COMEDIA
RADIANA
Para la presente edición hemos
utilizado la edición facsimilar de los Autos,
Comedias y Farsas de
CRITERIOS DE EDICIÓN
Los criterios gráficos y ortográficos que hemos seguido para la edición del texto son:
1) Actualización de la puntuación, acentuación y uso de mayúsculas. (La acentuación se
actualiza excepto en el caso de la y con valor vocálico, que se mantiene sin acentuar)
2) Desarrollo de las abreviaturas en cursiva.
3) Desarrollo del nombre de los personajes que aparecen abreviados en cursiva.
4) Introducción de algún vocablo no contenido en el texto entre corchetes.
5) Indicación de los cambios de escena entre corchetes: […]
6) Separación de las amalgamas mediante apóstrofe: quel por qu’el, así como de las
contracciones: della por d’ella, desto por d’esto y agrupación de las palabras que en
el texto aparecen separadas y hoy se escriben con un
solo grafema: a ca por acá, tan
bien por tanbién.
7) Modernización de las grafías según el siguiente criterio:
-La u y la v se transcriben según su valor: vocálico en u, consonántico en v.
[/Ai r/]
Lireo. Ricreto. Radiana. Marpina. Cleriano.
Turpino. Sirado. Pinto. Juanillo. Sacristán.
Comedia intitulada Radiana,
compuesta por Agustín Ortiz, en la qual se introduzen las personas
siguientes: Primeramente un cavallero anciano llamado Lireo
y su criado Ricreto, y una hija d’este cavallero llamada Radiana
y su criada Marpina, y un cavallero llamado Cleriano y su cria-
do llamado Turpino, y tres pastores, Lirado[1] y Pinto y Juanillo,
y un Sacerdote. Repártese en cinco jornadas breves y graciosas
y de muchos enxemplos.
Entra Juanillo con el introyto y dize:
[/Ai v/]
Introyto
Juanillo ¡ Sant Silbestre
y el macho del acipreste[2]
decienda sobre vosotros,
y el su bordón vos atieste
y os de paz con sus quillotros!
Si cudiera
que tanta gente estoviera,
¡o prega a el alto Dios!,
de hazer ora siquiera,
que paráys cada una dos.
Porque aya
harta gente con que vaya
nuestro rey contra llos moros
y con su gran atalaya
llos acose como a toros.
Y bien huerte,
y para que den la muerte
aquel traydor Cancerbero[3],
que nos trata de tal suerte
el bellaco majadero
hendo daños,
y Dios le dé malos años
al bellaco engañador;
y para cegar sus caños,
Dios nos de huerte favor:
ver do corre
aquello con que socorre
a la seta que a tomado,
y d’una muy huerte torre
le veamos nos colgado.
¿Que haréys
si os digo con qué holguéys
con prazeres muy tamaños?
Escuchá, entenderéis,
assí os dé Dios buenos años.
Yendo un día
junto a la pastelería,
passando en Valladolid,
dos por dos en romería
vi que vienen por allí
muy enhiestas,
d’essas putas rabetiestas
que saben muchos refranes,
y muy bestidas de fiestas
llas llevavan dos rufianes.
Va en concierta
que las dexan a la puerta
del campo junto a su casa;
hu tras ellas boca abierta,
caliente, hecho una brasa.
Yo yva allá,
vino la una hazia cá
llamándome con señuelas.
Yo, contento d’ella ya,
llévola a las callejuelas.
¡Por San Pego!,
vino la bellaca luego
antes que yo començasse
más encendida qu’el huego,
diziendo que la pagasse
en buen dinero.
¡O pesete a Sant Cervero!,
pues hagamos la hazienda.
Dixo ella: «pardiós, primero
me darás dinero o prenda»
Por mi mal
le di en prendas un real
y luego empeçó a dar gritos.
/Aij r/ Con su espada y su puñal
vino uno de sus espritos
para mí,
y díxola: «vos, ¿dezí
qué os a hecho este villano?»
Dixo ella: «trájome aquí
y ora haze del tirano».
Vino él,
saca su espada y broquel
y házeme treynta fieros,
que me quebrará la hiel
o le diesse más dineros.
Dile poco,
de un ducado diome troco
para bever un chinstón,
y dixo: «andá para loco,
n’os arroje un bofetón».
Ves aquí,
beví el un maravedí,
tengo otro para altramuzes.
Vome de Valladolid
otro día entre dos luzes
sin cornado,
aquí me an burlado.
Mas dize acullá el refrán:
‛si no quieres ser engañado
no fíes, cuerpo de San’.
¡Baste ya!
Señores, aquí verná
un poco de nobre gente.
A dezillo vine acá
y on ora me vino a mí.
¡O qué rudo!
El primero es un biudo
y este trae nobre gente,
un criado muy sesudo,
el qual es leal sirviente.
Y tras esto,
viene luego muy de presto,
sin detenerse bocado,
un galán lindo, compuesto,
y Turpino, su criado.
Mira, al qual
Cleriano cuenta su mal
que muere por una dama.
Su moço, no muy boçal,
veréys en fin lo que trama.
Sin tardar,
que quando van a ssacar
la hija sin más rodeo,
salta el padre a lo estorvar,
el qual se llama Lireo,
dolorido.
La Radiana, ¡o perdido!,
es hija del enbiudado.
Su padre, que avéys oydo,
trae consigo otro criado
muy discreto,
el qual se llama Ricreto.
Éste estorva los amores
a Marpina y Turpineto,
que son los revolvedores.
La moceta
a por nombre Marpineta,
y Radiana la dama.
La moça, como alcahueta,
concierta el galán y la ama
sus amores.
Luego vernán tres pastores,
Juan, Pinto, también Girado.
[/Aij v/] Miraréyslos bien, señores,
que traen gran gasajado.
¡Qué habrar!
Yo no lo sé relatar
como lo dirá esta gente.
Casi al fin veréys entrar
un crego,¡mal huego le entre!
con sus melenas.
Repártese en cinco cenas
la comedia singular.
Assí ayáys buenas estrenas,
todos hazé por callar,
no se os pierda,
a quien digo gente cuerda.
Todos callá, pues os toca,
son prega a Dios que de mierda
se os hincha a todos la boca.
Jornada primera.
Lireo,
Ricreto.
Lireo Estoy agora espantado
de mí mesmo y de mi vida.
¡Cómo estoy tan trastocado
y quán mal que me a pagado
la fortuna fementida!
¡O traydora,
de alegría robadora,
franqueza de mil pesares,
de cada momento y ora
de [enojos][4] me das mil pares!
Dime, pues,
¿por qué bives al revés,
que al que te ama le destruyes
y al que te trata al revés
cien mil vezes le atribuyes?
Pues porque
en verdad que yo no sé
si te enojé vez alguna.
Perdóname si herré,
no me maltrates Fortuna.
Que a mi ver,
no consintió mi querer
mi voluntad serte varia.
¿Por qué me echas a perder
mostrándoteme contraria?
¡O ventura!,
no ay humana criatura
que tal pérdida perdiesse,
ni quién con tanta cordura
tantos trabajos sufriesse.
Ni es nacido,
en los tiempos que yo he vido,
quien perdiesse tal muger.
Lo ganado va perdido
en tal pérdida perder.
No profana,
nunca fue loca ni vana,
nunca tal muger se vio.
¡O qué pierdes, Radiana,
nunca tal muger perdió!
En mal punto
me vino tanto mal junto
en perder yo tal presea,
mi triste muerte barrunto
venga que en mi bien se emplea.
¡Vente, muerte,
no cures de detenerte
ni te apiades de mí,
pues todo mi bien se vierte,
ven, que yo te espero aquí!
/Aiij r/ Triste yo, quien para tal se casó.
¡O quien nunca sí dixera!,
quando Dios me la llevó,
llevárame a mí siquiera.
Ricreto No es razón
que sigas tu esclamación,
pues no se le sigue al
sino doblar la passión,
y assí viene mal tras mal.
¿Quiés mirar?
Quien se quiere intitular
de animoso y de prudente,
a de suffrir y passar
qualquier sobervio acidente.
Lireo ¡No lo digas!
Ricreto Ruégote más no prosigas
porque Dios tienta al fiel
y le da muchas fatigas
por conocer qué ay en él.
Por tal suerte,
tú no [dessees][5] la muerte
porque es a Dios omicida,
y guiando de otra suerte
pierdes dos vezes la vida.
Lireo ¡Qué porfía!
Yo pensé que más sabía
tu ciencia y rearguir.
Quien tal pierde más valdría
que aborresciese el bivir.
Ricreto Esso niego.
As de sofrir con sossiego
qualquier bien o adversidad.
Lireo Yo digo que hablas ciego.
Ricreto Tú dizes, señor, verdad.
Sé entender
que una mala muger,
sobre este punto me fundo,
que basta a echar a perder
no un reyno, mas todo el mundo.
Lireo Pues la mía…
Ricreto Yo te digo que podía
loarse entre mil mugeres,
la corona merescía
sobre quantas conoscieres.
Por llorar
no la as de resucitar,
aunque más tristezas hagas.
Vamos ora a reposar,
no renueves viejas llagas.
Jornada
segunda.
Cleriano, Turpino,
Marpina.
Cleriano A lo menos, Cleriano,
bien te puedes alabar
que morirás más hufano
que nadie puede pensar.
Bien heziste
en darte como te diste
a la dichosa prisión,
pues que lugar lo toviste
de ponerte en deffensión.
Considera
que una vida lastimera,
un quexarte noche y día,
aquesto siempre lo espera
y no plazer ni alegría.
La esperança
me hará no hacer mudanza
[/Aiij v/] donde el corazón dexé,
mas antes con confiança
costante me mostraré
de contino.
Ven acá; dime, Turpino,
¿qué haré en este tal caso?
Turpino Qu’el amor falso, maligno
quiere destroçar tu vaso
de virtudes.
Mi señor, jamás ayudes
a tu vario pensamiento,
mas si de ti le sacudes
luego eres libre y esento
d’ese mal.
Cleriano ¡Ven acá, bruto, bestial!
Aquel que Cupido hiere,
aunque sea un animal,
¿sanará si él no quisiere?
Turpino Es posible.
Cleriano Aunque bolviesse a invesible,
el amor es ya tan fuerte
que, si le viesse movible,
haría por darle la muerte.
Turpino ¡A, señor!
Metido me as en temor
en sentir tu grave quexa,
mas por quitar tu dolor
aqueste cargo me dexa.
Te prometo
trabajarlo muy secreto
para averte medicina.
Sufre tú, como discreto,
déxame hablar a Marpina,
su criada.
No me verán dar pisada
ni lo sentirá su padre.
Yo miraré bien la entrada,
pues que ya no tiene madre
que guardava.
Cleriano Si la madre la mirava
el padre la vela más.
Si la madre la encerrava
con mil guardas la verás.
Turpino Pues hubo,
aquessa me quiero yo,
pues Dios me dé malos fines
sino le muestro quien só.
Si la topo en sus jardines,
si me escucha,
o si quiere tener lucha
y dar oydo al mancebo,
verás si pesco la trucha
sin que lleve mucho cebo.
Cleriano Ven acá.
¿Por qué orden se hará
que tú no fuesses sentido?
Turpino Digo que ella se vendrá
al lugar que me as oydo.
Su criada,
aunque seas más taymada,
tengo de la trabucar,
que sea mi enamorada
y huelgue de lo acetar.
Y acetado,
está ya medio tramado
y ando el medio camino.
Tú verás si tu criado,
no haze perder el tino
a Radiana.
Prométote con fe ssana[6]
/Aiiij r/ de hablar mi nueva amiga
y hazer que una mañana
podáys hurdir vuestra liga.
Ora andar,
vámonos sin más tardar
donde un rato reposemos.
Huelga tú de me dexar
lo que entre manos tenemos.
Vamos vía,
que yo me buelvo otro día
a començar esta trama.
¡Válame, Sancta María!
¿Ésta es la moça o la ama?
Cleriano Es la moça.
Turpino ¡El pelo se me alboroça!
Déxame, señor, con ella.
[…]
El coraçón me retoça
en veros tan linda y bella.
Marpina ¡O, traydor!
¿Quién os dio tanto favor
que entrássedes al jardín?
Turpino Dezírtelo he sin temor
el principio, medio y fin.
Mi intinción
dio osadía a la razón
a que entrasse sin mandado,
y a que sin más dilación
me diesse por tu criado.
Marpina ¡Qué donoso!
¿Soys, hermano, algún raposo
que buscáys [temprana][7] muerte?
Turpino Soy el que ningún reposo
se me siguió sólo verte.
Pero miento,
que mucho contentamiento
tengo en verte en mi presencia,
mas dóblaseme el tormento
en conociendo tu ausencia.
Marpina Dime pues,
¿cómo quisieron tus pies
acercarte a mala muerte?
Turpino ¡Boto a Dios, si vienen diez
que mi espada los despierte!
El morir,
yo le quiero rescebir
si tú me lo quieres dar.
Marpina No cures más de argüir
que todo es lisonjear.
¡Vete fuera!
Turpino Mi vida muy lastimera
fuera yrá, más quedaré
do quedará más entera
mi fe, pues a ti se fue
de su grado,
do moriré sepultado
en tu renombre y memoria.
Y que, si tú me as penado
muero, mas bive mi gloria.
Marpina Ya lo vemos,
que nadáys siempre sin remos
y os ahogáys a la orilla,
y fingís diez mil estremos
y penas por maravilla.
Pues te mato,
acontécete algún rato
estando al mejor comer,
de tenerte yo en el plato
lo que tienes menester.
Turpino Matadora,
dexemos aparte agora
[/Aiiij v/] mis penas que son sin tiento,
y si as plazer en la ora
te contaré un breve cuento.
Marpina ¡Ve, bestial,
torpe, grosero, animal!
No consigas tal locura,
no te redunda algún mal.
Turpino Aunque me des sepoltura
de tu mano.
Marpina Ora te creo, milano,
¡ta, ta no me digas más!
Cuenta agora a passo llano
qualquier cuento que querrás.
Turpino ¿Das licencia?
Marpina Sí, mas con poca audiencia
no cures contar despacio,
porque tengo una pendencia
que entender en mi palacio
Turpino Mira, hermana,
assí bivas libre y sana
y gozes tu gentileza,
que digas a Radiana
la muy crecida tristeza
y gran passión
que a sentido el coraçón
de Cleriano en querella,
y que le an dado la unción
dos vezes por causa d’ella.
Mas que Amor
nunca fue consentidor
que muriesse Cleriano,
sino encendido en ardor
puesto el fuego de su mano.
¡O, Marpina,
que si Dios no lo encamina
presto avrá su monumento!
Si le viesses, desatina
mil vezes en un momento.
Marpina Ora andar,
propongo de no escuchar
tus razones varias, locas,
que si tal le quiero hablar
pedaços me hará las tocas.
Turpino Por mi fe,
de aquí no me partiré
sin tu buen prometimiento.
Contarle [he] lo que conté
delante tu acatamiento.
Marpina Soy contenta,
aunque no gano en la renta
para agujas ni alfileres.
¡O en quanta pasión y afrenta
os veys, cuytadas mugeres!
Turpino Vida mía,
¿responderasme de día?
Háblame, Marpina, hermana.
Marpina De noche me parescía,
pero buelve de mañana.
Y a de ser
que por me hazer plazer
no te alaves en despensa.
Mira esto, puede ser
no rescibas d’ello offensa .
Turpino Bueno va.
Esso bien cosido está;
da otra puntada mayor.
Marpina Vóyme, porque viene ya
Cleriano, tu señor.
[…]
Cleriano Dime, di
¿aún agora estás aquí
/Av r/ en pláticas con Marpina?
Turpino Oy se busca para ti
nueva y sana medicina
Cleriano ¡Di, qué tal!
Turpino Quedó el amor tan ygual
que, si me echava a empujones,
me prometió en lo final
de remediar tus passiones,
si pudiesse;
aunque pensasse y supiesse
que las tocas la resgasse,
le dirá quanto quisiesse,
escuchasse o no escuchasse.
Cleriano ¿Dixo más?
Turpino ¡A la fe, más y remás!,
que hablada a Radiana,
que la respuesta sabrás
un día d’esta semana.
Será ansí.
Cleriano Turpino, haz tú de mí
buena cera y buen pavilo.
¿Qué harás, triste de ti,
que tu vida está en un hilo,
Cleriano?
Pienso serte bueno y sano,
que tú buscases la muerte
y tomarla con tu mano,
pues amor se muestra fuerte.
Turpino Necear.
Cleriano Hazme un plazer o pesar,
que no hables murmurando.
Turpino Antes quiero rebentar
en verte a ti estar penado
en tal congoja.
Cleriano ¡O pena que no me afloxa!
¡Muerte, evita este trabajo!
Turpino Dar, dar, habla con la roxa,
doze dará este badajo.
¡A, señor,
boto a tal, esto es peor!
Salte presto, porque veo
que viene a más y a mejor
el viejo ruin de Lireo.
Jornada
tercera.
Lireo, Ricreto,
Pinto y Tirado
Lireo ¡O más inportuna vida
que hombre humano sostiene!
¡O vida triste, corrida!
¡O vejez más abatida
que hombre humano mantiene!
¡O Ricreto,
paje más sabio y discreto
que de señor come pan,
si me tienes un secreto
contart’e todo mi afán.
Pues ventura,
me traxo a tanta estrechura
y a darme tantos cordojos,
y a que tal mala ventura
oyesse y viessen mis ojos.
Ricreto Mi señor,
dame cuenta sin temor
quién le da tanto pesar,
que plaziendo al Redentor
bien se podrá remediar.
Sin mentir
un refrán oy dezir,
y que ‛aquel que está escuchando
[/Av v/] su mal acaece oyr’.
[Lireo][8] Dios, pues tú eres de mi vando,
tú sabrás
mi querella sin compás.
¡O vida que tanto afana
a una noche que no amas!
Yendo a ver a Radiana
y a Marpina,
traydora, falsa, malina,
infiel a su señor,
no sé qué amor le encamina,
ni sé quién es el traydor
que la sigue,
quién es que assí me persigue;
¡o viejo desventurado!,
combatiola que se obligue
a tomar enamorado.
Yo escuchava
y mil vezes me tentava
el diablo a querer entrar,
y después me recelava
sólo por no perturbar
a mi hija,
si yo entrara a la partija
turbárala el coraçón.
Ricreto Ya no ay quien sufra ni rixa
aquesta tan gran trayción.
Marpinica,
muy bien sé yo que se pica
un poco de requebrada,
y que es p[ro]pria y muy bonica
para ser encoroçada.
Sin debate,
quiero tu merced me mate
sino le trillo la lana,
y sino doy un combate
a tu hija Radiana.
Lireo Mira, ve
allá a casa, por tu fe,
y estando hecha la cena
llama, que aquí esperaré.
Assí ayas buena estrena.
Ve en volandas.
Ricreto Señor, haré lo que mandas,
luego bolveré por ti;
de todas vías y vandas
te sirve, señor, de mí.
Lireo Dios loado,
pues la fortuna me a dado
tal mala ventura y suerte,
y pues se fue mi criado,
quiero yo tomar la muerte.
¡Ay de mí,
en mal punto acá nascí
pues me siguió tal ventura!
Tres géneros trayo aquí
para tomar muerte dura.
Quiero yr
sin la vida redemir,
pues que nunca me fue sana.
¿Qué nuevas podrás oyr,
triste de ti, Radiana?
¿Qué harás
quando la nueva oyrás
de la muerte que me atierra?
Pienso que trabajarás
morir de tu propria guerra.
¡Hijos, hijos,
al nacer mil regocijos,
desque criados hazéys
/Avi r/ por poneros en letijos
por a donde rebolvéys!
Gran contienda,
a unos costáys la hazienda
y a otros lo que an ganado,
y a mí sola aquesta prenda
honra y vida me a costado.
¡O mal mundo,
ya no ay mi par ni segundo!
¡O vario, traydor, mudable,
que tu lago tan profundo
una ora nunca fue estable!
¡Ay, qué hago,
que ya no me doy el pago!
Sal puñal, que tu as de ser.
De passar tengo este trago,
no me cumple detener.
Mas primero,
te ruego, Dios verdadero,
que perdones esta injuria,
ya me trae al pagadero,
Radiana, tu luxuria.
Hija mía,
piensa que más te quería
que a la lumbre de mis ojos,
mas ya quiero en este día
dexar cumplir tus antojos.
[…]
Pinto ¡A, Girado,
a balla, a balla, priado,
aguija, diabro, majote,
mirá que emparamentado
que verás un hidalgote!
¡Bide Dios,
voto a San que vastáys vos
ser proprio aquella que espanta,
o cuerpo ora non de nos,
dó hurtastes essa manta!
Girado Reventado.
Lireo Mucho más es empleado.
Pinto Que todo esso no es nada,
desvíate allá, Girado,
trocárele una pedrada.
¡Sus, dezí!
¿Qué diabros buscáys aquí,
venís a hurtar ovejas?
Lireo Duélete hermano de mí.
Girado ¡Di que dexe las orejas,
presto, presto!
Lireo Mucho más merezco qu’esto,
no cures darme pedradas.
Pinto No llaméys a nadie cesto,
c’os haré dar de nalgadas.
¡A trayción,
y on por vida de Sansón[9]
el cochillón me darás!
Lireo Mas sácame el coraçón
y ansina le ganarás.
Pinto Si haré,
dad acá, començaré.
Hinca la rodilla al suelo,
no medre vuestra mercé.
¿Mándasme que os rape el pelo?
Lireo Corta bien,
no gastes mas almazén
que me das pena crescida.
Pinto ¡ O cuerpo de Santarén,
n’os entiendo, por mi vida!
¿Qué dezís,
nos dexistes c’os murís
de terribre comezón?
[/Avi v/] Lireo Cierto, tú estás hecho cris.
¿No te dixe, neciarón.
y rogué,
que quisiesses por tu fe,
por sólo evitar mi mal
matarme, pues lo mandé
con el mi proprio puñal?
Girado ¡Sus que os ate!
Pues juro a San, sin debate,
de lo hazer muy ligero,
y on mala ravia me mate
si no hago como el carnero.
Pinto ¿Querés vos?
En las manos de los dos
vos dexarés el pellejo.
¡O cuerpo, ora non de vos,
echa acá esse cordelejo!
Girado ¡O, que abarcas
el pellejo a las comarcas!
¿Le doy por dos medios reales
o para aforro a dos arcas?
Lireo ¡Acabad presto mis males,
concluid!
Y de los dos me herid
el que fuere más artero.
Pinto ¡Juro a San, si viene el Cid
no nos levasse el cordero!
¡O mal grado,
que se nos avíe olbidado
lo mejor según que creo!
¿Cómo te llamas, cuytado?
Lireo Llámome el triste Lireo.
Girado ¡O maldito,
do al diablo qué negro apito
teníamos por le matar!
Desata poco a poquito
y tornémosle a soltar.
¡A, señor!,
dinos ora tu dolor,
que aunque acá somos pastores
tenemos un herrador
que enxalma de mil dolores.
Ved si es baço,
axaqueca o espinazo,
o quillotre o mal d’ijada,
si es essotro, quillotrazo.
Lireo Sacude otra badajada
mi pasión,
llega dentro al
coraçón.
No puede aver çurugano,
sino muerte por baldón
ea que el alto Soberano.
Pinto N’os entiendo.
Ydnoslo agora diziendo
que se pudiesse entender,
que mi mal se está riendo
de tu muy poco saber.
Girado ¡Hu, ha, ha!
Ora pues, señor, mirá
si habras con antiparo.
A fe, nosotros acá
siempre habramos muy craro.
Sea que quier,
nunca Dios me dexe ver
ni llograr a Marinica,
si yo vos puedo entender
y entiendo a la mi borrica.
Lireo ¡Ve, villano!
Pinto ¡Pardiós!, seros a más sano
que nos digáys vuestro mal.
[/Avii r/] Traeré unto de Milano
y un poco de unto sin sal
y dialtea.
Lireo Mucho más qu’esto s’emplea
en tan desdichado viejo.
Girado ¡Pardiós!, yo traya, mas sea
y on untazga de conejo.
¡Dilo cedo!
Ricreto Dios te haga alegre y ledo
y te guarde, mi señor.
Lireo Soy tan triste que no puedo.
¿Responde, buen servidor,
es ya ora?
Ricreto Vámonos, señor, agora
y sentarte as a comer.
Allá escuché a la señora
y hize por lo entender.
Lireo ¿Qué dezía?
Ricreto Dezía que se perdía
Cleriano en sus amores,
mas dezía que le cumplía
que le mostrasse favores
Radiana,
y que viniendo mañana
conciertan de te dexar.
La vellaca muy hufana
no hazíe sino tramar.
Lireo ¡O, amigo,
al tiempo doy por testigo
si él y ella no an su pago!
Vayan con el enemigo,
que los meterá en su lago.
Que a mi ver,
assí suelen suceder
estos negros amoríos.
Vamos agora a comer,
yo haré que queden fríos.
¡Quedaos a Dios!
Pinto Con él vayades los dos.
Señor, guardaos de otra tal,
prega a Dios que guarde a nos
de todo teribre mal.
¡A, Girado!,
esto está desencombrado;
durmamos, pésete el ciego.
Girado Mas antes tengo pensado
que jugássemos un juego.
Pinto Sus, por San,
sienta, que tiendo el gaván.
Girado Pon cabe nos los barriles,
trae la quajada y el pan,
jugemos los chanbariles.
Pinto Ora andar,
aquí me quiero assentar
y as de jugar sin renzillas.
¿Quiés primero merendar?
Girado Juguemos las quajadillas,
y jugadas
haremos las revanadas
y luego merendaremos.
No se vayan las manadas,
sino mal rato tendremos.
Pinto Echá, hermano.
Girado Ora sus echo por mano,
he una en nombre de Dios.
¡Digo bao! Si yo lo gano
que lo comamos los dos.
Ya son tres,
las quajadas van a diez.
He quatro.
Pinto ¡Pardiós, mentís!
[/Avii v/] Girado No, que al comer lo verés,
anque agora lo reñís.
Pinto No hu nada.
He tres, por santa bavada,
y ora tengo de hechar uno.
Girado Besad acá, gente honrada,
¿entendesme uno a uno?
Pinto Tres y siete.
Girado Ya baco, vellaco, asnete,
avía quatro y ora quatro.
Pinto ¡Mal huego queme al mamuete,
mentir, mentir cada rato!
¡Diabro tocho!
Girado Siete y ora una son ocho,
¡anda diabro!, ya son nueve.
Pinto ¡No más, por San Aguilocho,
no’s possibre que lo lleve!
Girado ¿Tú qué avías?
Pinto Otras siete eran las mías
y ora las que más haré;
tiro tres por San Jemías,
pague lo qu’essa mecé.
Saca el pan.
¿Traes el quillotra de Juan?
Revánolo delgadillo.
Girado Llega acá, pésete San,
esse barril y el tarrillo
de cuajada.
Pinto ¡O, qué buena vellacada!
Traes por quajada leche.
Girado Comamos que no va nada.
Pinto ¡Pardiós! Encima os lo eche.
Girado No harés.
Pinto Pues yo’s juro a Sant Andrés
que estoy en hondes de hello.
Girado Porque vos lo derramés
no se me da este cabello.
Pinto Helo ay.
Girado En mal punto para ti.
¡Toma, don hijo del diabro!
Pinto ¡Oh cuytado, mal de mí!
Pues mirá que lo que habro,
por San Gil,
don vellacazo cevil,
d’ir, don maldito sabueso,
a llamar al alguazil
c’os lleve a la cárcel preso.
Girado Pues andá,
ora sus, bueno será
caminar contra la greja.
¡Oh, qué diabro viene ya,
pardiós, aquel me semeja!
Jornada quarta.
Cleriano y Turpino. Pinto. Girado y Juan.
Cleriano Ven acá, dime Turpino,
ya tú sabes mi cuydado
y sabes aquel camino
que tenemos concertado.
Turpino Sí, señor.
Cleriano Ya sabes el mucho amor
que me tiene Radiana.
Dime agora, por tu honor,
¿paréscete si es galana?
Turpino Pese a tal,
voto a Dios no ay su ygual
de aquí a muy larga tierra.
Cleriano ¡Oh mal tan descomunal
cómo me mata su guerra!
[/Aviii r/] Gran passión
siento en este corazón,
un momento no me afloxa;
tener la santa afición
haze crecer mi congoxa.
Turpino Señor mío,
es tan grande el poderío
que tiene este amor ciego,
que su nombre y señorío
amata y enciende el fuego
en un momento.
Mas por dar contentamiento
a tu tan crecida llaga,
si yo estuve bien atento,
mirá qué mandó que haga
tu merced.
Cleriano Dilo tú y escucharé
con el sentido despierto.
Turpino Dixo que por la paré
entrássemos en su huerto,
y que dentro,
que nos pongamos al centro
allá en lo más escondido
y que nos saldrá al encuentro.
Cleriano ¿Qu’es esto que yo he oydo?
¿Y es verdad
que su crescida bondad
y su sobrada hermosura
quiere dar seguridad
a mi tan triste tristura,
es possible?
¡Yesús, yo soy imbesible,
Dios poderoso y benigno!
Turpino ¡Oh, qué loco tan terrible!
¡Cuytado de mí, Turpino!
Quiero, pues,
que entre las dos y las tres
vamos a hazer su mandado.
Cleriano Yo te mando sin revés
el mi sayo de brocado
y otra espada,
y aún otra capa frisada
y otras mil buenas estrenas,
pues sólo d’esta jornada
me traes nuevas tan buenas.
Turpino A de ser
que avemos de proveer
qu’esperemos o huyamos,
si requiriere correr
que no huyan más diez gamos.
Cleriano Haz de un arte
que sepas bien conservarte
con las armas que te diere,
que si sabes menearte
no temas quanto viniere.
Turpino Bueno va.
Luego, ¿en menearme está
y en mandar bien la royosa?
No ay más sino beme allá.
Quiero decirte una cosa:
que en verdad
no basta animosidad
ni blasones ni porfía.
Cleriano ¿Pues qué?
Turpino La seguridad
de la razón que te guía.
No soy viejo,
soy en espiriencia anejo
en plazeres y en pesares.
Echa en tu manga un consejo:
cúlpame si mal le hallares.
[/Aviii v/] La razón,
si la tuviesse un lebrón
y a un león le saltasse
con muy flaco corazón,
no dudes que lo matasse.
Pues se a vido,
un muy triste dolorido
con una razón que cabar[10],
condes aver combatido
y salir con fama y obra.
Mirarás,
que en lo que començarás
siempre a [Christo][11] lo encomendarás,
mil vezes lo pensarás
si falta algo en que lo enmiendes,
y mirado,
de sus yerros enmendados
sin qu’estés pensando en al,
con un ánimo esforçado
lo haz como liberal.
Y emagina,
que aquel que se determina
a hazer algo prestamente,
si es quien una vez atina
otras treynta se arepiente.
Ves aquí,
esto me paresce a mí
que rescibas con fe buena.
Mas quiero saber de ti
lo cantado cómo suena.
Sin embargo,
en lo demás dame el cargo,
que aunque venga el mundo todo…
Cleriano Aora hablas muy largo,
después pornás lo de lodo.
Turpino ¡No, no, no!
¡Boto a Dios que me crió
sino passan de sesenta,
de hazer que cobre yo
doblada fama sin cuenta!
Cleriano No más ya,
por la obra se verá.
Ordenemos la venida.
Turpino ¡O Jesús, qué bovo está!
Que dizes bien, por mi vida.
Cleriano Anda, vamos,
que si en t[ie]mpo nos hallamos
que la podamos sacar,
prometo que la traygamos
o morir, o reventar.
Haz la guía.
[…]
Lireo Ricreto, ya el otro día
te descobrí mi passión
y la pena que sentía
en mi triste coraçón.
Ricreto No, m’espanto
porque, señor, sufres tanto.
Pues al discreto y sabido
conviene susfrir quebranto
como a hombre bien ardido.
Lireo ¡O, señora,
madre de Dios rogadora
por el que los dos criastes,
en esta infortunia hora
favoresced mis desastres!
¡Mal criado,
oh Cleriano malvado,
mira que tu mala suerte
y la fortuna a ordenado
que yo te dé cruel muerte!
[/Aix r/] Tú procura
de conseguir tu locura
y sacar a Radiana,
mira que ay gran estrechura,
guarte no dexes la lana.
Luego, luego,
hablava el triste tan ciego
jurando que Radiana
a de costar sangre o fuego.
Y l’a de sacar mañana
a las tres.
Escucha bien y verés:
¡cría hijos con regalo!
Ricreto El proprio quererlos es,
regalarlos con buen palo.
Bien pensavas
que porque allí la encerravas
sería mucho mejor,
y a una suzia la fiavas
hablando con salvonor.
Pues tu daño,
quando receles engaño
y lo quieras evitar,
conoce primero el paño
y después hazlo cortar.
No sé tal
para evitar este mal
que adelante no passasse,
sino que como Aníbal
tu merced determinasse
de aguardar,
poniéndote en un lugar
donde nadie no te sienta,
y en sacándola saltar
y ponellos en afrenta.
Lireo Sea ansí.
Yo prometo desde aquí
de rescebir tu consejo.
Ricreto Tómele, señor, de mí,
aunque yo no soy muy viejo.
[…]
Pinto ¡On a on
aquel bellaco albardón!
Soncas, él de aquí huyó.
¡Doy al diabro mamilón,
la puta que lo parió!
¡Ha Juan, Juan,
aguija, diabro, albardán,
si quisieres ser mi amigo!
Juan ¿Qué me quieres, ganapán,
o cuerpo de San Rodrigo
acaso?
Pinto Pues quiérote contar yo,
el vellaco de Jirado
endenantes me meoso
y on no lo tengo vengado.
Juan Pues, ¿qué quieres,
que si por dicha me vieres?
Pinto Assido con él al pelo
que le traves do pudieres
y le echemos en el suelo.
Él verná.
Juan ¡Pardiós, yo le veo ya!
Escóndete allá, zagal,
y entrando sal acá
y asgámosle por su mal.
[…]
Girado Compañero,
por Sant Florín del Otero
que te tengo de abraçar.
Pinto ¡Ha, don puto majadero
que aquí me avéys de pagar
[/Aix v/] lo passado!
Juan Sus, ten paciencia, Girado,
pues tú no puedes her más.
Pinto ¡O qué orillo tan honrrado,
ponle las manos atrás!
Girado ¡Ay hermanos!
Pinto Tus cabellos no son llanos
y por ellos ygualar,
pelando como milanos,
te los tengo de pendar.
Juan, andar,
no sé a quien veo assomar.
¡Uno, dos, tres, qué respingo!
¡Ora sus, y os ampañar!
Aguijar, ola, Juan, digo.
Jornada quinta.
Cleriano/ Turpino/ Marpina/ Radiana/ Lireo/ Ricreto/ Sacerdote/
Juanillo/ Pinto.
Turpino ¡A señor!,
puedes entrar sin temor,
ninguno paresce aquí.
Como haze buen frescor,
passémonos hazia allí
y escuchemos,
porque de presto veremos
salir aquí a tu señora
y muy a punto estaremos.
¡O como es propria ora!
Cleriano ¡Óyete!
Turpino Mas oya vuestra merced.
Bueno, bueno. ¡O, qué veo,
la moça es, por buena fe!
Cleriano Yo digo que no lo creo.
¡Ella es!
Marpina Yo, señor, beso tus pies.
¡Albricias!
Cleriano Yo te las mando.
[Marpina][12] Quiero que os certifiqués
que mi ama está esperando
de verdad.
Los dos aquí me esperad
que allí avemos de salir,
y muy quedicos estad,
nadie os oya rebullir.
Cleriano ¡Qué graciosa!
¡Vala el diablo, qué donosa
es la moça Marpineta!
Turpìno Lo que no tiene de hermosa
bien le sobra de discreta.
No la alabo.
Cleriano De alegría en mí no cabo,
yo no sé qué puede ser.
Turpino ¡Mas bésame acá en el rabo,
quando me quiera per!
¿Sabes qué?
Yo te diré lo que fue,
barruntas el alegría.
Cleriano ¡Mala pascua Dios me dé
sino se allega mi día!
Turpino ¡Bueno estás!
Yo juro a Sancto Tomás,
trabajo es ser centinela.
Siéntome, si tú querrás,
encima d’esta rodela.
¡O qué cuento!
Ves, voto a Dios, ya me siento,
no me embaraça la cola.
Cleriano Passito, passo, con tiento
no roda más una bola.
[/Ax r/] No de veras,
por un poco más cayeras.
¿Do aprendiste a boltear?
Turpino ¡Ay, ay, triste mis coderas!
¡Ay, triste, voyme a acostar!
¡Qué dolor!
¡Yo juro a nuestro Señor
que me removía los dientes!
¡A señor, tengo color!
Cleriano ¡Di, torpe, tú no lo sientes!
Ea, agora,
que ya viene mi señora,
Turpino, ponte en primera.
Alégraste, triste, agora,
con vista tan plazentera.
[…]
Reyna mía,
no pensé de ver el día
de tal gloria para mí.
Turpino ¡Boto a Dios del alegría,
también cabrá parte a ti!
Cleriano Cierto. Es tal
tu figura angelical
que me heriste en un día,
que tanto sentí mi mal
que de veras me moría.
Y an no miento,
porque en verdad mi tormento,
mi gemir y sospirar
fue tanto, que yo no siento
poderte nadie contar.
Mi fatiga
érame muy enemiga
que no lo querrás creer,
érame muy enemiga
la alegría y plazer.
Radiana ¡Para! Cupido
me mandó hiziesse partido
contigo, pues te ganava,
y que no echasse en olvido
a quien nunca me olbidava.
Puedes ver
si te he querido querer
y querré como a mi vida,
mas vergüença me hizo ser
contigo desgradescida.
Mas Amor,
como asoluto señor
de todos los amadores,
me mandó que sin temor
remediasse a tus dolores.
[Cleriano][13] Quando vía
tu presencia y gloria mía
las vezes que Tebas[14] hablava,
doblada pena sentía,
tal, que nunca sosegava
mi vivir.
Radiana Pues quando os vía venir
estava esperando atenta,
si de vos oya dezir
me hallava muy contenta.
Cleriano No lo creo.
Radiana Cierto. Mi padre Lireo
un día me preguntó:
¿Qué has hija?. Di, sin rodeo.
Mas nunca lo dixe yo.
Marpina Mas dixeras,
triste, en que pena incurriera,
mala fuera para ti.
Radiana Yo te prometo, de veras,
tan negra fuera para ti.
[/Ax v/] Yo le quiero,
mas prométeme primero
ser leal como yo soy.
Cleriano A fe de buen cavallero
por tuyo y leal me doy.
Marpina Pues sus, vamos.
[…]
Lireo Antes que de aquí salgamos
sin tener mucha audiencia,
se a de saber qué hagamos.
Cleriano Pues Lireo, con paciencia.
Lireo Mas sin ella,
tengo de vos gran querella
de tan gran vellaquería.
Ricreto A la fe, tened d’ella,
que yo lo mesmo haría.
Echad mano.
Cleriano No me hallarés, tirano,
lo que yo quiero me dixo.
Sacristán Mirad a Dios soberano
puesto en este crucifixo;
con paciencia,
tened mucha reverencia
a señor tan excelente,
mirad el cargo de conciencia
que se sigue, buena gente.
Lireo Soy contento
de tener acatamiento,
aunque a sus pies me matasse.
Cleriano No soy tal ni tal consiento
que ante Dios tal mal passasse.
Sacristán ¡A, señor!
Dezidme por vuestro onor,
aunque sea descortesía,
por qué fue este rancor
que assí tan mal se reñía.
Lireo Yo he plazer
de os lo hazer saber.
Sabed que este galán,
por tener en qué entender,
quiso tener este afán,
en que afana
a essa llaman Radiana,
mi hija que no deviera,
pues que de su propia gana
tomava tan ruyn manera
de vivir.
Él quísola requerir,
de amores ya l’a vencido.
Sacristán Señor, yo quiero dezir,
lo que a mí me a parescido.
Con licencia,
me den un poco de audiencia.
Miren bien mi parescer,
tiene el valer y presencia
y sea ella su muger.
[…]
Turpino ¿No’s paresce?
Puede ser y an acaece
hazella alguna ventaja.
Lireo Y an quiçá no la merece.
Sacristán Sus, dexad essa baraxa
y sed cierto
que se a de dar un concierto
antes que vaya de aquí.
Despósense en encubierto,
si os paresce sea ansí.
¿Vos queréys?
Cleriano Yo haré quanto mandéys.
Sacristán ¿Y vos, señor?
Lireo No quisiera.
Sacristán ¡O, por Dios, no lo estorvéys!
Lireo Ora, hágasse que quiera.
[/Axi r/] Sacristán Pues amigos,
yd y buscad dos testigos,
los primeros que hallardes.
Turpino Dos segadores de trigo,
los primeros que topardes.
Sacristán ¡Qué acertar!
Dios lo quiso assí ordenar.
El crucifixo es comprado
y va para mi lugar,
qu’el Concejo le a pagado.
Cleriano Mi señor,
Cupido, el falso traydor,
me forçó ser descortés,
mas el passado herror
suplico que perdonés.
Dios quisiera
que yo nunca acá nasciera
antes que hazeros pesar.
Lireo ¡Ora sus! Ya hecho era.
Dios os quiera perdonar.
¿Qu’es de ti?
Radiana Señor padre, veysme aquí;
pues yo cometí el error,
el sacrificio sea en mí,
no padezcáys vos dolor.
Mas mirad,
que a la sapiencia y bondad
y al gran seso y gran sentido,
lo ciega la ceguedad
del niño ciego, Cupido.
No bastó
que me defendiesse yo
ni inconvinientes mirasse,
con su fuerça me forçó
que por suya me entregasse.
Husó de cruel villano
y me mandó ser penada,
si mandáys, dadme la mano,
y sea yo perdonada.
Sacristán Razón es
que, señor, la perdonéys,
pues conoce su pecado.
Lireo Toma, y nunca tal obréys
qu’es caso muy afeado.
Ricreto Vos, rabosa,
descreo, doña mocosa,
si por vuestros lindos trotes
en una burra sarnosa
n’os hago dar cient açotes.
Turpino Sus, señores,
he aquí traygo dos pastores
que bastarán por agora.
Pinto Hide Dios, qué ricas frores.
¡Valasme, nuestra Señora!
Juanillo Voto al cielo
de sentarme en este suelo,
y an luego lo quiero ber.
¡ O hi de puta, qué pelo!
Pinto ¡Hi da ruin, podés vos ser,
do al demoño!
Sacristán Ordénese el matrimoño
de Cleriano y la dama.
Juanillo ¡Nunca tú llegues a otoño,
hi de puta, cómo trama!
Sacristán ¿Ay, señor, inconvinientes
que manda Dios que se guarden?.
¿Por ventura son parientes?
Pinto Yo’s digo que le enalvarden.
Turpino No lo son.
Sacristán ¿Prometió ella religión
[/Axi v/] o voto de castidad?
Ricreto Do al diablo el alvardón,
agora le enalvardad.
Sacristán ¿Es casada,
o dezime, es desposada
o a dado palabra alguno?
Juanillo Mas miralda si es capada,
después besalda en el culo.
Lireo No lo a sido.
Pinto ¿Y si lo hizo escondido
que no lo viessedes vos?
Lireo ¡Calla, diablo dolorido!
Ni lo es ni fue, juro a Dios.
Sacristán Sin tardar
los tengo de desposar,
pues están ya concertados.
Lireo Quando se ayan de casar
yo daré diez mil ducados.
Cleriano Yo profiero,
a fe de buen cavallero,
que sin las cosas de casa
de dar seys mil en dinero.
Juanillo ¡Ox, qué come aquella brasa!
¡Qué seys mil!
Ora digo por Sant Gil
que miente desatentado.
Turpino ¿Será verdad, Don Cevil?.
Pinto Si, si… Si los a hurtado
dad acá.
Sacristán Pues vuestra merced, señor,
por muger de Cleriano.
Lireo Di «sí».
Ricreto Sí.
Turpino. Si será,
pues que plaze al Redentor.
Juanillo ¿No as oydo?.
Pinto [15] Y vos os dais por marido
y esposo d’esta hermosa,
yo lo mesmo.
Sacristán Ya está dado.
Abradme aquella rosa.
Pinto ¡Al lobazo
doy al diabro el clerigazo!
¡Y cómo se regozija!
Turpino Ven acá, dame un abrazo,
que nuestro es el día, hija.
Sacristán ¡Sea oydo!
Por merced, señora, os pido
que biváys limpia y honesta,
sed muy leal al marido
y nota bien lo que resta.
Miraréys
que muy obediente estéys
siempre a vuestro señor padre,
servidle, pues, que le veys
sin muger y vos sin madre.
Cada ora
le consolaréys, señora,
vos y el señor Cleriano,
también os guardá a desora
de huñas de otro milano.
De más d’esto,
vos, buen señor, sed honesto
y leal a la muger,
mirá q’uel diablo es tan presto
que os querá mal rebolver.
No riñáys
ni ningún mal la hagáys,
sino le oviere causado,
aunque de fuera vengáys
como otros, enojado.
Si riñere,
o començare o quisiere,
[/Axii r/] que lo digo a la rasa,
que si nadie no lo viere
os acojáys a mi casa.
Cleriano ¿Cómo qué?
Sacristán Digo, porque la traeré
a poneros en paz luego.
Juanillo ¡Cuerpo de santo Tomé
no miras el puto crego!
Pinto ¡Digo bao!
Sos vos aquel que en Bilbao
açotaron abrá un mes.
Sacristán ¡Dexá d’esse barambao!
Pinto ¡A, vos sos, no lo negués
compañero!
Vamos a ver el apero
no nos le ayan hurtado.
Juanillo ¡Voto a sant Juan, compañero,
más habraste que un letrado!
Pues yremos.
Lireo Pues, sus, todos nos yremos.
Pinto ¡Sea ansí por sant Benito!
Sacristán ¡Pardiós! Primero cantemo
un salado villancico.
Juanillo Bien habró.
¿Mas querés c’os eche yo
el mi boz gordo por baxo?
Sacristán ¡La puta que te parió,
ora te escucha, badajo!
Fin.
Villancico
Haze amar y no es amor
el traydor.
Haze amar y no es amor.
Haze amar con afición
y da contino cuidado.
Mete al amante en prisión
do muere deseperado.
Soy testigo yo, cuytado,
y mi dolor,
que haze amar y no es amor.
Laus deo.
[1] Este personaje aparece con diferentes iniciales a lo largo del texto. En esta parte aparece como Lirado, pero en el Introyto aparece como Girado y a lo largo del texto a veces como Tirado. No hemos podido determinar la causa, si se trata de un error tipográfico, o tiene algún valor semántico.
[2]
Habría otra posibilidad de trascripción que podría ser igualmente válida: y el macho de la cipreste.
[3] Otra posibilidad de trascripción sería la siguiente: aquel traydor Can Cerbero.
[4] En el texto aparece como enejos, pero hemos decidido cambiarlo por enojos por considerar que se trata de una errata.
[5] En el
texto aparece como desseyes pero
hemos creído conveniente actualizarlo en la forma de dessees.
[6] Nos parece extraño el uso de la consonante doble en este punto. Hemos decidido mantenerla y hacer esta lectura del texto para respetar la rima. También podría haber una segunda lectura del texto: Prometo, te confessava, que podría resultar más coherente, pero en ese caso no respetaríamos la rima.
[7] En el texto aparece en la forma masculina: temprano, pero hemos decidido cambiar por la forma femenina por concordancia.
[8] El personaje de Lireo está omitido en el texto, pero por coherencia se ha pensado que este parlamento
le corresponde.
[9] También
podría leerse el texto: y on por vida de
San Son.
[10] No tenemos clara la interpretación de esta palabra, que además rompe la rima. Dejamos por ahora esta opción en espera de encontrar otra más apropiada.
[11] En
el texto aparece la contracción Xpo.
[12] En este caso también hemos añadido el personaje de Marpina por considerar que se trata de su parlamento.
[13] El parlamento de Cleriano en el texto empieza en el verso siguiente, pero por coherencia, consideramos que debería empezar en este verso.
[14] No sabemos exactamente a qué o a quién se refiere en este punto con el nombre de Tebas. No se trata de ningún personaje que aparezca a lo largo de la obra, y a lo único que nos remite es a la ciudad griega. Se podría pensar, quizá, en la referencia a algún oráculo.
[15]
Estamos seguros de que este parlamento pertenece a Pinto. Parece que en el
texto hay una errata, porque en vez de encabezar el parlamento con la inicial P, aparece con