqueza adereçados,
- subió Rosania, para que estuviesse
- donde de todas partes vista fuesse,
- por que mirando el premio y joya bella,
- a la dudosa (142) guerra se animassen,
- y por gozar tal reyno y tal donzella
- a qualquiera rigor se aventurassen:
- en quien (143), como en un sol y clara estrella,
- la enamorada vista deleytassen,
- estando (144) por jüez y premio honroso
- del fuerte pecho y coraçón brioso.
- Alrededor las damas se assentaron
- en lugar oportuno y conveniente;
- al encendido Sol su luz quitaron,
- dexándole alumbrar escasamente,
- porque como mil soles se juntaron:
- vinieron a ofuscar (145) el rayo ardiente,
- como no darnos luz la vela vemos
- si a los solares rayos la ponemos.
- ¡O qué mirar divino con que matan!
- ¡O qué rostro que enlaza y enamora!
- ¡O qué gracia y qué ser con que maltratan,
- qué beldad de las damas, robadora (146)!
- ¡O qué cabellos donde vidas atan!
- ¡O qué disposición (147) que el alma adora,
- qué donayre, qué aviso, qué cordura (148),
- qué estremo de estremada hermosura!
- Aquí todos los ojos empleavan (149),
- porque, aunque era Rosania más hermosa,
- sus estremadas gracias estorvavan
- que no la ofenda voluntad viciosa (150);
- como en un claro espejo se miravan
- sin ocupar la vista en otra cosa,
- cevando (151) sus conceptos amorosos
- en aquellos objetos milagrosos (152).
- Sonava acorde y dulce melodía
- de varios y templados instrumentos,
- cuyo eco, junto al cielo, respondía
- la postrera dicción de sus acentos (153);
- en los cóncavos valles reteñía (154)
- el dulce son llevado por los vientos,
- el oýdo más rústico alegrando
- y el alma de sí misma enagenando.
- Cessó la melodía que sonava
- y la bélica trompa a espacio suena
- que a la dudosa justa combidava
- y más de un coraçón de sí enagena;
- otros, con passo osado y muestra brava,
- quisieran verse puestos en la arena (155)
- para al mundo mostrar su pecho ardiente
- y quién era en las armas más valiente.
- Estando, pues, desta arte ya aguardando
- los encuentros de algunos cavalleros
- (que, el riguroso trance desseando,
- todos ser procuravan los primeros),
- por un lado la gente alborotando;
- se fue (digo los ínclitos guerreros),
- dando passo y lugar a un Marte nuevo (156).
- Mas a passar de aquí yo no me atrevo.
- CANTO II
NOTAS
(1 ) justa: "batalla de a caballo con lanzas" (Aut.). Covarrubias dice que para la celebración de las justas, "pónese una tela tan larga como una carrera de caballo, y de la una parte a la otra se vienen a encontrar los caballeros al medio della, partiendo ambos a un tiempo con el son de la trompeta". Alberto Blecua afirma que "el vencedor era el que conseguía quebrar su lanza o derribar al contrario". (Alberto Blecua, ed. de Historia de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y Artús d'Algarbe, en Libros de caballería, Barcelona, Ed. Juventud, 1970, p. 37, n. 9).
(2) llama: "metaphóricamente significa la fuerza y eficacia de alguna passión o afecto" (Aut.).
(3) punto: parece indicar que desea que el final de las acciones sea bueno, honroso. En ese sentido, punto aparece definido en Aut. como "el fin o intento de cualquier acción".
(4) Según Aut., el hado es el "orden inevitable de las cosas". Aquí parece referirse al destino como fuerza que obliga al autor a escribir la historia.
(5) se derrama: se divulga, así, en Aut. s.v. derramar: "metaphóricamente significa publicar, extender, divulgar algún sucesso u otra cosa".
(6) el cóncavo espacioso de la Luna: con esta metáfora hace referencia Martínez al cielo, asimilado a una bóveda ocupada por la Luna.
(7) advertencia: "el acto de reparar, conocer y observar con particular cuidado alguna cosa" (Aut.).
(8) seno: "significa también qualquier concavidad o hueco capaz de encerrar en sí otra cosa" (Aut.).
(9) No existe constancia histórica de este poblamiento de Inglaterra por gentes españolas y griegas. Son los celtas quienes ocupan las Islas Británicas antes de la dominación romana, y los jutos, anglos y sajones (procedentes del norte y centro de Europa), los que llegan a ellas tras los romanos, hacia el año 450. Un planteamiento fabuloso y literario hace proceder, no obstante, a los pueblos británicos de Eneas el troyano, cuyo bisnieto Bruto es considerado como fundador de Bretaña, de donde podemos asirnos para una conexión de estas tierras con el mundo griego. Estamos hablando de la Historia regum Britanniae de Geoffrey de Monmouth, clérigo galés del siglo XII a quien se debe la primera alusión literaria al mítico rey Arturo. La población española forma parte del deseo de Martínez de documentar una preponderancia hispana que, como se vio en el prólogo al lector, ve por todas partes del orbe antiguo.
(10) aportar: "es tomar puerto, y muchas veces llegar a parte no pensada, sino que acaso yendo perdidos llegaron a aquel lugar" (Cov.).
(11) El relativo sustituye a "famoso rey", situado algo atrás, en el verso 43.
(12) intento: "fin o propósito" (Cov.).
(13) possesión quieta y llana: hace referencia a que su reinado fue tranquilo, sin revueltas ni oposición de ningún contrario. Llano, en Aut., se define metafóricamente como "fácil, corriente y que no tiene embarazo, dificultad ni impedimento". Quieto, "vale también pacífico, sossegado, sin turbación o alteración" (Aut.).
(14) No hay concordancia entre el plural del pronombre los y las referencias anteriores a los territorios, sin embargo se puede entender implícitamente que aquél sustituye, en efecto, a las posesiones del rey, que estarían sin duda en la mente del autor, y a las que sí ha citado en singular (vv. 45 y 50). Tampoco podemos descartar que aluda a los habitantes de sus tierras.
(15) Corrijo la errata señalada en el testimonio que, de las mismas, ofrece en los preliminares el licenciado Murcia de la Llana. En el texto se lee "y con prompta".
(16) Será común en Martínez emplear por antonomasia ciertos nombres propios, generalmente mitológicos, para designar las cualidades de algún personaje. En este caso, es evidente que el dios romano de la guerra define a los caballeros de la corte inglesa.
(17) Se trata de dos modalidades del combate caballeresco. La contienda singular es, como la justa, un combate entre dos únicos caballeros, mientras la guerra campal supone el concurso de un elevado número de caballeros en una batalla.
(18) En el texto, la palabra "tanto" lleva una tilde en la a, para señalar la abreviatura de la n que, sin embargo, no se produce.
(19) Hay un anacoluto en la construcción que se inicia aquí. Lo correcto sería "a éste", si nos atenemos a los versos siguientes. La prolongada cláusula parentética contribuye a este error sintáctico que no habría que descartar, tampoco, como errata del texto.
(20) quando el sol dista del Oriente quanto / del obscuro Occidente está apartado: es decir, a mediodía.
(21) no pensado: no imaginado, inesperado, según Aut., s. v. 'pensar': "imaginar, premeditar".
(22) breñal: "sitio y paraje áspero e inculto, lleno de breñas y malezas" (Aut.). Breñas son "los matorrales, malezas o espesuras que crecen en la tierra inculta y fragosa" (ibídem).
(23) sierpe: dragón. Covarrubias remite a serpiente, y allí dice: "comúnmente llamamos serpiente a un género de culebra que fingimos tener alas y grandes uñas en los pies". En culebra afirma que "sierpe, culebra, dragón son nombres que se toman el uno por el otro". El Bestiario de Cambridge señala que "el dragón es la mayor de todas las serpientes", lo que confirma la identificación entre serpiente y dragón que aquí manejamos. (Vid. Bestiario medieval, op. cit., pp. 180-181).
(24) ofender: "hacer daño a otro phýsicamente, hiriéndole o maltratándole" (Aut.).
(25) sin acuerdo, lo mismo que 'estar fuera de acuerdo': "quedar sin sentido, sin conocimiento y sin el uso de la razón, como sucede a los que por algún accidente, desmayo o golpe pierden el sentido" (Aut., s.v. 'acuerdo').
(26) alcançar: "saber, entender, comprehender" (Aut.).
(27) costa: "el precio de una cosa" (Cov.).
(28) espanto: "admiración y assombro, no causado de miedo, sino de reparo y consideración de alguna novedad y singularidad" (Aut.).
(29) acidente: "llaman los médicos la enfermedad o indisposición que sobreviene y acomete, o repentinamente o causada de nuevo por la mala disposición del paciente" (Aut.).
(30) largo: "se toma algunas vezes como adverbio, y vale bastantemente y con abundancia" (Aut.).
(31) empresa: "acción y determinación de emprender algún negocio arduo y considerable, y el esfuerzo, valor y acometimiento con que se procura lograr el intento" (Aut.).
(32) assiento: "situación, y parte o sitio donde está fundada una ciudad, villa, pueblo, lugar y población de gentes" (Aut.).
(33) ocupada: "dícese de la mujer preñada" (DRAE).
(34) Lucina: diosa romana de los alumbramientos y los partos. Aparece asociada a la deidad griega Ilitía, considerada como hija de Zeus y Hera.
(35) Atlante es un gigante, hijo de Clímene y de Jápeto, de una generación anterior a los dioses olímpicos. Se cuenta que encabezó a los titanes en su lucha contra los dioses, y por ello fue condenado a llevar sobre sus espaldas la bóveda del cielo durante toda la eternidad. Cuando Perseo le mostró la cabeza de la Gorgona, quedó petrificado, convertido en la cadena montañosa del Atlas, en África. El 'mar de Atlante' es, pues, el océano Atlántico, que se extiende desde la cordillera del Atlas hasta el Nuevo Mundo.
(36) En el original, "y su célebre se estendiesse". Corrijo la errata atendiendo al testimonio de las mismas.
(37) peregrino: "se toma algunas veces por extraño, raro, especial en su línea o pocas veces visto" (Aut.).
(38) salvoconduto: "libertad para hacer algo sin temor de castigo" (DRAE). Clarimante tenía permiso (suponemos que del rey) para defender el paso de armas al que se alude abajo. En cuanto a cartas llanas cabe pensar que hace referencia a las 'cartas de batalla' o 'cartas de desafío', que según Riquer "eran fijadas por las paredes de las calles, las esquinas y las puertas de las iglesias y todo el mundo se enteraba de su contenido". (Martín de Riquer, Caballeros andantes españoles, op. cit., p. 43). Quizás por eso son llamadas llanas, en el sentido figurado de 'claro' o' evidente'. Vid. infra, nota 40, cartel.
(39) passo: "se tomaba por hecho de armas, torneo o justa, en que los caballeros se apostaban en algún parage para hacer ostentación de su destreza de armas, y llamaban con carteles de desafío a otros caballeros que quisiessen justar con ellos, en la liza que para este fin disponían, assistiendo a ella los jueces del campo, nombrados por los mantenedores y autorizados por el rey" (Aut.). Riquer afirma que "un caballero, situado en un lugar fijo, prohíbe el paso a todos los demás caballeros que intenten aproximarse al lugar vedado o 'defendido'. Este caballero es el 'mantenedor' del paso". (Martín de Riquer, op. cit., p. 58).
(40) cartel: "papel escrito o mensage, por el qual uno desafía a otro para reñir con él y batallar cuerpo a cuerpo en el parage o sitio que eligiere" (Aut.). Vid. supra, nota 38.
(41) campaña: "el campo que ocupa el exército, quando está fuera de los alojamientos, aunque sea montuoso o lleno de peñascos" (Aut.).
(42) precio: "premio o prez que se ganaba en las justas" (DRAE). Cfr. "...que para los cavalleros que mejor lo hiziessen pusiesse tan grandes precios que a todos los que lo supiessen tomasse gran voluntad de venir a ellos." (Diego Ortúñez de Calahorra: Espejo de príncipes..., ed. cit., I, p. 256).
(43) jornada: "lance, ocasión, circunstancia", en sentido figurado (DRAE).
(44) puesta en estado: "poner a uno en estado, por antonomasia es casarle, y generalmente es darle modo de vivir, para que por sí pueda obrar y tener casa y familia" (Aut., s. v. 'estado').
(45) orden: "se toma también por concierto y buena disposición de las cosas" (Aut.).
(46) Se refiere a que su destreza en hechos de armas era tal, que bastaba a doblegar a quienes nunca fueron doblegados.
(47) Fue señor de tierras occidentales, allá donde el sol se oculta. Parece referirse a Inglaterra, en la antigüedad en los límites de la tierra conocida, por poniente, y a la vez reino de su hijo, el rey Antero.
(48) cuydadoso: Cov., s.v. 'cuidar': "pensar, advertir; es nombre francés". De donde, 'cuidadoso' sería 'pensativo', quizá 'preocupado'. Con este sentido lo encontramos en toda la literatura medieval y áurea. Cfr., vg. el Poema de mio Cid en su verso 6: "Sospiró mio Çid ca mucho avie grandes cuidados" (Poema de mio Cid, edición de Colin Smith, Madrid, Cátedra, 19795, p. 139).
(49) medio: "se toma también por la diligencia o acción conveniente para conseguir alguna cosa" (Aut.)
.
(50) acaso: "adverbio, del latín 'casu'. Lo que sucede sin pensar ni estar previsto, decimos haber sido acaso y de improviso" (Cov.).
(51) Parece evidente que se refiere a la diosa Fortuna, que era representada con un timón de navío y ciega, en posesión del cuerno de la abundancia. El calificativo puede deberse a que esta diosa no es nunca fiel a nada ni a nadie, pues todo lo cambia a su antojo. Vid. infra, verso 244. Para 'hado', vid. nota a I, v. 17.
(52) señuelo: Por el sentido de la frase, parece querer decir algo equivalente a 'indicio' o 'signo', pero no he podido hallar constancia lexicográfica de este significado.
(53) passo: "trance de la muerte o cualquier otro grave conflicto" (DRAE).
(54) trofeo: "por extensión se toma por lo que representa algún vencimiento moral" (Aut.). Aquí adquiere también el valor real de las cosas entregadas como símbolo de sumisión.
(55) arte: "se llama también la maña, destreza, sagacidad y astucia de alguna persona, y la habilidad con que dispone las cosas" (Aut.).
(56) quando: "se toma muchas veces como modo adversativo, y vale lo mismo que aunque" (Aut.).
(57) llevaré: Aut., s.v. 'llevar': "sufrir y tolerar alguna cosa". Parece querer decir que al menos soportará la mitad del mal, compartirá el dolor con el padre, si nos atenemos a Covarrubias, quien afirma que medio, "algunas veces significa la mitad de la cosa entera."
(58) aljófar: "es la perla menudica que se halla dentro de las conchas que la crían" (Cov.). Es un tópico muy extendido en los siglos de oro la asimilación de las lágrimas femeninas con el aljófar. El mismo Covarrubias afirma que "los poetas suelen llamar a las lágrimas que despiden por sus ojos las damas perlas".
(59) Podemos explicar de dos maneras este extraño uso del verbo brotar. La primera sería ateniéndonos a su valor transitivo, recogido por DRAE con el sentido de "echar la tierra plantas, hierba, flores, etc". Sin embargo, el hecho de que el sujeto tenga que ser "las bellas perlas..." dificulta esta explicación y nos inclina más a considerarlo un anacoluto propiciado por el hipérbaton que altera el orden de la frase: "quando a la seca tierra decendían / las bellas perlas que llorando embiava, / brotavan azucenas..."
(60) resistir: contradecir. Así, en Aut., "significa también repugnar o contradecir".
(61) cendrado: "metaphóricamente vale lo mismo que limpio y purificado" (Aut.). Aquí, el fuego simbólico que domina al rey es más puro, luego más ardiente.
(62) arte: "algunas veces se toma por modo, forma o manera, y vale lo mismo que 'de suerte', 'de modo', etc. En este significado se usa siempre con la partícula 'de' antepuesta, y equivale a modo adverbial" (Aut.).
(63) tomo: "metaphóricamente significa importancia, valor y estima" (Aut.). En cuanto a suerte, el DRAE recoge entre sus acepciones la de "estado o condición".
(64) acomodado: "lo que es apto, conveniente y oportuno" (Aut.).
(65) partido: "trato, convenio u condiciones que se proponen para el ajuste de alguna cosa" (Aut.).
(66) a sabor: "modo adverbial que significa lo mismo que al gusto, a la voluntad y deseo" (Aut.).
(67) Se refiere a Gran Bretaña, lugar donde transcurre la acción.
(68) cierra: encierra, contiene. Así, en Aut., s.v. 'cerrar': "conservar, guardar alguna cosa dentro de otra", y más adelante, "vale lo mismo que incluirse, aunque regularmente se dice encerrarse".
(69) corregir: "vale también advertir, amonestar para la enmienda, reprehender y castigar" (Aut.). Se entiende que a Clarimante ya le habían afeado antes su comportamiento.
(70) fiero: "se suele tomar muchas veces por grande y descompassado" (Aut.).
(71) El futuro de indicativo y el condicional adoptaron, por metátesis, las formas 'porné' y 'pornía' (lo mismo que en los verbos 'tener' y 'venir'), entre los siglos XII al XIV, manteniendo su vigencia durante siglos, sin embargo, "las formas porné, verné, terné sucumbieron, tras un periodo de alternancia que duró hasta fines del siglo XVI, ante pondré , vendré, tendré..." (Lapesa, p. 392). En nuestro poema tenemos ejemplos de esta alternancia, a la que nos hemos referido en el apartado de lengua y estilo del estudio preliminar. Así, la forma 'pondré' se emplea, por ejemplo, en VIII, 749.
(72) mano a mano: "en los juegos, se dice del modo de jugar algún partido, en que no interviene ventaja de un jugador a otro, por considerarse iguales" (Aut.).
(73) insano: "loco u demente" (Aut.).
(74) atalayando: Aut., s.v. atalayar: "poner especial cuidado en qualquiera acción, para reconocer lo que la puede estorbar, o registrar las acciones de otros".
(75) a la mira: "estar a la mira: observar con particular cuidado y atención los pasos y lances de algún negociado u dependencia, para executar las diligencias conducentes a su logro o impedir que suceda alguna cosa" (Aut.).
(76) tirar: "poner los medios o encaminarlos y dirigirlos a algún fin" (Aut.).
(77) traspuestas: desconocidas, ocultas. Así, en Aut., s.v. 'trasponer': "significa también ocultar o esconder alguna cosa con maña o presteza".
(78) fundado: Cov., s.v. 'fundar': "echar fundamentos y cimientos el edificio, porque cuanto más hondos estuvieren debajo de tierra, más seguro será lo que se fabricare encima. De allí, traslaticiamente, decimos 'fundar uno su opinión'." Aquí, pues, se trata de un parecer con sólidas bases.
(79) voto: "qualquier dictamen u parecer dado sobre alguna materia" (Aut.).
(80) Cfr.: "E, estando Oliveros en Canturbia, oyó decir que el rey de Ingleterra había fecho pregonar justas e torneos por tres días e que el que quedase vencedor todos los tres días, que hobiese su sola fija heredera del reino por mujer". (Oliveros de Castilla, ed. cit., p. 66).
(81) urgente: aquí, en el sentido de inmediato y, por lo tanto, casi irremediable.
(82) de oy más: "de ahora en adelante" o "de hoy en adelante". Con la forma "desde hoy más" lo encontramos en el capítulo 29 de la primera parte del Quijote: "...así podéis, señora, desde hoy más, desechar la malenconía que os fatiga..." (ed. cit., p. 319).
(83) un curso del sol: un año. Es sabido que, en época de Martínez se consideraba (siguiendo a Tolomeo), que el Sol giraba alrededor de la Tierra, a pesar de que ya Copérnico había planteado sus teorías heliocéntricas, más tarde asumidas por Galileo. Así pues, se entiende que el tiempo en que el Sol hace su recorrido es un año.
(84) tela: "la que se arma de tablas para justar, y de allí, 'mantener tela', el que se pone a satisfacer a todos" (Cov.). Aut. añade que "llámase assí porque solía cerrarse con telas". Cfr.: "...bien parece un caballero, armado de resplandecientes armas, pasar la tela en alegres justas delante de las damas..." (Cervantes: Don Quijote de la Mancha, ed. cit., p. 706).
(85) El sujeto de esta oración es "la Fama".
(86) la más parte del reyno: "la mayor parte del reino". Cfr.: "a la sombra de cuatro antiguos y frondosos álamos que en ella estaban, se juntó casi la más gente del pueblo..." (Cervantes, La Galatea, edición de Florencio Sevilla y Antonio Rey, Madrid, Alianza Editorial, 1996, pp. 70-71).
(87) La ausencia de la preposición 'a' ante 'Antero' produce una ambigüedad sólo resuelta por el hecho lógico de que el pretendido yerno no puede ser el propio rey. Se entiende que Clarimante saludaba a Antero como si ya fuera su yerno. Esta falta de preposición ante un complemento directo de persona no es extraña en los siglos de oro, según Lapesa: "En los siglos XVI y XVII es grande el predominio de a, pero todavía es frecuente la omisión". Atestigua luego esta afirmación con numerosos ejemplos (Rafael Lapesa, "Los casos latinos: restos sintácticos y sustitutos en español", en BRAE, tomo XLIV, 1964, pp. 67-105, p. 77).
(88) atender: "se decía mui comúnmente en lo antiguo por esperar" (Aut.). Valdés consideraba ya anticuado el verbo 'atender' en este uso: "Atender por esperar ya no se dize", aunque salvaba su empleo en poesía: "en metro se usa bien atiende y atender, y no parece mal; en prosa yo no lo usaría" (Valdés, p. 120).
(89) bonança: "el tiempo de la prosperidad, cuando todas las cosas suceden a gusto y la fortuna va pujante con prosperidad y viento en popa" (Cov.).
(90) competente: "perteneciente, bastante, suficiente, debido, propio" (Cov.).
(91) traça: 'traza', "la primera planta o disseño que propone e idea el artífice para la fábrica de algún edificio u otra obra" (Aut.).
(92) tablado: "el cadahalso hecho de tablas desde el cual se ven los toros y otras fiestas públicas" (Cov.).
(93) gente y vulgo: Dos explicaciones posibles a esta dualidad. La primera es que pueda tratarse de una tautología con la que se redunda en la presencia de una multitud. La segunda, que se quiera hacer una distinción entre gente, "concurso de personas", según Covarrubias, quizá para referirse a la nobleza, y vulgo, "la gente ordinaria del pueblo", también siguiendo a Covarrubias.
(94) impidiesse: Cov., s.v. 'impedir': "estorbar, hacer contradicción y repugnancia". Los justadores son los caballeros que participan en las justas. Vid. nota 1 de este canto.
(95) Aquí se refiere al tiempo establecido por el bando real para que dieran comienzo las justas.
(96) sazón: "se toma también por lo mismo que ocasión, tiempo oportuno u coyuntura" (Aut.).
(97) En el original, al margen, hay anotada la siguiente aclaración: "Vellocino de Colchos". Se trata del vellocino de oro en cuya búsqueda navegaron largo tiempo Jasón y los argonautas, hasta llegar a la Cólquide. El encuentro de este vellocino le era necesario a Jasón para recuperar el trono de Tesalia, arrebatado a su padre, Esón, por el hermanastro de éste, Pelias.
El plazo al que se refieren estos versos coincide con el inicio de la primavera, cuando el Sol recorre la constelación de aries, el carnero, cuya piel se llama vellón o vellocino, lo que sirve de excusa a Martínez para esta cita erudita a la manera gongorina.
(98) febeo: "perteneciente a Febo o al Sol" (DRAE).
(99) índica: de la India. Se refiere aquí a las piedras preciosas procedentes de aquel lugar oriental.
(100) divisa: "la señal que el caballero trae para ser conocido, por la cual se divide y se diferencia de los demás" (Cov.). Invención: Daniel Eisenberg (en su edición de Espejo de príncipes..., op. cit., tomo II, p. 8, nota), tras reconocer que no ha hallado el vocablo, aventura que puede ser equivalente a 'disfraz' en el texto que él anota: "...trayendo cada uno dellos tantas y tan luzidas y tan ricas invenciones que bien parescía ser desechado el largo luto..." Sin embargo, Jesús M. Alda, en su edición de la poesía de Jorge Manrique, define invención como 'empresa' (Jorge Manrique, Poesía, ed. de J. M. Alda, Madrid, Cátedra, 1980, p. 152, nota 27). También Alberto Blecua (Libros de caballería, op. cit., p. 39, nota 5) lo asimila con 'empresa': "En las fiestas caballerescas y justas del siglo XV solían salir los caballeros con una imagen -llamada 'devisa' o 'cuerpo'- puesta en la cimera del yelmo o bordada en el traje y una palabra o palabras, un verso octosílabo, por lo general, llamado 'mote'. La unión de estos dos elementos, 'imagen' y 'mote', daba lugar a la 'invención' -conocida con el nombre de 'empresa' en el siglo XVII- que expresaba el estado anímico del caballero". Traça: "modo, apariencia o figura de alguna cosa" (Aut.).
(101) estrivando: Aut., s.v. 'estrivar': "metaphóricamente corresponde a fundarse, afianzarse, assegurarse, apoyarse".
(102) quilate: "metaphóricamente vale el grado de perfección en qualquier cosa no material" (Aut.).
(103) alta: Aut., s.v. 'alto': "lo que es de grande aprecio, sumamente estimable, y de superior grado y gerarchía".
(104) interesa: Aut., s.v. 'interesar': "sacar interés o provecho de alguna cosa".
(105) a el: "al". Cfr.: "siempre el miedo da más vista a el que ama" (Luis Barahona de Soto, Las lágrimas de Angélica, ed. cit., p. 160).
(106) Para el complemento directo de persona sin preposición, vid. supra, nota 87.
(107) lusinos: no he hallado constancia lexicográfica de esta forma con la que Martínez alude a menudo a los lusitanos.
(108) de alta prueva: Aut., s.v. 'de prueba': "modo adverb. con que se explica la consistencia o firmeza de alguna cosa, en lo phýsico o en lo moral".
(109) esfuerços: se toma aquí como sinécdoque, en el sentido de ánimo o valor, para referirse a los caballeros gobernados por los citados príncipes.
(110) esclarecido: "mui ilustre, generosamente noble, de alto y claro linage" (Aut.).
(111) raro: "se toma assimismo por insigne, sobresaliente o excelente en su línea" (Aut.).
(112) a porfía: "modo adverb. que significa con emulación y competencia" (Aut.).
(113) nueva: Aut. s.v. 'nuevo': "en las universidades se llama el que está en ellas el primer año. Y por extensión, se dice de qualquier principiante en alguna facultad o arte".
(114) embaraçosa: Cov. s.v. 'embarazoso': "lo que retarda".
(115) El antecedente de esta proposición de relativo es la escuadra a la que se refiere el verso 505, y no la gente, como parecería en una apreciación somera.
(116) quilatar: Aut. remite a 'aquilatar', y allí dice: "metaphóricamente vale estimar, reconocer y hacer calificación y examen de alguna cosa, para saberla con fundamento".
(117) estruendo: "significa también aparato, pompa, ostentación, grandeza, magnificencia" (Aut.).
(118) encerrada la belleza: otros ejemplares, correspondientes al segundo estado de este cuadernillo, leen 'encerrada a bele[ ]a", entre ellos, BPT1 y RAE.
(119) recamo: "la bordadura de realce" (Aut.).
(120) adereço: "el conjunto o aparato de algunas cosas o piezas que concurren a algún uso o algún ornato" (Aut.). Cortes, seguramente en referencia a los vestidos. Aut. habla de 'corte de vestido' como "la porción de tela o paño necesaria para hacer un vestido..." Aquí parece hacer alusión al corte como resultado del trabajo de costura.
(121) Caso de loísmo, no tan frecuente en el texto como el laísmo. El pronombre parece sustitutir a los guerreros (v. 518). En cuanto a los verbos ('ponía' y 'abivava') concuerdan con 'gallardía (v. 523), último elemento de la enumeración, sin tener en cuenta la pluralidad previa.
(122) andamio: "el tablado que se hace para desde allí ver o representar alguna cosa, dicho así por los que andan sobre él" (Cov., s.v. 'andar').
(123) sustenía: 'sostenía'.
(124) pertrecho: "qualquiera de las municiones, armas y demás instrumentos o máchinas de guerra, para la fortificación y defensa de las plazas u de los soldados" (Aut.).
(125) alto: "se llaman en las casas los suelos que están fabricados unos sobre otros, y dividen los quartos y viviendas: y assí se dice la casa tiene dos, tres, quatro y cinco altos" (Aut.).
(126) defrente: 'enfrente', en la parte opuesta a uno. La construcción con de obedece al uso que esta preposición tiene "antepuesta a nombre, verbo o adverbio", donde "sirve de composición para significar cosa distinta de la que explica su simple" (Aut .).
(127) embaraçar: "vale impedir" (Cov.).
(128) círculo: "latamente se toma por lo mismo que circuito y ámbito"
(129) azeros: "metaphóricamente significa esfuerzo, ardimiento, valor y denuedo, y assí, 'mostrar o tener buenos aceros' es tener valor y fuerzas" (Aut.).
(130) vanda: "Es nombre francés, y significa compañía de gente militar (...), y para que estas compañías se distinguiesen y conociesen, acostumbraron a llevar los soldados cierta señal de unas fajas, las cuales se llamaron bandas; y para que estos mesmos tuviesen una señal común para recogerse y adunarse, pusieron sobre una lanza estas mesmas bandas, las cuales llamaron banderas" (Cov.). Luzida: p.p. de 'luzir'. Aut., s. v. 'lucir': "translaticiamente vale sobresalir, exceder o adelantarse en alguna cosa".
(131) jugar: "significa assimismo mover alguna cosa por las junturas o quicios" (Aut.). Hemos de entender que "los ilustres cavalleros cortesanos" fueron otrora diestros en el manejo de las armas, 'movieron bien las manos'.
(132) matrona: "la muger noble y calificada, virtuosa y honrada, que es madre de familia" (Aut.).
(133) gesto: "el rostro y la cara del hombre". (Cov.). Cfr. Garcilaso, soneto V: "Escrito está en mi alma vuestro gesto".
(134) emplear el resto: locución como 'echar el resto'. Covarrubias lo define como "poner hombre toda su diligencia y fuerzas para hacer algún negocio".
(135) traslado: "se usa también por imitación propia de alguna cosa, por la qual se parece mucho a ella, y así se dice: es un traslado de su padre" (Aut.).
(136) telilla: "tela delgada. Llámase assí particularmente un texido de lana más delgado que el camelote" (Aut.).
(137) industria: "es la maña, diligencia y solercia con que alguno hace cualquier cosa con menos trabajo que otro" (Cov.). Labor: "la buena correspondencia y symetría con que están colocadas algunas cosas" (Aut.).
(138) muestra: "porte, ademán, apostura" (DRAE). Muestra tarda, ademanes lentos, pausados.
(139) torneo: "es en dos maneras: uno de a pie y otro de a caballo, y ambos se introdujeron a fin que la caballería y la infantería se ejercitasen en las armas para estar diestros en ellas cuando saliesen a pelear con sus enemigos (...). Díjose torneo de tornar, porque hecho un encuentro tornan luego a hecer otro, para volverse a sus puestos" (Cov.).
(140) Se refiere a que es un hecho difícilmente aguantable. Aut., s.v. sufrible, señala: "lo que se puede sufrir y tolerar".
(141) El momento deseado del comienzo de la justa.
(142) dudoso: "incierto, irresoluto, ambiguo" (Aut.). Aquí, en el sentido de que la guerra puede tener resultados imprevisibles, inciertos.
(143) El antecedente de este relativo es Rosania (v. 607) o, incluso, "tal donzella" (v. 611). En cualquier caso se refiere al mismo sujeto.
(144) El sujeto de este verbo es, también, la doncella del verso 611.
(145) ofuscar: "obscurecer y hacer sombra" (Aut.).
(146) Se refiere a la capacidad que tiene esa belleza de robar voluntades, de cautivar los corazones de los caballeros.
(147) disposición: "se llama también la proporción y symetría de las partes del cuerpo, gallardía o gentileza" (Aut.).
(148) aviso: "algunas veces se toma por cuidado y discreción en el modo de obrar y proceder" (Aut.). Cordura: "prudencia, buen seso, reposo, juicio, espera" (Aut.).
(149) Se ocupaban. Es decir, los ojos se dedicaban a mirar a las doncellas. Cov., "emplear a uno, ocuparle en una cosa".
(150) estorbar: "embarazar, impedir el curso y execución de alguna operación". Los dos versos nos hablan de que la excesiva perfección de Rosania ponía freno a las voluntades "viciosas" de quienes miraban a las otras doncellas, evitando ser ella misma el objeto de las miradas.
(151) cebar: "metaphóricamente se dice de las cosas no materiales, como cebar el alma, sus potencias, sentidos, virtudes, passiones y vicios, que es lo mismo que dar, proponer, aficionar, exercitar, divertir u ocupar cada cosa de estas, respectivamente, con lo que es apetecible, deleitable o sabroso, dentro de la esphera de su proprio objeto" (Aut.).
(152) Las doncellas, objeto principal de las miradas y deseos de los caballeros. Son milagrosos por su destacable belleza.
(153) Aut., s.v. accento músico: "la suavidad y dulzura de la voz, el modo con que el músico entona y canta, según reglas y puntos de música".
(154) reteñir: "sonar el metal o resonar, herido u tocado de algún modo" (Aut.).
(155) arena: "suele llamarse también la estacada o palestra donde se sale a lidiar" (Aut.).
(156) Martínez hace referencia al siguiente canto, que toma aquí el nombre del dios de la guerra por tratar estas páginas de asuntos bélicos.