[/+ j v/]
A la excellencia del señor don
Francisco Ma-
ría Feltrio de Rovre,
digníssimo Duque
de Urbino, meritíssimo Prefecto
de
la ínclita Ciudad de Roma,
e
invictíssimo Capitán
Ge-
neral de la
Illustríssi-
ma República
Ve-
neciana (1).
rande, por cierto, o por bien, o por mejor dezir muy grande, grandíssima,
milagrosa maravilla es ésta, excellentíssimo señor Duque:
que no sólo por el alto merescimiento, por la clara sangre de vuestro
limpio linaje, pero haun por las heroycas virtudes del animoso ánimo,
por la casi divina humanidad de la humaníssima alma, y a lo dicho se
añaden las insignes, notables, inmortales hazañas de la esforçada
y valerosíssima persona, tenga vuestra Excellencia enconadas(2)
las entrañas y coraçones de sus súbditos para temerle y
amarle, pero haun para amarle y servirle mueva, tire y sin fuerça fuerçe
la voluntad de los estraños. Y que esto sea no tanto veríssimo,
quanto no otro de lo que es la misma verdad, hoy en mí que todo suyo
me veo, claramente se vee. Que tomada, después de por su humanidad al-
/@ ij r /-cançada, la presente oportunidad, con el pobre presente desta
obrezilla, publica como parte del verdadero tributo del tributario ánimo,
me declaro por todo suyo, lo que siempre fuy, y en el público más
público y en el secreto más secreto. Porque assí como todos
nascemos para viviendo morir en la dura servidumbre deste mundo, en la qual
muchos se pierden, no otramente yo nascí para haun muriendo vivir en
la gloriosa libertad de su señoril servicio, en la qual no ay quien no
se gane.
Mas porque muchas palabras no infunda(3)
la turbada lengua, ni el tan caro tiempo pierda hablando su, por ventura(4),
por su desventura, no agradable stilo, discurriendo por los honestíssimos
géneros de servicio y mirando y remirando la specie de mi escholástica
qualidad(5)
con el pequeño ind[i]viduo de mi poquita persona, determiné
escoger la no nueva arte de servir con la bien que poco menos que poca habilidad
de mi, para su servicio, no perezoso ingenio. Al qual y continuo y libre servicio,
dado quel desseo haya sydo ab eterno, syendo necessario dar qualque(6)
principio de fuera o demostración de la voluntad, de voluntad esclava,
que siempre serviendo le ha amado y ama, que quándo no le adora y ha
adorado de dentro, soplico su Excelencia quanto quanto sé, haziendo del
resto [/@ ij v/] de lo que puedo, no se dedigne(7)
aceptar por suyo propio el propio dominio de la verdadera propiedad de mi affecionado(8)
ánimo, que es el hombre en mi interior. Y en señal de la natural
y cevil possessión desta mortal personçita y hombre exterio[r],
rescebir como fruto de mis justos trabajos y devido trabajo de mis servicios
el pequeñito cuerpo de la presente obra, debaxo la tan grande, tan segura
sombra de las tan alto bolantes alas de su famosíssimo, y entre los mortales
inmortal, divino nombre. Y el mío, puesto que indigno, mandar escrivir
en lo más baxo del libro de los mínimos servidores de su Excelencia.
A la qual besando las manos cessa el su Ludovico Scrivá.
Prólogo
epistolar(9)
al magnifico señor
Thomas Espera en Dio y
amigos(10).
espués
de haver gran tiempo durado la pendencia por el desafío, finalmente vinieron
al combate(11)
[el] indesentrañable amor que tengo a sus mercedes y el arraygado
temor que tiene enseñoreada mi affecionada alma; y entrados en el campo
y partido el sol por medio, desenvaynadas las ampradas(12)
espadas de la razón, empeçaron combatiendo a disputar con
verisímiles argumentos, por venir a noticia de la verdad, quál
fuesse caso mayor, quál cosa más diffícil: o negar a sus
mercedes la composición de la presente obra, haviéndomelo muchas
vezes rogado como amigos y infinitas esconjurado(13)
sobre ello por las leyes de la verdadera amistad, o acabarla si por mí
fuesse emprendida. El amor dezía que negar ad aquellos, los quales como
únicos amigos únicamente amasse yo, y los gentilíssimos
spíritus de los quales por caríssimo me tuviessen, assí
acto muy duro parescía, mayormente desseando sus ánimos lo justo
y rogando sus lenguas lo honesto. El esforçado temor con esta estocada
respondía, que emprehender empressa tal, qual no sólo con muchedumbre
de palabras abraçarla fuesse dif-[/+ iij v/]-fícil,
pero haun con el símplice discurso del pensamiento alcançarla
se viesse impossible, apenas pensava pertenescer ad aquel que estudiando imitar
los vestigios de los cuerdos, y procurando huyr las pisadas de los atrevidos,
de una parte temiesse la justa reprehensión de los dotos, el rígido
castigo de los prudentes; y de la otra, no syendo ni seguro, ni seguro de poder
ser assegurado, esperasse rabiosas dentelladas de los malévolos ydiotas
y las viperinas, las entoxicadas lenguas de los caninos invidiosos. Y en verdad
paresce que su parescer, si bien parescía del temor hijo, sin fición
alguna la prudencia mostrava tener por madre. Porque, ¿qué artículo
se hallaría mayor para leer, qué qüestión más
intrincada para declarar(14),
qué tan diffícil para resolver, qué assí impossible
para determinar, que quál sea mayor deleyte, o el que causa el glorioso
mirar al amante que mira el amada, o el que produze el amoroso pensamiento del
enamorado que piensa sin verla en su amiga(15)?
La qual qüestión(16),
muy nobles señores, bien que no sea muy menos duro el freno de morder
que me pone la poca dotrina para callar que insuffribles las agudas espuelas
de sentir con que el amor me estimula para componer, y en camino tan peligroso
no sepa quál sea la vía más segura o menos sin vía,
forçado [/+ iiij r/] empero por la voluntad
pública el temor secreto, soy contento de disputar, por no desconte[nta]ros
dexándolo de hazer.
Con todo, que pues que yo, sólo por contentar vuestro
razonable desseo y satishazer a vuestros honestíssimos ruegos,
confiesso haver entrado la inespuñable provincia presente, y
assí el trabajo es mío particular, consentáys la
culpa del atrevido emprender sea a todos común en lo venidero.
Porque si el gran peso de tan alta qüestión no pudieren
los baxos ombros del pequeñyto cuerpo del hombrezillo, digo,
de mi dotrina, sostener; o si de tan cerrado laborinto(17)
mi poquito ingenio(18)
no supiere sallir, del cargo injustamente encargado la culpa sea
vuestra, pues de la deshonrra de lo que fuere errado (si algo fuere)
la pena como devida será mía. De la qual, a los
executores, que serán los leydores, ruego: primero, quel
objeto de mi obra, que principalmente se hizo y imprimió para
los amigos, si no amigos, a lo menos leyendo no miren con torcidos
ojos de ánimos enemigos; y que esto es lo segundo, de essa
obrezilla mía no condemnen alguna parte en lo público
sin haverle leýdo (bien que no sea de hombre muy leýdo)
toda algunas vezes en lo secreto. Y pues que no es costumbre, esto
sea el tercero: que por tener algo de bueno se absuelvan las obras
por buenas, no ussen tal abuso que [/+ iiij
v/] por tener algo de malo la reprochen, la condemnen como
mala; porque no ay obra tan buena que si mucho tiene de lo bueno,
empalegando los endemasía delicados estómagos de
algunos fantásticos ánimos, no peligre ser reprehendida
como affetada. Y no ay obra tan poco preciada que si todo no lo tiene
malo, por sus deméritos meresca ser del todo vituperada de los
que algo entienden, y por la mayor parte scarnescida de los que nada
saben. Finalmente, a vosotros, mis señores amigos, os soplico
-que os te[n]go por señores en el merescer, por
hermanos y mayores en la voluntad, y en la erudición por
maestros-, que si la amorosa qüestión no les paresciere y
sabia y dotamente disputada, ni en la tan importante causa en este
tribunal de Venus con justicia concluydo, tornándoos a
vosotros mismos porque me mandastes lo que no podía mi saber,
no os quexéys de mí, que hize más de lo que
sabía mi poder. Y la escusa que menos me acusare, que vencido
de la vergüença del negar emprehendí con sobrado
atrevimiento la peligrosa empresa del escrivir. La qual escusa, si no
me escusare valiendo como testamento solemne como devría,
escúseme a lo menos passando por codicilo puro(19)
según que mejor pudiere.